En un lote de su familia, ubicado en el corazón del barrio El Garabato (carrera 29A con calle 3B Sur), John Wilmar Loaiza busca cristalizar un peculiar sueño que ronda su cabeza desde hace, por lo menos, seis años: un hotel. Pero no un hotel cualquiera; sería uno “con un propósito social también, que ayude a la comunidad”.
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John Wilmar hace parte de una de las familias más tradicionales de El Garabato, uno de los barrios “que no es estrato 5 ni 6”, que pareciera haber existido desde siempre (finales del siglo XIX), escondido, en un ordenado desorden, entre los recién llegados centros comerciales y torres de apartamentos que ahora dominan el paisaje en las lomas de El Poblado.
4 manzanas disgregadas conforman el barrio El Garabato.
La familia de John Wilmar, hasta donde este emprendedor sabe, se ha dedicado a la construcción, uno de los quehaceres más comunes en El Garabato. “Mi abuelo fue oficial y maestro de obra. Mi papá hizo toda la escuela: primero oficial, luego maestro de obra y finalmente contratista, creando una pequeña empresa constructora”.
$8.500 millones costaría levantar el hotel, dotarlo y ponerlo en funcionamiento.
Precisamente, en el lote con que empieza esta historia, funciona, por ahora, un taller para los acabados de las obras que levanta la empresa familiar. En este sueño, John Wilmar ha contado con la complicidad de dos viejos amigos, que se convirtieron en sus socios: Alejandro López y Juan Camilo Suárez.
“Queremos dejar un aporte permanente al barrio, a propósito del hotel. En especial, desde esta cuadra, la carrera 29A, que fue donde yo me crié. La idea es que, mientras lo permitan los vecinos, así no haya hotel todavía, podamos pintar las fachadas, organizar los jardines, limpiar los alrededores. Mantener bien bonito el barrio, ordenado, más acogedor para los habitantes y visitantes”, dijo.
2026 sería el año en que entraría a operar el hotel Garabato Suites, en el segundo semestre.
Y esa proyección a la comunidad espera superar lo estético. Para ello, el proyecto cuenta, a partir de este año, con Leydi Vallejo, profesional en Planeación y Desarrollo, quien recalcó la dimensión social de la iniciativa. “Estamos trabajando en consolidar una propuesta de turismo comunitario y para ello queremos rescatar la historia y los eventos del barrio. Por ejemplo, volver a los festivales de cometas, a las navidades comunitarias. Rescatar los personajes y emprendimientos locales de todo tipo. En fin, prepararnos para beneficiarnos de un turismo responsable y con sentido social”.
Sueño de hotel
El proyectado hotel Garabato Suites tendría semisótano, oficinas, comedor para empleados, área de casilleros, cuarto de basuras y un primer nivel con locales comerciales. En el segundo, tercero y cuarto piso habría 31 habitaciones, tipo suites. En el último nivel, tipo mezzanine, se instalaría un roof top (azotea con bar y restaurante), cuyos promotores se comprometen a operar sin afectar la tranquilidad y el sueño de sus vecinos. “Seremos muy responsables y respetuosos, porque, a diferencia de inversores externos, somos de aquí, tenemos familia y raíces”. El hotel está a la espera de su licencia; y el proyecto, de inversionistas. El lote cuenta con 430 m2, de los cuales son aprovechables para el proyecto 330 m2.