Durante cinco días, entre el 3 y 7 de agosto, el fuego acabó con 34.5 hectáreas de bosque nativo entre el sector de El Seminario y la vereda El Plan del corregimiento de Santa Elena, convirtiéndose en el segundo incendio forestal con mayor extensión afectada en lo corrido del 2023.
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Así se pudo establecer luego de la aplicación del protocolo de evaluación de impacto ambiental que hizo la comisión técnica interinstitucional de incendios de cobertura vegetal y de interfaz urbano forestal, sobre el terreno afectado por la conflagración.
El Área Metropolitana del Valle de Aburrá lidera este grupo, que también lo conforman las corporaciones autónomas regionales Corantioquia, Cornare y Corpourabá; Dagran; Dagrd; Ministerio del Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible; las Oficinas de gestión del riesgo de desastres; y, los cuerpos de bomberos de los municipios del Valle de Aburrá.
La evaluación permitió identificar que el incendió impactó considerablemente las coberturas vegetales protectoras de las laderas y remanentes de plantaciones, dejando estos suelos expuestos a procesos erosivos; así mismo, el fuego afectó fauna silvestre, como de aves, mamíferos, réptiles y, otras especies que no lograron escapar al fuego.
Además, las altas temperaturas ocasionaron cambios en la estructura del suelo y reducción en los volúmenes de agua que ingresan al acuífero, afectando especies de flora protegida por la legislación colombiano como los sarros, orquídeas, anturios y otros no maderables.
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El fuego también generó perdida de la conectividad de fauna silvestre que se moviliza entre Medellín y el corredor biológico del corregimiento de Santa Elena y el altiplano del oriente antioqueño.
Otros incendios forestales
Este comité ha hecho evaluaciones a otros cinco incendios forestales, dos de ellos, ocurridos en el Cerro Quitasol en los meses de febrero y mayo que afectaron 61.4 y 22.3 hectáreas de bosque respectivamente, ocasionando la pérdida de cobertura vegetal en 83.7 hectáreas de este importante cerro, afectando los incansables esfuerzos de reforestación y recuperación de suelos que se ha hecho desde el Área Metropolitana del Valle de Aburrá.
También se evaluaron los incendios de Santa Rosa de Lima, el ecoparque Cerro El Picacho, Batallón Girardot y Manantiales en el municipio de Bello, demostrando que el 98 % de estos eventos ocurren en las laderas del Valle de Aburrá. Además, según información de los cuerpos de bomberos, se pudo identificar que el 95 % de las conflagraciones fueron generados de forma intencional.
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Recuperación de las zonas afectadas
Otros aspectos para destacar y promover para la recuperación de las zonas afectadas:
- Las coberturas vegetales más afectadas en los incendios son: la mezcla de especies arvenses y arbustivas, mal llamados “rastrojos” de diferentes alturas, cobertura que alberga gran parte de aves, mamíferos, réptiles y microinvertebrados.
- Se tiene identificada un grupo de especies, que crecen en las laderas, que pueden establecer una barrera natural o líneas cortafuegos, para que sirva como barrera o resistencia al paso de incendios. Estas son: el chagualo, arrayan de hoja ancha, noro, espadero y el fique.
- El grupo de artrópodos al cual pertenecen, entre otros, los insectos, crustáceos, arácnidos, anélidos, hacen parte de la fauna del suelo, que pueden ser importantes en los procesos de recuperación de las áreas afectadas (recuperación del ciclo de nutrientes). Dentro de estos identificamos las lombrices, las chizas, hormigas, caracoles nativos, las arañas, entre otros.
- Los pastos son el grupo de especies que generan o promueven mayormente el fuego superficial, requiriendo ser manejado mediante especies arbóreas de copa ancha para disminuir el ingreso de la luz y su propagación.