Difícil y doloroso seguir en estos días el ritmo informativo: el mundo en llamas, el país en ascuas. Nos corresponde, a los humanos comunes y corrientes, cambiar permanentemente la perspectiva, y concentrar nuestra mirada en el aquí y el ahora: ¿qué hay qué hacer?
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En medio de los estallidos y gritos que se publican en las redes sociales, es posible encontrar a veces textos que son un llamado de atención -un oasis para calmar la sed en medio del desierto-. La periodista Maria José Castaño trajo a colación recientemente una carta que, según dijo, busca “cada que necesita algo de esperanza”. Se trata de un texto que el escritor norteamericano E.B.White, un pacifista denodado, le envió a un amigo, en 1973, respondiéndole esa pregunta que de tanto en tanto nos hacemos: ¿Hay futuro?
Cabe votar a conciencia, con la certeza de que ese voto libre no debe tomarse a la ligera; tiene implicaciones, y muchas.
“La esperanza es lo único que nos queda cuando corren malos tiempos -dice E.B.White-. El domingo por la mañana me levantaré a darle cuerda al reloj; esa será mi contribución al orden y a la perseverancia”. Hermosa metáfora. Darle cuerda al reloj era su manera de anticipar tiempo y de soñar momentos mejores… Lo escribió un hombre que fue corresponsal de la peor guerra de la historia de la humanidad, y después fue capaz de escribir inmortales historias infantiles, como Stuart Litte y La telaraña de Charlotte.
En estos tiempos difíciles, ¿cuál es ese reloj al que debemos darle cuerda en nuestro país? ¿Cuál será, en palabras de E.B.White, “nuestra contribución al orden y a la perseverancia”? En diez días, el 29 de octubre, los colombianos recordaremos el valor y el privilegio de vivir en una democracia. Votar y respetar el ejercicio del escrutinio es nuestra manera de mantener el engranaje del país.
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Y tiene más sentido esta decisión ciudadana después de una campaña llena de oprobios, peleas y mentiras. Las próximas elecciones serán una declaración por el Medellín que queremos. Porque es un hecho: la administración saliente nos deja una ciudad en jirones, y una ciudadanía polarizada y desconectada. Se rompieron muchos lazos que habían demorado años en tejerse, y ahora nos toca empezar a trenzar nuevamente los hilos. Cabe votar a conciencia, con la certeza de que ese voto libre no debe tomarse a la ligera; tiene implicaciones, y muchas.
La carta de E.B.White a su desolado destinatario termina con un llamado a la acción, que es el mismo que queremos hacer a nuestros lectores de Vivir en El Poblado: “Agárrese a su sombrero, agárrese a la esperanza. Y dele cuerda al reloj, porque mañana será otro día”.