Documentalista. “Mis papás vivían en el parque de Belén cuando nací, en el 73. Me tocó un Belén semirrural que están tratando de rescatar; era un Belén todavía con charcos, con la Loma de Los Bernal intacta, me tocó ver hacer la Nubia y me tocó un crecimiento, si bien no desbordado desde lo urbanístico, sí muy vertiginoso.
Pero Belén sigue conservando en la gente la estructura popular, rural, es un pueblo grande. Si se le observa en sus diferentes nodos, todavía tiene costumbres muy de barrio. El residente de Belén necesita mucho reconocimiento, no ha olvidado esa estructura social de pueblo y de barrio antiguo; aquí todos nos conocemos, todos somos amigos, aquí lo primero que se sabe es un fallecimiento y cuando alguien de Belén muere, la catedral se llena. Los barrios de Belén son muy próximos. De hecho, hay algunos con nombres y apellidos, barrio Los Mesa, barrio Medina, porque era la manga de Kiko Medina; es un callejón interesantísimo que es todavía la pequeña vecindad del Chavo, un barrio donde las vecinas se siguen pasando pruebitas de comida, ‘hice este bocadillo’, ‘hice este tamal’, comparten, y ni siquiera la revolución urbanística les ha cambiado eso. En una unidad que se llama Castellón de La Palma, donde quedaba un lote contiguo al barrio Medina, viven muchas de las señoras que se criaron en ese barrio, pero siguen haciendo sus encuentros en el callejón, siguen circulando de casa en casa, cuidando a los niños vecinos, o sea, se conserva ese concepto de familia barrial.
En el parque se encuentran los jubilados de siempre, los mismos lustrabotas de hace 25 años, el mismo vendedor de lotería, los mismos negocios de bar, cafetería, discoteca. Cerca están el Club de los Tranquilos, que tiene 53 años y es visitado por personalidades de otras partes de Medellín y por todo Belén; el bar Coba, el bar Bonanza, pero lo que me encanta de Belén es que a pesar de ese desarrollo urbanístico, sus habitantes siguen siendo los mismos, las señoras se siguen tratando como gran familia, eso es lo que me gusta y es lo que conservo. Belén se desarrolló en torno a la 30 —porque no conozco una calle con más ensanches— pero sigue resistiéndose a ser solamente comercial; todavía hay gente que vive en la 30, pese al metroplús. Creo que Belén es la mejor representación de clase media en Medellín. Tiene otra ventaja, y es que todo lo tenemos a la mano, a Belén no le falta nada, en infraestructura lo tiene todo, el transporte público es muy efectivo, los servicios públicos domiciliarios tienen suministro permanente; todavía quedan lotes, conservamos algunas casas -por lo menos las fachadas- bonitas, hasta cuatro consecutivas. Aún hay casas de los años 40, con patio, donde la señora sale a compartir las manzanas, los mangos, las granadas o los limones del solar. Lo negativo es su movilidad, problema universal; me da mucha tristeza que la gente haya tumbado las salas para hacer garajes, esa parte es complicada porque nos ha traído la irascibilidad, el irrespeto por el peatón, la desconfianza.
En cuanto a la inseguridad, hay ladrones que conozco hace 40 años, los mismos. —¡Vos seguís escapeando!, les digo. —´Pues, hombre, no sé hacer nada más´. No sé adónde se van a robar porque aquí no roban, yo creo que eso es un problema de Medellín, un intercambio barrial de delincuentes: los de Las Violetas roban en el parque, los de El Rincón roban en Los Bernal y se empiezan a desplazar, eso hoy no es ni más ni menos que hace 20 o 25 años; de hecho, cada vez escucho menos ‘cójanlo’. Obviamente hay apartamenteros a la orden del día, pero, lo digo con honestidad, no soy de los ciudadanos que se quejan por el asunto de la seguridad en Belén”.
Fotografía tomada por Róbinson Henao en julio de 2015
Beatriz Jiménez
Coordinadora de la Mesa de Derechos Humanos. Habitante de Belén San Bernardo. “La transformación de Belén ha sido muy notoria. Hay líderes muy comprometidos con el Plan de Desarrollo, el PP (Presupuesto Participativo) y las comisiones han trabajado con mucha insistencia en cada tema: cultura, educación, deportes, etcétera, por lo cual Belén tiene ahora una buena visión. La transformación física es más delicada porque los urbanizadores grandes tienen a Belén muy encerrado, han deteriorado la tranquilidad y el medio ambiente; al intervenir terrenos tan grandes y hacer edificios tan altos se ven en la obligación de tumbar muchos árboles.
