Danilo y Andrés Eduardo, profesores de violín, así como Santiago, docente de viola, hacen parte de la historia de la Escuela de Música de El Poblado. El primero, además de formador, es el actual director de esta sede de iniciación y enseñanza musical.
Los tres fueron alumnos de la misma escuela en la que hoy transmiten sus conocimientos sonoros a más de 200 estudiantes de la comuna 14 de Medellín. Así mismo, a estos tres licenciados en Educación Musical de la U. de A., y ahora compañeros de equipo, los une su entrañable amistad y el amor por los instrumentos de cuerdas frotadas.
“Esto es una muestra de lo que es la escuela. Somos una gran familia donde todos nos conocemos, compartimos vivencias, logros, retos y nos apoyamos para seguir adelante. Este espacio hace parte de mi vida, acá conocí a mi actual esposa y todos los ‘profes’ son mis amigos. Todos tenemos un gusto común, la música”, destaca Danilo Córdoba Mejía, director de la Escuela de Música de El Poblado.
Incluso, la relación de Danilo y Santiago es más fuerte aún, pues además de coincidir en la escuela de música como alumnos y profesores, también fueron compañeros en primaria y secundaria en la Institución Educativa La Paz de Envigado. Los dos han potenciado los propósitos de este proyecto artístico en el suroriente de Medellín.
“Yo comencé en 2001 en la escuela. En ese entonces quedaba por el mall La Visitación, en la transversal Inferior. Ahí estuvo como cuatro años. Luego la pasaron por la Loma de Los González, donde funcionó durante cinco o seis años. Después en Manila operó en dos sedes. Y acá en Santa María de los Ángeles llevamos 14 años”, cuenta Santiago Narváez Sosa, profesor de viola de la Escuela Música de El Poblado.
Antes de decidirse por la licenciatura en Educación Musical, Andrés Eduardo y Santiago estudiaban Biología e Ingeniería Eléctrica, respectivamente, pero el embrujo de las cuerdas frotadas los atrapó y los encaminó nuevamente por las artes sonoras. Ellos dos, al igual que Danilo, han coincidido en grupos, bandas y orquestas afines a la Red de Escuelas de Música, lo que les permitió recorrer escenarios, visitar otros países y conocer culturas diferentes.
“La música es un viaje constante que no para de darte sorpresas. Gracias al violín he visitado muchos países de Suramérica, Europa, Centroamérica… ah, y hasta Canadá. Me ha dado a mí y a ellos dos, a Danilo y Santiago, la posibilidad de integrar agrupaciones y proyectos musicales y filarmónicos como Iberacademy, entre otros. Por eso a mis alumnos siempre les insisto que se entreguen a la música con amor, pues es un camino que trae muchas oportunidades”, comenta Andrés Eduardo Bolaños Posada, profesor de violín de la Escuela Música de El Poblado.
De las 27 escuelas de música que conforman la Red de Músicas de Medellín, la de El Poblado es una de las 14 sedes de cuerdas frotadas. Es decir, todos aquellos instrumentos que se tocan frotando con un arco: violines, viola, cello y contrabajo.