Cuando Empresas Públicas de Medellín nació, en 1955, la ciudad tenía 500 mil habitantes. Para ese entonces, el servicio de acueducto en las 10 localidades del Valle de Aburrá corría por cuenta de entidades municipales.
A comienzos de la década de los 60, la empresa abordó los diseños de una gran red de distribución de agua potable. Se construyó así un sistema de tratamiento y cobertura de acueducto que integró al embalse La Fe, en el municipio de El Retiro, Oriente antioqueño, con la planta La Ayurá, en Envigado.
Durante casi 60 años, esta infraestructura ha abastecido del líquido a los habitantes de los municipios de La Estrella, Sabaneta, Itagüí y Envigado, además de un vasto sector de Medellín a través de los circuitos Nutibara, Campestre, Las Brujas, Los Parra, Belencito y Ayurá.
Con una inversión de $113.000 millones, desde 2019 EPM adelanta la modernización de la planta de potabilización La Ayurá y el embalse La Fe, con lo que se busca garantizar la sostenibilidad del agua en los Valles de San Nicolás y Aburrá.
“Es una estrategia de seguridad hídrica para el territorio que nos asegurará el suministro para los próximos 50 años en la zona metropolitana y Rionegro, que ya está interconectado con este sistema de acueducto”, destacó Santiago Ochoa Posada, vicepresidente de Agua y Saneamiento de EPM.
Con estas obras, La Ayurá ampliará su capacidad de cobertura a 500.000 habitantes más y generará mayores caudales de potabilización. Este incremento posibilitará el intercambio de volúmenes de agua con la planta Manantiales, ubicada entre Bello y Copacabana.
“Así, tendremos un sistema dual de sur a norte, o viceversa, que nos permitirá mover la distribución del agua, según la oferta de cada uno de los embalses y los territorios. Esto nos dará mayor confiabilidad en el suministro del líquido”, acotó el directivo.
Suministro de agua y generación de energía
La planta de potabilización La Ayurá es un complejo que conlleva fases hídricas e hidroeléctricas. Mediante gravedad, el caudal sale del embalse La Fe por un túnel subterráneo y luego desciende por tres tubos de 24, 32 y 36 pulgadas de diámetro hasta el pozo de una microcentral hidroeléctrica. Allí, una turbina genera 18 megavatios de energía.
“Para el funcionamiento de la planta se utilizan tres megavatios; los 15 MW restantes la empresa los entrega al sistema interconectado del país para su venta”, señaló Santiago Barrera Montoya, ingeniero jefe de la planta de potabilización La Ayurá.
Después de generar energía, el agua ingresa a la estructura de almacenamiento donde recibe los diferentes procesos: filtración, desinfección, coagulación, floculación, sedimentación, alcalinización, preoxidación, potabilización y distribución.
“Con cloro eliminamos cualquier carga microbiana que esté presente en el agua y al final se le hace una alcalinización, que es un manejo de la acidez para no corroer las tuberías. Con pruebas de laboratorio, acá mismo en la planta, hacemos un monitoreo permanente del agua que suministramos las 24 horas”, explicó el ingeniero.