Para nadie es un secreto que la educación en la última década viene experimentando una gran transformación, no solo por el interés educativo de las personas, que ha cambiado notablemente con el tiempo, sino también por el reto del sistema académico para adaptarse a los entornos dinámicos propiciados por las tecnologías emergentes. Dicha transformación, entonces, nos hace una invitación a tomar acciones sobre la necesidad de avanzar de manera ágil, a ritmo constante y sin pausa, para adaptarnos y continuar en la carrera.
Y es que la integración de la tecnología en la educación ha generado cambios relevantes en la forma en que se enseña y se aprende, y será una asignatura que no puede quedar pendiente. Ya hace muchos años pasamos de aulas análogas a aulas con tableros interactivos, computadores portátiles, tablets y acceso a internet, permitiendo a los docentes crear experiencias de aprendizaje más dinámicas y experienciales.
Ahora, cuando hablamos de las ventajas que trae la tecnología a la educación, la oferta es amplia, resaltando aquí algunas de ellas:
- Oportunidades para personalizar el aprendizaje, adaptando actividades que satisfacen las necesidades individuales de los estudiantes.
- Facilidad en el acceso a la educación a miles de personas rompiendo barreras geográficas y socioeconómicas.
- Realizar proyectos colaborativos en línea, participando en foros que enriquecen el aprendizaje con múltiples visiones.
Las plataformas educativas adaptativas y la inteligencia artificial tienen un impacto significativo en la personalización del aprendizaje, posibilitando recopilar datos sobre el progreso del estudiante, y así, crear experiencias que se ajusten a sus necesidades permitiéndoles avanzar a su propio ritmo. Por ejemplo, la realidad virtual y aumentada, permite a los estudiantes explorar conceptos abstractos de manera más tangible. Mientras que las simulaciones y juegos educativos hacen que el aprendizaje sea más lúdico y divertido. Estas herramientas no solo tienen la virtud de mejorar la retención del conocimiento, sino que también fomentan la creatividad y la resolución de problemas.
Sin embargo, a pesar de sus múltiples beneficios, la integración de la tecnología en la educación también plantea desafíos. En Colombia, existen alrededor de 24.000 establecimientos educativos (preescolar, primaria, secundaria) que incluyen tanto instituciones públicas como privadas, y aproximadamente 300 instituciones de educación superior (universitarias, tecnológicas y técnicas profesionales). Con esta gran oferta, se evidencian preguntas referentes a cómo podrán apalancarse para adoptar estas nuevas formas de aprender. Entre ellas están:
¿Cómo asegurar que todas las instituciones educativas tengan acceso a las tecnologías, especialmente en áreas rurales? ¿Cómo lograr una integración efectiva de tecnologías emergentes contando con docentes capacitados que se sientan cómodos utilizando estas herramientas para no limitar su impacto? ¿Cómo crear políticas sólidas de protección de datos, garantizando la seguridad de los estudiantes en línea? ¿Es posible lograr la viabilidad financiera a largo plazo de este tipo de inversiones?
En resumen, ¿estamos listos para una educación llena de nuevas posibilidades?. La adaptación de este tipo de tecnologías tiene el potencial de transformar la educación al hacerla personalizada, accesible y atractiva. Sin embargo, su éxito depende de cómo se utilice y se integre en este contexto, así de cómo se aborden los desafíos y preocupaciones asociados con su implementación.