¡Cuatro décadas! La música que llega de la Orquesta Filarmónica de Medellín ha sonado con ímpetu. Una corporación comprometida con la sociedad.
La Orquesta Filarmónica de Medellín es “emocionante”. Esta es la palabra que usa María Catalina Prieto Vásquez, su directora ejecutiva, para definir el momento actual de una corporación que celebra cuarenta años con proyectos de largo aliento y que en 2022 realizó 174 conciertos presenciales e interpretó 427 obras.
Para los músicos, el equipo administrativo y su fundador, el maestro Alberto Correa, la celebración de este aniversario se piensa desde el agradecimiento. La Filarmónica de Medellín está más viva no solo por un grupo orquestal comprometido y una gerencia rigurosa en el manejo de sus finanzas, sino por el apoyo de la comunidad, la empresa, los benefactores, el Gobierno. Para agradecer ese acompañamiento, este año se tiene una programación de conciertos imperdible que incluye los realizados en el Teatro Metropolitano y los que se realizarán en otros lugares de Medellín y otros municipios de Antioquia, como los que ya pasaron en el Parque Bolívar, que recordó los domingos de retreta, y en Parques del Río. Además, se fortalecerán los programas sociales, que van más allá de la partitura.
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Al mirar hacia 2022, se piensa en un año “diverso y transformador”, dice María Catalina, para quien la música es el medio ideal para detonar conversaciones de distinta índole, políticas, sociales, estéticas. Una orquesta, más allá de entretener y producir belleza, es una institución que puede abrir caminos dentro de la comunidad a la que pertenece.
64 músicos de planta hacen parte de la Filarmónica de Medellín, dirigida desde el año pasado por el pianista israelí David Greilsammer, quien ha destacado su esencia joven, arriesgada; su espíritu de renovación y su capacidad de estar en distintos escenarios. Esa conexión que siente con la agrupación y con el proyecto social, le permite soñar a partir de una idea muy clara, como lo manifestó en una entrevista para Vivir en El Poblado publicada hace algunos meses, en la que se refirió a la música como lenguaje universal que, por su especificidad, puede, incluso, ayudar a resolver conflictos y desigualdades. Su poder transformador puede ser un puente para crear sociedades más pacíficas.
Es que los retos no solo tienen que ver con acercar la música clásica -y de otros géneros- a distintas poblaciones. Se habla de un “ecosistema”, como lo llama María Catalina, quien señala tres pilares: conseguir la excelencia en la interpretación, lograr la sostenibilidad y que la música se convierta en un servicio. Y desde la Filarmónica se han dado pasos importantes en cada uno de esos desafíos. “Con música transformamos”, con ella se puede construir tejido social.
Dentro de esa proyección social se destacan tres programas: como parte de su estrategia pedagógica está la sensibilización y la formación musical; la música como instrumento de reconciliación y perdón, se perfila en el Coro Reconciliación, integrado por víctimas del conflicto en Colombia y firmantes de paz de los grupos armados, y en Soy Músico se les da una oportunidad a jóvenes neurodiversos, atendiendo el derecho de vivir la ciudadanía cultural sin exclusiones.
La Filarmónica de Medellín asume este nuevo tiempo consciente de su papel en la sociedad. Cada vez expande más sus raíces y las alianzas y fusiones en las que caben el teatro, la plástica, el ballet, también el rock y el hip hop.
El año pasado, cuando se le otorgó el Premio a la Innovación de la Sociedad Mundial de Música Clásica y Artística Classical:NEXT, el jurado dijo, entre otras cosas, que “… La orquesta ha desarrollado un modelo de gestión en el que la música, la responsabilidad social y las relaciones comunitarias y corporativas se entrecruzan…”.
En la agenda
Este 15 de abril en el Concierto de Aniversario, en el Teatro Metropolitano, se interpretará la Obertura de Las bodas de Fígaro, de Mozart, que se escuchó en el primer concierto de la Filarmónica de Medellín, en 1983, y dirigirá el maestro Alberto Correa, como lo hizo hace cuaarenta años. Sin duda, será un momento emocionante. También se escuchará la Sinfonía No. 9 “Coral”, de Beethoven, dirigida por Greilsammer. A la Orquesta se unirán el Coro de Cámara de Cecilia Espinosa, el Coro Tonos Humanos y el Estudio Polifónico de Medellín. Solistas serán Julieth Lozano, soprano; Ana Mora, mezzosoprano y Jacobo Ochoa, barítono. (Al cierre de esta edición el tenor estaba pendiente por confirmar).