Angie Vanessa Caicedo Paz, estudiante del doctorado en Biotecnología de la Universidad de Antioquia, y Julián Paul Martínez Galán, docente e investigador de la Alma Máter, lograron transformar el aceite de semillas de uva en un alimento funcional que proporciona beneficios para la salud y previene la obesidad.
Se trata del primer aceite de uva transformado que otorga beneficios para varias enfermedades.
Los dos investigadores le dieron el nombre a su proyecto de: “Biosíntesis de lípidos estructurados, efectos sobre la microbiota intestinal y alteraciones metabólicas en un modelo murino de obesidad”.
Se trata de una investigación aplicada que podría representar el desarrollo de alimentos y suplementos útiles para la salud de las personas y, especialmente, para enfrentar la obesidad, una condición médica que la Organización Mundial de la Salud, OMS, advierte como:
“Uno de los principales factores de riesgo de enfermedades crónicas, incluidas la diabetes, las afecciones cardiovasculares, la hipertensión y los accidentes cerebrovasculares, así como de varios tipos de cáncer”.
En la literatura de esta investigación se lee que la transformación química del aceite de semillas de uva realizada por los investigadores arrojó un lípido estructurado, es decir, un alimento fabricado para un fin específico: la prevención del aumento de peso.
“Quiere decir que, a través de procesos bioquímicos, reacciones enzimáticas, retiramos los ácidos grasos que no eran de interés, conocidos como de cadenas largas o saturados, y los reemplazamos por otros que contribuyen al proceso de metabolismo humano, conocidos como de cadenas medianas o cortas”,
explicó Caicedo Paz, quien amplió que el contenido de calorías de los ácidos grasos de cadenas cortas o medianas es mucho menor al de cadenas largas.
Finalmente, laa sustancia lograda por estos investigadores fue sometida a un proceso conocido como secado por aspersión, que permitió obtener microcápsulas protegidas de condiciones ambientales como la luz, la oxidación y la temperatura.
“Dichas microcápsulas se pueden convertir en productos comerciales como el aceite de cocina, polvo para la preparación de alimentos o píldoras nutracéuticas, como las de omega-3 que se venden en el mercado”,
explicó Caicedo Paz.