Nada fácil recomendar un listado de libros para el público lector. Empiezo por hacer un arqueo personal y me encuentro con que las sugerencias desbordan el espacio de la página y el tiempo de los lectores. Las Obras Completas de Franz Kafka están entre los primeros que el recuerdo propone. Kafka en su totalidad es para leerlo de principio a fin. La lengua absuelta de Elías Canetti, o “cómo prestar atención al mundo” según dice Susan Sontag, aparece entre las relecturas porque no se trata solo de novedades, releer es una actividad, en ocasiones, más sorprendente que la primera lectura.
La presa. Ed. Anagrama |
El general en su laberinto Ed. Debolsillo |
Rebelión de los oficios inútiles. Ed. Alfaguara |
Y hablando de cuentos, me parece que cualquiera de los libros de Alice Munro, si ya los leyeron vale la pena releerlos, encontrarán cosas que no notaron antes. Tengo sobre la mesa La vida de las mujeres, y me atrevería a recomendar cualquiera de sus relatos, son historias normales que dan para pensar que lo que sucede allí le puede suceder al vecino. Cualquier otro título de la señora Munro, Demasiada felicidad o Mi vida querida, dejaría, pienso, lectores complacidos.
Algo parecido me sucede con Haruki Murakami a quien conocí por uno de sus cuentos, El año del espagueti. Lo busqué y encontré una novela, Kafka en la orilla, donde la cotidianidad del Tokio contemporáneo se mezcla con toques de fantasía y personajes que entran y salen de ellos como si nada. Los volúmenes de relatos me atraen, aunque, repito cualquiera de sus novelas es para no dejar sin terminar. Después del terremoto y Hombres sin mujeres son dos libros de relatos de Murakami que recomiendo.
Cualquier libro de Antonio Tabucchi que llegue a nuestras manos hay que leerlo. Desde Pequeños equívocos sin importancia, hasta El tiempo envejece deprisa, pasando por Autobiografías ajenas, Nocturno Hindú o Sostiene Pereira son obras de un maestro sin igual. Propongo Sostiene Pereira, quizá porque retornar a la Lisboa de los años treinta es un buen estímulo para estos días.
Sostiene Pereira. Ed. Anagrama |
Tríptico de la infamia. Ed. Random House |
Familia. Ed. B |
Para terminar con los textos cortos propongo uno fantástico, La presa, de Kensaburo Oé, el premio Nobel japonés. Es la historia de un piloto americano que en la Guerra del Pacífico fue derribado por los japoneses sobre una isla donde él es el único no japonés, prisionero y además negro. En medio de la Guerra, una guerra lejana para los habitantes de la isla, la presencia del prisionero negro se vive entre el terror y el asombro.
Ahora hablemos de tres novelas fascinantes que ocurren en momentos históricos distintos, pero narradas con la fluidez y maestría de escritores con oficio y talento. Mucho talento.
Tríptico de la infamia de Pablo Montoya, ganadora del Premio Rómulo Gallegos 2015. Es una novela de verdad, los personajes principales, tres pintores: Jacques le Moyne, François Dubois y Théodore de Bry, existieron. Las obras que Pablo Montoya menciona en la novela están en museos europeos. Las difíciles relaciones entre Europa y América son el centro de la narración. Se trata entonces de una novela histórica que la maestría del autor lleva al lector por senderos que solo la ficción propone.
La locura de nuestro tiempo. Ed. Planeta |
Después del terremoto. Ed. Tusquets |
El Malpensante. Edición de diciembre 2015 |
Para terminar, un libro que seguramente será una relectura para la mayoría. El general en su laberinto, de Gabriel García Márquez. Vale la pena volver a él, no solo para leer uno de los mejores García Márquez, sino para seguir la travesía del General por el río Grande de La Magdalena, un río del que sabemos poco y es la columna vertebral del país.
La edición de diciembre de la Revista El Malpensante dedicada a la escritura negra es una perfecta opción de lectura entre libros. La recomiendo.
Seguramente muchos libros se quedaron sin mencionar. Espero que estas sugerencias traigan otras lecturas. Leer es, al fin y al cabo, un ejercicio que la práctica estimula.