Siete
Música ambient aderezada de folk espacial con dream hop
Siete nació como una respuesta a una época en que Alexander Mejía y Marcelo Rojas hacían una música más radical: punk y hardcore. “Pero llegó un momento en que sentimos que esa música nos limitaba artística e ideológicamente. Entonces realizamos una ruptura con ese mundo”, explica Alexander Mejía. Escogieron Siete porque era una palabra sonora que permitía que significara cualquier cosa. “Es el espacio donde hacemos lo que se nos da la gana”, dicen. También porque el grupo de punk se llamaba Agresión Social.
De la fuerza al ambient
Siete surgió en 1994, con influencias del new wave, el post punk, el rock, varias tendencias de música electrónica, de cámara y de jazz. “Pero lo común en nuestra música es lo ambiental (ambient). Retomando las experimentaciones de los años 70 de Brian Eno”, comenta Alexander Mejía. Esta atmósfera le genera a su música un carácter calmante y relajante. Confiesan que es una confrontación pacífica con lo que hacían cuando tocaban punk que era una música más rítmica y basada en la fuerza. “Con Siete nos peleamos con la fuerza, con la rapidez y la rabia como motor de la música rock y comenzamos a explorar la música ambiental”, comenta Alexander Mejía.
Folk espacial
Otra asunto que los llevó a explorar la música ambient, fue la curiosidad por hacer bandas sonoras para películas imaginarias, en lugar de canciones. Esta experimentación los llevó a hacer música más visual, que evocara imágenes sonoras. Después incorporaron dos tendencias el folk espacial y el trip hop. En el caso del folk espacial es una tendencia que surgió en los 90, que integra los instrumentos acústicos del folk tradicional (guitarras esencialmente), con letras intimistas, contrastados con elementos psicodélicos. Es una música minimalista por la austeridad de sus instrumentos acústicos, pero tiene una ambientación electrónica.
Fusión de lo industrial y lo acústico
Catalina Arango comenta que si bien hacen uso de elementos tecnológicos, no es solo tecno ni sociedad industrial, hay una expresión de humanidad y de sensaciones. Ahí está la parte acústica. Aunque destacan que la mayoría de los temas tienen componentes electrónicos se hicieron con instrumentos análogos. “La idea es cómo representamos a la máquina, cómo nos podemos volver nosotros máquina pero también cómo podemos usar los instrumentos acústicos para darle texturas y emociones a la música. Además somos unos enamorados de pulsar los instrumentos’’. En el contexto industrial Siete afirma que ha integrado el ruido como elemento armónico, para darle otros matices a la música, sin ser estridente.
Respiración nocturna
En 1999 después de ires y venires de varios músicos, entró a Siete Catalina Arango. Desde entonces el grupo ensayó durante más de 5 años para llegar a encontrar su propio sonido. “Se puede decir que fuimos un grupo de garaje, un laboratorio”, comenta ella.
En 2006 grabaron Respiración Nocturna, un álbum intimista que se centra en sonidos atmosféricos. Tiene influencias del trip hop, dream hop y folk espacial. Ella resalta que “el disco se llama así porque al decidir los temas teníamos canciones de muchos colores. La selección de las canciones sugieren tonos más oscuros y evoca la noche, su misterio, su magia”. La producción, el concepto y promoción del disco es autogestionada.
Exploración
“Generalmente las letras nos llevan por caminos rítmicos impensados, y el acto de componer se convierte en un viaje azaroso”, afirma Catalina Arango. Al articular el disco Respiración Nocturna las canciones terminaron configurando una historia de vida. “Empezás, te abrís a la vida, conocés las cosas, experimentás, te excedés, la apagás y volvés a empezar, como un ciclo”, manifiesta Alexander Mejía.
La vozde Catalina Arango busca incorporar elementos del dream hop, que permite crear atmósferas más ensoñadoras. En este sentido la voz no solo registra o transmite un mensaje, sino que le da un ambiente a las canciones. Y concluye Alexander Mejía: “Hemos sido muy exigentes con Siete porque más allá de inscribirnos en un género le buscamos nuevas posibilidades al instrumento y a uno como músico. Lo que buscamos es hacer música que explore el sonido y transporte a nuevos ambientes”.
Siete está conformado por:
Alexander Mejía: batería, percusión, teclados. Es químico, docente de la Universidad de Antioquia.
Catalina Arango: voz, guitarra acústica y teclado. Comunicadora social y profesora de Música.
Marcelo Rojas: bajo y guitarra acústica. Ingeniero de materiales.