No importó que fuera lunes o que en el cielo hubiera algunas señales de lluvia probable: los pasillos y los alrededores de la taquilla del Teatro Metropolitano estaban llenos de personas llegaron para ver y escuchar a Pablo Sáinz – Villegas.
Este artista es considerado por muchos como el intérprete de guitarra clásica más destacado en el mundo. Y la gente no quiso perderse esta oportunidad. Con este concierto, el Teatro Metropolitano cumplió uno de sus deseos permanentes: que en sus eventos haya gente de todas las edades, oficios, géneros.
Durante su concierto, este autor español interpretó un repertorio que incluyó melodías de Enrique Granados (Danza Española nº 5, Andaluza, de las 12 Danzas españolas, op. 37 ), Joaquín Rodrigo (Invocación y danza, Homenaje a Manuel de Falla), Francisco Tárrega (Capricho árabe), Gerónimo Giménez (Intermedio de La boda de Luis Alonso) Isaac Albéniz (Asturias – leyenda -, de la Suite española, op. 47 Mallorca – Barcarola-, op. 202 Torre Bermeja, de las 12 Piezas características op. 92). Pablo Sáinz Villegas también interpretó melodías de Francisco Tárrega (Recuerdos de la Alhambra Gran Jota Duración).
Sobre el repertorio, escribió Juan Fernando Velásquez O, músico y experto en Musicología, para el programa: Pocos instrumentos musicales están tan estrechamente entrelazados con la construcción de una identidad sonora de ‘lo nacional’ como la guitarra. Desde la rica tradición de los vihuelistas del Renacimiento, a los quintetos con guitarra compuestos por Luigi Boccherini en el siglo XVIII, y las innovaciones que introdujeron Fernando Sor y sus sucesores en el siglo XIX, la tradición guitarrística ha nutrido y se ha enriquecido tanto por las contribuciones de grandes maestros españoles como por el constante influjo de tradiciones propias de las músicas populares de la península”.
Mística, poesía y silencio
Cada artista se vuelve memorable por su visión distinta del mundo. Por el toque personal que aporta a su trabajo, a su oficio. Anoche, Pablo Sáinz Villegas sorprendió a los espectadores por su dominio de la guitarra, por esa sensación de mística que transmitió al tocarla y por la flexibilidad de sus manos.
También será recordado por un elemento que sorprendió a los espectadores, tan acostumbrados ya al silencio de los artistas de música clásica: su capacidad para anunciar con palabras bonitas las canciones. Esto se vio especialmente en la introducción de Capricho árabe. Y es que solo se necesitaron unas palabras para que los espectadores se sintieran alrededor de una fogata, bajo el cielo estrellado, y junto a gente que cree en lo intangible, como los hechiceros, de antes. Así fue la escena descrita por él, en la mitad del escenario y sin un librero o notas de mano.
Aunque el famoso Concierto de Aranjuez no estaba entre el repertorio, Pablo Sáinz – Villegas lo interpretó a petición del público, estuvo cercano a los espectadores al final del concierto y confirmó el poder de la música clásica: inspirar emociones en la gente, más allá del tiempo, más allá de un lugar. Así lo dejo claro este autor: “la magia sucede cuando el tiempo se convierte en un espacio”. Anoche sucedió en el Teatro Metropolitano. A través de canciones que permanecen a través de los años. Y a través de un público que ya conoce y sabe cómo actuar a través de los momentos.
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