En seguridad, tuvimos una dificultad muy grande hasta hace dos años y medio, y es que cada seis meses nombraban un comandante nuevo de estación de Policía. Ahora no es que estemos en la gloria y vivamos sin dificultad, pero ha mejorado un poco, hay menos enfrentamientos de los combos, no sé si será por tanta detención que hubo que están calladitos, no sabemos esperando qué, pero la seguridad ha mejorado en un 70 por ciento, hay menos asesinatos. Por Belén San Bernardo hay tranquilidad, se puede salir a caminar con la familia en la mañana y en la noche sin pensar que va a haber enfrentamientos. Lo que continúa son los robos de carros, motos y celulares, porque también hay mucha delincuencia común, pues en la comuna aún hay mucha drogadicción y muchachos que roban por la necesidad de comprar vicio. Ha sido difícil para la Policía combatir esa parte. Si pudiera pedirle tres cosas al alcalde de Medellín, le insistiría con el tema del hurto y con el tema del empleo en los muchachos jóvenes porque por Presupuesto Participativo sacamos bastantes profesionales pero salen sin empleo, y pediría que se mejore la atención en salud del adulto mayor. Hay dificultad para que les autoricen la droga, tienen que irse para Prado de madrugada a conseguir fichos (…).
Lo mejor de vivir en Belén es que es tan grande y tan buena que es como vivir en una ciudad. Es una ciudad dentro de la ciudad”.
Fotografía tomada por Róbinson Henao en julio de 2015
Soledad Calle
Presidente JAC Belén Rincón. “La transformación de Belén ha sido vertiginosa y no se han tenido en cuenta muchos aspectos. Se han construido muchas edificaciones muy bonitas y unas unidades espectaculares, pero El Rincón está atropellado por la transformación, se ha ido arrinconando y a las constructoras no les importa el daño que le están haciendo. Creo que El Rincón es una bomba de tiempo, nadie como que ha construido alcantarillados, y en la parte central se represan todos los de las unidades de arriba como Estambul, Nueva York y otras obras. Tampoco han tenido en cuenta las quebradas. Incluso una constructora que está haciendo una edificación, está tirando los escombros a La Pabón y esta se está taponando en un sitio específico. La gente se ha quejado, la inspectora sabe, pero nada pasa, pues ahora lo más importante es Belén es construir por encima de lo que sea, lo principal es levantar el edificio. La gente también se queja de que la estratificación está muy alta, porque casi que nos quieren poner a competir con las unidades modernas. Hay unas familias en unas condiciones muy precarias, hay casas donde no entra un salario mínimo completo.
El equipamiento educativo de El Rincón es muy bueno. Uno de ellos es el Colegio Piloto de Futuro, inaugurado por la Alcaldía en el año 95. Está funcionando muy bien a pesar de que para nadie es un secreto que el barrio ha tenido periodos difíciles de violencia y el colegio está situado en una zona en donde ha habido confrontaciones de combos, se ha visto afectado por esas circunstancias y ha tenido altibajos por deserción escolar. Hace cerca de dos años, una pareja de adultos mayores que pasaba para la iglesia murió en un cruce de balas. Esto causó un caos en el barrio y las mamás dejaron de mandar a los muchachos a estudiar, aunque ahora la situación está normal.
En cuanto a la seguridad, no podemos decir que aquí la gente no pueda venir; viene sin ningún problema, no se escucha de atracos; pasa lo que está pasando en todas partes, problemas de bandas, de combos, de microtráfico de drogas, sin embargo, está controlado. Claro que los poquitos combos que hay en Belén Rincón hacen mucho daño (…). Nos hace mucha falta una sede comunal para atender todas las actividades barriales. Ojalá la hicieran las constructoras que tantas unidades están construyendo en el barrio; sería una parte del cumplimiento de su responsabilidad social”.
