En realidad, lo de montar en globo, tener un hijo y sembrar un árbol no es tan cierto. No en épocas de corresponsabilidad con el medio ambiente y la sostenibilidad. Una persona sin hijos, que se mueva en auto particular la mayoría del tiempo, que tenga los electrodomésticos básicos y coma carne más de tres veces por semana tendría que reponer con 46 árboles su huella de carbono. Así que lo que hay que hacer en la vida, más de lo que dice en famoso adagio de sembrar un árbol, es ser responsable con el planeta.
Ahora bien, la medición de la huella de carbono no sólo se está haciendo con personas, sino también con pymes, industrias, restaurantes y otras compañías que por medio de este indicador pueden conocer cuál es su impacto con el medio ambiente y tener información precisa sobre su responsabilidad ambiental, como uno de los factores que contempla la sostenibilidad social empresarial.
En el país hay 35 empresas que ya se han acogido al programa de la Corporación Fenalco Solidario, que no sólo les mide su huella de carbono, sino que además les hace un acompañamiento para compensar y reducir su impacto y adoptar nuevos comportamientos en toda la cadena de valor de la compañía. El 60% de las empresas que se han acogido a prácticas de responsabilidad social empresarial de la Corporación operan en Medellín y algunos ya han avanzado en acciones que redundan en buenas prácticas, como la compensación por medio de siembra de árboles, cambio de luminarias por luz ahorradora o incluso por paneles de energía solar.
Sandra Patricia Sierra Vélez, directora ejecutiva de la Corporación Fenalco Solidario, asegura que la responsabilidad social no se trata de una acción filantrópica y que lo menos que se necesita es dinero para su implementación, pues lo fundamental es la decisión de la cabeza de la compañía. Según Sierra Vélez, en Colombia el 64% de las empresas invierte más del 10% en responsabilidad social, debido a que se ve la retribución, pues este tema no se ciñe únicamente a lo ambiental.
Una empresa socialmente responsable también debe buscar que sus proveedores, por ejemplo, también tengan políticas responsables ambiental y socialmente. Al igual que sus empleados adopten comportamientos para reducir la huella de carbono, como por ejemplo apagar los computadores en las noches o el aire acondicionado mientras nadie está en la oficina.
Para impulsar con mayor decisión la responsabilidad social, Sierra considera que también se necesita el apoyo del sector público, para que desde la contratación estatal se incentive y se premie a las compañías que tengan buenas prácticas ambientales y sociales. De esa manera “a medida que los actores relevantes del país vayan adoptando una cultura, esto se va a volver una bola de nieve”.
Sin embargo, queda la pregunta que para contrarrestar crisis ambientales como la que acaba de afrontar la ciudad, no son únicamente acciones individuales o públicas desconectadas las unas de las otras.
Medellín será sede del 10 al 12 de octubre del foro Ciudades Bajas en Carbono.