En 2022 se crearon más de 310.000 empresas en el país, de las cuales el 62,5 % fueron empresas lideradas por mujeres. De acuerdo con Confecámaras, esta ha sido una de las mejores cifras en los últimos años; allí se reconocen ciudades como Bogotá, Cali, Medellín, Barranquilla e, incluso, ciudades como Soacha, Cúcuta, Villavicencio, Bucaramanga, Ibagué y Cartagena entran a ser parte del listado con los mayores registros.
Por otro lado, América Latina es la región con la más alta proporción de mujeres creando empresas, según el Global Entrepreneurship Research Association, que ubica a Colombia en el puesto # 2 con más emprendedoras de la región. Ahora, si las cifras lo demuestran y los informes sobre emprendimiento lo confirman, ¿a qué se debe esa tendencia positiva? Evidentemente ha habido cambios significativos, entre los cuales se destacan los siguientes:
- Existen múltiples programas públicos y privados enfocados en impulsar y acompañar a las emprendedoras. Dichos programas abordan temáticas para fortalecer lo técnico y enriquecer el ser.
- En temas de inversión, se está apostando por emprendimientos que tengan en su equipo líder a una mujer, lo que se convierte en una condición para participar y recibir inversión. Incluso hay fondos de inversión dirigidos por mujeres que solo invierten en empresas fundadas por mujeres.
- Las emprendedoras crean nuevas empresas, desafiando estereotipos y demostrando que son capaces de liderar y tener éxito en cualquier sector.
- Además, está demostrado que la inclusión de mujeres en el ecosistema emprendedor mejora la diversidad y fomenta la innovación.
Con firme convicción, me atrevo a decir que las mujeres nos la estamos creyendo, y el aumento de la confianza en nuestras habilidades ha venido transformando el ecosistema emprendedor. Hoy en día, emprendedoras como Salua García (Symplifica), Laura Velásquez (Arkangel IA), Ángela Acosta (Morado), Manuela Sánchez (Laika) y Lina Restrepo (PriceZing), son mujeres que nos han demostrado que la ecuación es la siguiente: emprendimiento femenino es igual a la sumatoria de dedicación, convicción, motivación, talento y una gran capacidad de transformar industrias, impulsar la innovación y contribuir significativamente al crecimiento económico del país.
Si bien aún tenemos grandes retos como sociedad para romper las barreras de las mujeres al emprender, nos está quedando clara una lección muy importante: las emprendedoras se convierten en agentes claves, pues su disposición y actitud generan empleo y prosperidad. Asimismo, en empresas fundadas por mujeres se tiende a fomentar el trabajo en equipo, la escucha activa, la intuición, la empatía y la versatilidad. Y aunque en ocasiones nos tilden de poco arriesgadas, se puede decir que no es que seamos adversas al riesgo, sino que aprendemos a medirlo mejor.
En resumen, el futuro del emprendimiento femenino en Colombia es muy prometedor. A medida que se eliminan barreras y se crean más oportunidades, las emprendedoras se pueden beneficiar del apoyo gubernamental, la formación especializada, el acceso al financiamiento y la creciente digitalización para impulsar sus empresas y generar un impacto económico significativo.
Esto contribuye a la creación de sociedades más plurales e igualitarias, en donde la inspiración que proporciona conocer las historias exitosas de mujeres emprendedoras se convierte en un factor crucial a la hora de que otra mujer decida crear una nueva empresa para el mundo.