Frente a la “fracasomanía” que cunde en Colombia, valoramos la construcción de una ciudadanía crítica, que busca proteger el Estado de Derecho.
El 15 de marzo pasado se presentó en Medellín la recién creada Fundación para el Estado de Derecho, una ONG conformada por prestigiosos juristas colombianos, de diferentes generaciones. Su objetivo: “Buscar la defensa y el perfeccionamiento de los ejes fundamentales del Estado de Derecho, de sus instituciones, y de los elementos esenciales para la existencia y la preservación de la democracia constitucional en Colombia”.
No se trata de un canto a la bandera. Sus voces, como las de muchos otros colombianos preocupados y atentos, serán necesarias para mantener el equilibrio de pesos y contrapesos en el momento que está viviendo el país. Lo advirtió la presidenta de Proantioquia, Maria Bibiana Botero, en su columna del diario El Colombiano: “El Congreso de la República tiene en frente uno de los momentos políticos más retadores desde que le dio paso a la Asamblea Nacional Constituyente en 1990”.
Un sistema que se sostiene en tres pilares: las libertades y los derechos fundamentales, el gobierno constitucional y la separación de poderes.
La directora de Proantioquia se refiere a la llegada al Congreso de las reformas presentadas por el Gobierno Nacional, y que buscan darle vía libre al prometido cambio del presidente Petro. En una misma legislatura, los congresistas deberán discutir, tramitar y aprobar las reformas a la salud, pensiones, laboral y el Plan Nacional de Desarrollo. “¿Serán conscientes de semejante responsabilidad?”, se pregunta Maria Bibiana Botero.
Por eso vale la pena destacar el nacimiento de la Fundación para el Estado de Derecho, con la certeza de que su esfuerzo se sumará a las discusiones sesudas en la academia, a los análisis objetivos de los gremios, a las investigaciones de los medios de comunicación, en fin, al escrutinio de los colombianos que queremos proteger ese sistema que nos enorgullece porque nos ha permitido permanecer en pie aún en los momentos más difíciles de nuestro país. Un sistema que se sostiene en tres pilares: las libertades y los derechos fundamentales, el gobierno constitucional y la separación de poderes.
Colombia ha demostrado con creces la fuerza de sus instituciones, y esta vez no hay razón para pensar que sea distinto. Nunca en el Congreso de la República ha habido unanimidad, y ese encuentro de modos distintos de ver el mundo es el que nos ha salvado. Hay que escuchar el mensaje del exministro Alejandro Gaviria, que defiende a capa y espada su derecho a disentir. En su primera entrevista concedida a la emisora Caracol después de su salida del Gobierno, dijo: “Estamos viendo que las instituciones están funcionando; este es un país que tiene una sociedad civil fuerte. Este país no es un desastre sin atenuantes. ¡Contra la fracasomanía!”.
Es la misma postura de la Fundación para el Estado de Derecho: una actitud propositiva, que plantea soluciones de largo plazo a problemas estructurales, y confía en la fortaleza de una ciudadanía responsable, educada y crítica.