Para él, la disciplina puede ser despertarse mucho antes del amanecer, a correr, entre calles oscuras y vientos fríos o calientes. También pudo ser ayudar a personas en resguardos indígenas, cultivos de café o cuartos de hotel, en Boston, la ciudad de Estados Unidos donde vivió.
Aunque cambie el escenario y el mundo sea, a veces, un lugar incierto, Juan Camilo Ramírez lleva dentro de sí mismo el poder de la firmeza, de la decisión.
Ingeniero agropecuario y con una especialización en gerencia social, vive en El Retiro, un lugar en el que se siente cómodo y del que habla con afecto.
Su historia con este sitio de Oriente al que llama “mi pueblo”, guarda relación con su origen: su papá nació aquí, y también parte de la familia. Después de recorrer Antioquia, vivir en Medellín, y fuera del país, regresó, para quedarse: “Ojalá, para siempre”, dice. Actualmente trabaja con la Alcaldía de El Retiro en varios proyectos ambientales.
Aquí, muchos lo reconocen cuando avanza veloz entre esas calles angostas de ventanas de colores. A veces, en sus recorridos, se encuentra con su papá, quien también sale por las mañanas, y al que se acercó mucho más después de verlo correr con su mismo gusto y constancia.
Sorprende saber que su historia con el deporte es reciente: empezó hace 7 años, después de cambiar algunos hábitos y entender que además de ayudar a otras personas, su pasión está en salir a la calle y avanzar en distancia y velocidad.
Entre sus experiencias, menciona aquel día en que salió del centro comercial Sandiego, en Medellín, y llegó hasta El Retiro. Ahora, después de correr 42 kilómetros en las maratones de Medellín y Lima, se prepara para participar en Corriendo por un sueño, una carrera que sucederá en Llanogrande, el próximo 21 de julio, y es organizada por la Fundación Imusa.
“Estoy muy contento
de participar en
“Corriendo por un
sueño”, el 21 de julio.
Qué bueno ayudar a
que 90 familias
tengan su casa”.
El dinero que se reúna ayudará a que 90 familias tengan una casa. “Unir las causas sociales con mi pasión por correr es algo que disfruto y que me gustaría hacer en el futuro para que muchas personas se sientan bien y entiendan que pueden lograr lo que se propongan. Para estar más felices y tranquilos. Para tener una salud mejor”, explica.
Aunque lleve una fuerza casi imparable en las piernas y en el corazón, al terminar este encuentro, Juan Camilo Ramírez se levanta de la mesa, con ese aire de sencillez que tienen los nobles: esas personas que quieren dar y, más que mirarse a ellos mismos, encuentran lo bueno en otros, aunque sean distintos.