Cada que una nueva tecnología revoluciona el mundo llegan una serie de temores, fantasmas e incertidumbres sobre el futuro. Pasó con los medios de comunicación cuando luego de los periódicos llegó la radio y se pensó que ésta se acababa, y lo mismo se dijo de la radio cuando llegó la televisión, y lo mismo con la llegada de internet.
Pero lo de ahora es diferente, porque realmente sí puede haber una amenaza para los creadores artísticos. Puede haber cantantes que no cantan y ser súper famosos, puede que los artistas muertos “resuciten” y sigan facturando, puede que personas que nunca hayan pintado un cuadro o tomado una foto hagan productos que ganen hasta concursos y todo por cuenta de la inteligencia artificial, esta nueva tecnología que aún estamos abriendo como las capas de una cebolla y aún no dimensionamos hasta dónde podemos llegar.
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De hecho, uno de los motivos del paro de todo el sector artístico en Hollywood fue ese, la falta de claridad en cuanto a los derechos de autor sobre una serie de vacíos jurídicos y contractuales sobre el tema de la inteligencia artificial.
Y es que ya podemos poner a actuar de nuevo a Chaplin y ya están canciones modernas en la voz de fallecidos como Freddie Mercury y ya una persona se ganó el concurso más importante de fotografía del mundo, el Sony Awards, con una foto generada por IA. ¿Entonces estamos en un momento en el que los programadores, las aplicaciones y los programas son más importantes que los compositores, los arreglistas y los cantantes?
Prácticamente todas las profesiones están retadas ante esta nueva realidad, ante todas las nuevas posibilidades de la IA, ante la supuesta caducidad del ser humano en un montón de actividades y oficios que hacia el futuro tienden a desaparecer. En el caso de la fotografía, ya, prácticamente, no será necesario contratar un profesional, te metes a una página, le dices lo que quieres y en segundos tiene una foto que hubiera tomado tiempo en producción, recursos en cuanto a locación, peinado, maquillaje, asistentes de luces, y todo el menaje que conlleva hacer una foto profesional.
En la música, ni se diga. A todos los artilugios y recursos que se encuentran en internet, se suma ahora la posibilidad de que cantantes que no cantan canten gracias a la IA, o que los artistas vivos o muertos ya no tengan control sobre sus derechos y sus producciones porque cualquiera puede hacer que cualquier voz cante lo que sea. Y los ejemplos ya viajan por cadenas de WhatsApp y en páginas de música.
Al público parece no importarle, siempre y cuando siga disfrutando de sus productos artísticos, bien sea música o los grandes avances del cine, donde, por ejemplo, en la última película de Indiana Jones pudimos ver a un Harrison Ford rejuvenecido 40 años gracias a esta nueva tecnología.
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Por eso el futuro es incierto: no sabemos aún si la legislación se encargará de poner en cintura a la IA o si, incluso, a pesar de la legislación, los contenidos “apócrifos” se sigan esparciendo como arroz; no sabemos qué más se pueda inventar o crear para beneficio o perjuicio de los artistas.
Pareciera que hasta el momento una de las artes que se salva es la danza. De resto, todas las artes que median a través de un computador afrontan días retadores por cuenta de esta nueva tecnología que llegó para romper todos los moldes, para obligarnos a realizar revisión de procesos, legislaciones y aspectos éticos.
Se abrió una caja y apenas están apareciendo todas las herramientas y posibilidades que tenemos, y ni siquiera estábamos preparados para esta nueva realidad. Ni los gobiernos, ni los creadores, ni los artistas, ni las mismas plataformas digitales estaban listas y, como si se tratara de una versión beta, estamos corrigiendo sobre la marcha.
Mientras tanto, vemos la llegada de artistas que a través de la programación y la habilidad para manejar herramientas digitales retan el trabajo de aquellos dotados de un talento especial o a los que estuvieron años estudiando su arte. Ahora no hay que ser fotógrafo para hacer una foto, no hay que ser músico para hacer música, no hay que ser artista para hacer arte. Tiempos raros estos en el que, como si fuera un juego digital, desbloqueamos otro mundo, el del arte en tiempos de la inteligencia artificial.