Pakita es una marca querida y añorada por varias generaciones de antioqueños que recuerdan haber comido fresas con crema, tomado yogur de mandarina o leche achocolatada en sus puntos de encuentro en La Ceja, Amagá, San Jerónimo y Guarne.
Por Juan Sebastián Mora
Pakita es una marca querida y añorada por varias generaciones de antioqueños que recuerdan haber comido fresas con crema, tomado yogur de mandarina o leche achocolatada en sus puntos de encuentro en La Ceja, Amagá, San Jerónimo y Guarne.
En el año 2000, Pakita decidió “irse de viaje”. Hace poco regresó renovada, con un proyecto en el que es la marca anfitriona de un grupo de negocios amigos (restaurantes, productores artesanales, tiendas de decoración e incluso una librería café), que conviven en un gran mercado: Plaza Pakita.
Ubicada en el kilómetro 16 de la vía Las Palmas (antes del peaje hacia El Retiro), Plaza Pakita tiene como promesa “ofrecer a las familias un espacio en el que todos sus miembros encuentren una opción para divertirse”, sostiene Daniela Gómez, gerente del proyecto, cuyo diseño está inspirado en distintas plazas de mercado del Viejo Continente.
La nueva Pakita cuenta en la Plaza con un punto de venta (además de tener allí su planta de producción) que integra delicias de antaño con llamativas novedades. Yogures artesanales (incluido, por supuesto, el más célebre: mandarina), buenos quesos, y, especialmente, gelatos italianos, helados soft y yogur griego, son algunos de los productos estrella de la remozada Pakita.
Restaurantes de cocina mexicana, argentina, caribeña, árabe, de parrilla, charcutería bar, una panadería artesanal y una hamburguesería son una muestra de lo que los comensales hallarán en el nuevo hogar de Pakita y sus vecinos, una plaza que apuesta al disfrute en familia.