“Mi energía es sobrenatural”, dice Liliana Estrada. Y no habría una mejor manera de describir a esta mujer que lleva casi 40 años en el mundo de la televisión regional y nunca ha descansado. Empaque y vámonos era el nombre de uno de los programas de su empresa, TV Cámaras, pero no es para nada el lema de su vida:
“Yo quiero trabajar hasta el final de mis días… No me concibo de otra forma”.
La historia de TV Cámaras, Teleantioquia y del programa De boca en boca, su sello personal, empezó casi al mismo tiempo, y con el mismo ímpetu, en el año 1986. El nacimiento del primer canal regional de Colombia coincidió con el regreso de Liliana Estrada de Estados Unidos, después de estudiar una especialización en cine y televisión. Ella llegó con los conocimientos que muy pocos tenían en aquella época en Medellín, unos equipos de televisión nuevecitos que había comprado en Nueva York, y todas las pilas puestas.
TV Cámaras nació como un emprendimiento familiar, y Liliana era la camarógrafa y la editora, lo que era muy extraño en aquella época. En eso y en muchos otros aspectos ha sido pionera:
“Cuando nació el periódico El Mundo, en 1979, empecé a trabajar allí como reportera gráfica. Luz Elena Castro y yo éramos las únicas que ejercíamos ese oficio en el país. Rompimos esquemas”.
El primer programa que creó TV Cámaras fue De boca en boca, un espacio que se convirtió en una marca, una cantera de talentos y una ruta a seguir para todos los realizadores y productores de la televisión regional.
“Desde el primer momento tuvo un éxito rotundo -cuenta Liliana-. No era un programa feminista, pero sí un programa realizado totalmente por mujeres, que contaba todos los temas que estaban de boca en boca; la idea era resaltar las cosas positivas. Yo, que soy diminuta, era la camarógrafa, y en aquella época quedé embarazada de mis mellizos… ¡Y trabajé hasta 15 días antes del parto!”.
Con Teleantioquia como plataforma para sus producciones, TV Cámaras se convirtió en una gran empresa, y es hoy la única de las programadoras de aquella época que sobrevive. ¿Cuál es la razón?: “Nosotros hemos aprendido a reinventarnos; cada dos o tres años cambiamos el chip”. La primera etapa de la televisión regional fue muy compleja para estas empresas que estaban creando un negocio completamente nuevo en la ciudad.
“No era fácil vender publicidad, porque las empresas no creían en Teleantioquia”.
La segunda gran prueba de fuego para TV Cámaras y las otras programadoras locales y nacionales surgió con el nacimiento de los canales privados, Caracol y RCN, en 1998. “¿Qué nos tocó hacer? Dejar de ser programadoras y convertirnos en productoras para terceros”. De esta nueva etapa surgieron productos icónicos como El Informador, Empaque y Vámonos, 100 historias de vida, Mujeres sin miedo, La verdad sea dicha … Proyectos que marcaron otro hito, porque le dieron un nuevo aire a las empresas que se habían creado alrededor de la televisión.
La otra reinvención llegó con la era digital, que implicó no solo la renovación de todos los equipos audiovisuales, sino la adaptación de la mente y el oficio. “Pero yo soy ‘la mujer sin miedo’ ” -dice Liliana-. Nuevas ideas, nuevos productos, nuevos esquemas. Hace 14 años nació el Concurso Microhistorias Digitales, como una manera de conectarse con las nuevas generaciones; y, posteriormente, el programa De boca en boca dio el salto de la pantalla de televisión a las redes. Cerca de 200 entrevistas de los últimos años que pueden verse en Youtube, al igual que las joyas que TV Cámaras ha estado digitalizando de su valioso archivo.
Cerca de cumplir los 40 años como empresa, ¿qué sigue para TV Cámaras? En eso de reinventarse, Liliana Estrada es experta:
“Somos una marca poderosa y nuestra trayectoria es una ventaja para acreditar experiencia y logros. Es el momento de buscar quienes nos acompañen a sumar competitividad e innovación. Necesitamos socios para dar este salto adelante”.