Establecimientos comerciales, como los restaurantes, generan varios tipos de residuos en su operación, con distintos riesgos medioambientales que, si no se disponen de manera adecuada, pueden llegar a ser muy dañinos, como el aceite de cocina usado. Una preocupación que sostiene un modelo de negocios solidario y amigable con la naturaleza.
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“Un litro de aceite puede contaminar mil litros de agua potable; eso sin contar con los altos costos de una buena disposición. Por ejemplo, en Bogotá, se presentan al año unos 14 mil casos de obstrucción de tuberías por aceites y grasas, que demandan 27 mil millones de pesos en gastos de reparación”, asegura Luis Felipe Tobón Lotero, gerente general de Ecográs, firma antioqueña que hace 13 años vio en esta amenaza ambiental una oportunidad para la economía circular.
170 millones de litros de aceite de cocina se comercializan cada año en Colombia.
De forma habitual, el aceite de cocina usado era aprovechado en Colombia, principalmente, en la elaboración de alimento concentrado para animales, sobre todo en la avicultura comercial. Una resolución del Ministerio del Medio Ambiente prohibió esta práctica por ser peligrosa para la salud humana y, ahora, este subproducto sirve para la producción de biodiesel.
“Añadiendo industrialmente metanol y soda cáustica al aceite, se puede producir biocombustible en un 85 % y glicerina en un 15 %, eso lo hacen mucho en Europa y Estados Unidos, a donde exportamos todo el aceite de cocina que logramos recoger y procesar en nuestra planta de Itagüí”, explica Tobón.
2.5 litros de cocina, en promedio mensual, consumen los hogares colombianos.
Todos ganan en este proceso. Las 120 toneladas mensuales de aceite de cocina que logran recabar, depurar y exportar le representan un beneficio adicional para los negocios generadores de esta sustancia, pues no solamente reciben un reconocimiento económico por parte de Ecográs, sino que también obtienen un certificado de adecuada disposición, exigido por las autoridades ambientales.
“Le solucionamos un problema al comerciante y encima reciben algo económicamente. Inclusive, por volumen, pueden llegar a convenios con nosotros en que se les reconoce con aceite nuevo, que se comercializa a precios favorables”, agrega. Ante el Área Metropolitana del Valle de Aburrá están registradas, además de Ecográs, otras cuatro empresas de este tipo. Juntas, podrían estar recogiendo el 90 % del aceite de cocina usado que generan los negocios formales.
Ecográs, si bien tiene buena parte de su operación centrada en El Poblado, hace presencia en otros 14 municipios de Antioquia (nueve del Valle de Aburrá y cinco del Oriente antioqueño), en Bogotá, siete localidades de Cundinamarca y otras seis en el Valle del Cauca. Establecimientos comerciales, unidades residenciales y hasta hogares, pueden contactarlos a través de las redes sociales como Ecográs Colombia (incluido un canal de Youtube).
Más opciones ecológicas
Ecográs, aparte de recoger el aceite de cocina usado, desarrolló otros productos afines, como un solidificador de aceite, un absorbente de líquidos (incluyendo lixiviados), un eco embudo que facilita envasar y filtrar el aceite usado frío en botellas, al igual que un absorbente para orina de mascotas. Con el primero se puede disponer amigablemente de pequeñas cantidades de aceite de cocina usado para elaborar velas ecológicas e iniciadores de fuego, muy útiles para asados al carbón, por ejemplo. Para mayor información, consultar ecograscolombia.com