Fotografía tomada por Róbinson Henao en julio de 2015
Fabio Enrique López
Vive hace 48 años en Belén. Propietario del bar Bonanza. “En los últimos años, Belén se ha transformado más del cien por ciento. Yo vivía en la 76, toda la avenida eran casas viejas, de bahareque la mayoría, y las transformaron en negocios; esa avenida la ampliaron, quedó muy buena comercialmente, muy cotizada, y lo residencial lo sacaron, no se consiguen residencias sino internándose por los costados. El metroplús nos trajo problemas durante su construcción; dos años nos afectó pero en este momento nos favorece a todos, hasta a los negocios porque la gente se baja del metroplús y mientras coge un alimentador junto al Éxito, consume en la panadería, acá o en otras partes. Nos sentimos muy orgullosos de Belén, es la segunda comuna más grande que tiene Medellín y ha mejorado bastante. Tenemos clínicas, Las Américas, Saludcoop, la del Café… pero hay mucha inseguridad. En la noche tenemos que montar vigilancia, aparte del cuadrante de Policía. La inseguridad ha empeorado por el desarrollo que hay, por los negocios, la gente sale del banco y la atracan, en eso ha desmejorado porque Belén está superpoblado y muy comercial. Sin embargo, sigue siendo un buen vividero, de aquí no me iría. Pido más seguridad, porque al haber más seguridad hay más inversión, más desarrollo, la gente sale y consume. Pero ahora, si vienes a las seis y media o siete de la noche, hay muy pocas personas porque les da miedo”.
Fotografía tomada por Róbinson Henao en julio de 2015
Gabriel Jaime Ospina
Presidente Junta Administradora Local (JAL). “En Belén hemos cambiado más en infraestructura que en lo social. Los líderes sociales estamos buscando quién nos reemplace. No ha habido cambios generacionales en los espacios social-comunitarios. Poco a poco estamos formando personas más jóvenes. Esto no es de saber sino de querer servir y hacer las cosas. Hay cosas muy particulares que se necesitan en Belén y uno lo que busca es suplir las necesidades que vengan a solicitar. Creemos que nos afectó la descomposición social que ha tenido el territorio en los últimos ocho años con tanta violencia que hubo en las bandas, y concluimos un grupo de amigos que lo que tenemos que generar en Belén es educación, brindar oportunidades de acceso a la educación superior, con recursos del PP (Presupuesto Participativo). El requisito indispensable es pasar a la universidad y vivir en Belén y, si lo cumplen, acceden a un proceso para poder acceder al programa. En este momento, 521 estudiantes de Belén se han beneficiado con el programa de PP. Mantenemos esta juventud no solo ocupada sino capacitándose, para que mañana o pasado mañana le puedan brindar un servicio a la comunidad.
En Belén hay muchas organizaciones sociales. No solo en educación atendemos a la comunidad, también gestionamos ante los entes municipales en siete áreas: convivencia y seguridad; inclusión social y salud; cultura; recreación y deportes; obras públicas y medio ambiente; desarrollo económico, y educación…”.
Fotografía tomada por Róbinson Henao en julio de 2015
Gustavo Molina
Vive en Miravalle, pertenece a la Junta de Acción Comunal (JAC) Belén Parque. “Miravalle es un barrio de abuelos, pequeño, muy solo, muy tranquilo, pero ya se están presentando problemas de atracos y cosas por el estilo. En Belén sí ha habido buenas transformaciones en ciertos barrios, pero hay otros donde falta mucho por mejorar. El parque principal es el de los abuelos, de los jubilados, pero está muy sucio, artículos, comida y todo en el piso. Con la JAC estamos combatiendo los roedores del parque y sus alrededores, pues hay muchos.
La gente no tiene consciencia de que las basuras no se deben tirar a la quebrada, los ambientalistas están tratando de crear consciencia, pero hay muchos recicladores que, por ganarse un peso, desembalan a la gente y tiran todas las basuras y escombros a la quebrada La Picacha. Por no llamar y pagar a Empresas Varias, que presta un servicio para recoger escombros, los entregan a los recicladores y estos tiran colchones y muebles a la quebrada.
Hay mucho atraco, los problemas de seguridad son gravísimos; tenemos un sitio en la carrera 77 donde llega todo el mundo a vender chatarra, y a la salida los esperan los expendedores de vicio. Estos llegan a los sitios donde creen que pueden encontrar clientes. Belén es un pueblo dentro de una ciudad. Uno consigue lo que necesita, sin necesidad de ir al Centro. Tenemos almacenes grandes, supermercados, universidades, colegios, ferreterías… Recomiendo vivir en Belén, porque tiene lugares muy agradables, aunque también hay otros lugares muy retirados del parque donde ya el ambiente es distinto, como El Rincón, Altavista y Aguas Frías, con más inseguridad…”.