El agua subterránea representa el 30 % del agua dulce del planeta y es fundamental para el mantenimiento de los ríos durante las temporadas secas. En el Valle de Aburrá, existen tres tipos de acuíferos: libre, semiconfinado y el de la Dunita de Medellín, cada uno con características específicas según su profundidad. La gestión de estos acuíferos es clave para asegurar la disponibilidad de agua y el equilibrio ecológico del territorio.
El Área Metropolitana del Valle de Aburrá, a través del proyecto REDRÍO, ha consolidado 92 puntos de monitoreo para explorar y gestionar las aguas subterráneas del territorio. Este proyecto incluye 62 aljibes, diez pozos, seis manantiales, cinco totalizadores de agua lluvia y nueve piezómetros, herramientas que permiten medir y controlar el nivel del agua subterránea. La iniciativa reúne al sector industrial y a la ciudadanía en una red que promueve la calidad y la sostenibilidad de este recurso.
El monitoreo de las aguas subterráneas abarca aspectos como la cantidad, calidad, temperatura y la formación geológica del agua, cruciales para determinar su uso en actividades industriales, domésticas y agropecuarias. Alejandro Vásquez Campuzano, Subdirector Ambiental del Área Metropolitana, destacó la importancia de este seguimiento:
“Los monitoreos nos permiten tomar decisiones mejor informadas para asegurar la sostenibilidad del recurso a largo plazo”.
Luis Arnoldo Restrepo, usuario del proyecto, explicó cómo el acceso al agua subterránea ha beneficiado su negocio de lavado de vehículos al reducir el consumo del acueducto y los costos de recirculación de agua. Este tipo de aprovechamiento muestra cómo la gestión responsable del agua subterránea puede tener un impacto positivo en el uso de recursos hídricos en la región.