Una exposición itinerante busca recordar a la sociedad sus responsabilidades adquiridas, directa o indirectamente, con las víctimas del conflicto De izquierda a derecha: Oscar Muñiz, Natalia Botero, Amparo Cano, Luz Helena Galeano, Silvia Quintero, Alejandra Laverde, Elizabeth Laverde y María Gloria Holguín
Con un conversatorio organizado por el Museo Casa de la Memoria y liderado por la foto documentalista Natalia Botero, se dio inicio a la itinerancia de la exposición Des Apariciones.
Des Apariciones es el producto de un proceso de seis meses, en el cual participaron diez mujeres que han vivido la tragedia de perder a sus familiares y no tener noticias sobre su suerte, o su paradero.
Así, la muestra se ha convertido en un espacio para hablar y reflexionar sobre el pasado, la guerra, la ausencia, la búsqueda incansable y la preservación del recuerdo de los seres queridos que ya no están con los suyos.
Según los organizadores, la idea es que cada vez más ciudadanos se involucren con este tipo de iniciativas y que se produzca un verdadero acompañamiento de las víctimas, quienes en reiteradas ocasiones han denunciado la apatía con la que muchas personas, e incluso el Gobierno, reaccionan ante sus casos.
“Siento que hay mucha insolidaridad de la gente que asume con frecuencia que nuestros familiares fueron desaparecidos porque hicieron algo malo, así como de las autoridades, para quienes las cifras de desaparecidos bajan las de los homicidios”, sostiene Silvia Quintero, quien perdió a su padre Carlos Enrique y a sus hermanos Luis Fernando y Jaime Enrique.
Por su parte, Natalia Botero explica que “el proyecto hace un llamado a quienes no han sido víctimas directas, para que sean partícipes de la restauración del tejido social y de la construcción de memoria histórica. Es importante visibilizar la desaparición forzada porque si no hablamos, ni entendemos el tema, dejamos a las víctimas en los mismos escenarios, hablando solas y volviéndolas a victimizar”.
Actualmente, la exposición Des Apariciones se encuentra en la Casa Teatro El Poblado. En dicho lugar tendrán lugar dos talleres de memoria, el próximo 28 de julio y el 25 de agosto, entre las 2:30 pm. y las 5:30 pm.
La convocatoria para participar en los talleres de memoria está abierta a todo el público y, durante los mismos, se producirán páginas colectivas de álbumes familiares que servirán como herramientas de sensibilización para todos los asistentes.
Después de estar en la Casa Teatro El Poblado, la muestra irá al Salón de Nunca Más, en el municipio antioqueño de Granada, así como al stand que tendrá el Centro Nacional de Memoria Histórica, durante la Fiesta del Libro y la Cultura, en el mes de septiembre.
Adicionalmente, se planea que pase por las universidades y parques biblioteca de Medellín.
En busca de atención colectiva a un problema que es de todos
Existe una creencia, ampliamente extendida, según la cual la desaparición forzada es un fenómeno que se produce únicamente en estratos socio económicos bajos o en entornos rurales.
Sin embargo, las familiares de desaparecidos que participan en Des Apariciones sostienen lo contrario.
Ellas, mejor que nadie, saben que cualquier familia puede ser golpeada por dicha manifestación de la violencia que vive el país, en el momento menos esperado.
De ello da cuenta Luz Mery Velásquez, cuyo esposo, el ingeniero civil Julián Emilio Cataño Carmona, desapareció en Norcasia, Caldas, en el año 2001, cuando trabaja en la construcción de la hidroeléctrica La Miel.
“Cuando escuchamos hablar de desapariciones, creemos que es un fenómeno ajeno, que no nos tocará nunca a nosotros. Pero al ingeniero, quien trabajó en 5 hidroeléctricas, en la última de ellas le tocó. A mí solo me quedó la exigencia de la verdad, a la que no renuncio; la exigencia de justicia, a la que tampoco renuncio. También me quedó la rabia… hasta que llegué a este taller a reencontrarme con lo bueno y lo malo que viví con Julián, a recordar que nos amábamos y el hogar que perdimos”, relata.
Como Luz Mery, las demás mujeres que participan en el proyecto han vivido un proceso que les ha ayudado a sobrellevar su situación, reconstruyendo, en lo posible, sus vidas, sin dejar de mantener viva la memoria de sus ausentes.
“No sé qué pasó con los míos, dónde están o por qué se los llevaron. Estos talleres nos ayudan a no olvidarlos, a tenerlos muy presentes, a la vez que nos animan para seguir adelante, hasta encontrarlos”, manifiesta Amparo Cano, quien busca a su esposo Hernando Balvín y a su hijastro Adonis Balvín, desaparecidos en La Caucana, corregimiento de Tarazá.
Des Apariciones pretende hacer posible “encontrar parte del ser querido y volver la ausencia del desaparecido un poco presente. Es recordarlo, conmemorarlo y reconstruirlo a partir de relatos visuales”, según Natalia Botero
Comienza la búsqueda en la Comuna 13
El final de la espera podría estar cerca para decenas de familias que por años han escudriñado por todas partes, en búsqueda de algún rastro del esposo, el hermano o el hijo que se fue y nunca más regresó.
Esto sería posible gracias a que las autoridades anunciaron que comenzarán a excavar en el sector de La Arenera, en el barrio San Javier, el próximo 27 de julio.
La determinación de comenzar a explorar la zona en búsqueda de cuerpos tiene como precedente la confesión de Carlos Villa, alias “Móvil Ocho”, que permitió delimitar tres polígonos en La Arenera, en los cuales estarían enterradas alrededor de setenta personas.
Inicialmente, las excavaciones tendrán lugar en el polígono número 1, quedando pendiente la exploración de los dos restantes polígonos y del sector conocido como La Escombrera, donde se presume que está el mayor número de fosas comunes.
“Algunos desmovilizados han confesado que enterraron personas en La Escombrera y tal vez ahí puedan estar nuestros familiares. Aunque lo que nos van a entregar son unos restos y no va a ser lo mismo que cuando él salió de la casa, al menos vamos a tener la satisfacción de darles cristiana sepultura”, declara María Gloria Holguín, quien busca a su hijo Carlos Emilio Torres Holguín.
Registro fotográfico de María Gloria Holguín y su hijo Carlos Emilio Torres Holguín