El 13 de agosto, durante la instalación de la Comisión Accidental 182, convocada por el concejal Alejandro De Bedout para debatir los retos planteados por las viviendas turísticas en la ciudad, se reiteró una información que parece contradecir la percepción general: cayó la oferta de estos inmuebles.
Para La Lonja, dicha caída fue del 10.9 % en Medellín, es decir, 1.327 viviendas de renta corta menos, en comparación con las 12.200 estimadas por esa misma agremiación, en diciembre de 2023. En El Poblado, donde se concentra el mayor número de ellas, la baja fue del 1.4%, para un total, hoy, de 4.241.
650 millones de dólares facturarán las viviendas turísticas este año, en el país. (Instituto de Turismo de Bogotá)
Se trataría de un fenómeno temporal, fruto del paulatino traslado de esa oferta hacia opciones aparentemente menos problemáticas, como las decenas de nuevos proyectos urbanísticos concebidos como de vivienda turística o de renta corta.
“Cuando entreguen esos proyectos, aumentaría la oferta de estos alojamientos y, de paso, disminuiría la presión para la vivienda turística dentro de copropiedades residenciales, que hoy presenta tantos inconvenientes de seguridad y convivencia”, dice el corporado, quien reconoce que ésta es apenas una arista de un tema más complejo.
2.928 viviendas turísticas tiene Laureles, el segundo sector con más oferta de Medellín.
“Sabemos que en El Poblado abundan estos proyectos, en Castropol, en las lomas, en Los Balsos; no estamos en contra del progreso. Lo que no nos parece es que se levanten esos edificios para renta corta en zonas residenciales, en barrios tradicionales de familias, como en Santa María de los Ángeles. Creemos que deben convivir ambas realidades, sin pasar una por encima de la otra”, indicó.
Para De Bedout, la aparición de este tipo de alojamientos debe incluirse en la discusión sobre el nuevo Plan de Ordenamiento Territorial del Distrito (POT), en cuanto al uso del suelo para esta clase de viviendas, en diferentes zonas de la ciudad, priorizando las realidades de los sectores con clara vocación residencial.
74.9 % del alojamiento en Colombia es vivienda turística. (Registro Nacional de Turismo)
La segunda sesión de esta comisión será citada para mediados de octubre, con el fin de hacerle seguimiento a los compromisos adquiridos por la institucionalidad distrital. “Por ejemplo, la secretaría de Turismo debe vigilar que las viviendas de renta corta, ofrecidas en estas plataformas digitales, sí cumplan con los requisitos de la Ley de Turismo. La Policía de Turismo también estuvo convocada y debe dar respuesta por los temas de ruido, de consumo de sustancias psicoactivas y la prevención de cuestiones tan delicadas como la potencial explotación sexual infantil en esos inmuebles”.
Negocio en auge
A la mencionada sesión en el Concejo de Medellín asistieron los titulares de varias secretarías, como la de Turismo y de Gestión Territorial, al igual que Policía de Turismo y gremios del sector turístico e inmobiliario, entre otras entidades. La ciudad lidera el escalafón de dinero transado con motivo de alquileres de renta corta. Según Airbnb, la plataforma de negocios para viviendas turísticas más popular del mundo, en Medellín, los entonces 12.200 inmuebles ofertados on line, facturaron cerca de 80 millones de dólares, durante 2023. Eso representó el doble que Bogotá y cuatro veces más que Cartagena.