Una de las conclusiones de la encuesta Medellín Cómo Vamos es el bajón en la imagen favorable de las instituciones públicas. ¿La joya de la corona perdiendo valor?
Cada año, desde 2006, los medellinenses recibimos la encuesta Medellín Cómo Vamos, un diagnóstico descarnado, una pregunta que nos llena de interrogantes, un llamado a cuentas sobre lo que hemos hecho y lo que hemos dejado de hacer.
Medellín Cómo Vamos es una encuesta de percepción ciudadana que se realiza entre 1.500 personas de todas las zonas de la ciudad, de manera presencial. El objetivo es recoger la opinión de sus habitantes “sobre su propio bienestar y la satisfacción que tienen con la oferta de bienes y servicios que ofrece Medellín”.
El informe correspondiente a 2022, entregado el 3 de marzo en el teatro Pablo Tobón Uribe, nos mostró contundentemente el retroceso que ha sufrido la urbe, y el enorme compromiso que tenemos de reconstruirla. Llegó como una bofetada para la segunda ciudad de Colombia, la que se ha ufanado durante años de atender a sus hijos mejor que el resto del país, y se precia de la fuerza de sus entidades.
Uno de los grandes retos es recuperar la confianza de la ciudadanía, ese otro activo que siempre dimos por sentado en Medellín, y que, por tanto, dejamos al garete.
La cifra más dolorosa: el 24 % de los encuestados admitió que en el último mes había comido menos de tres veces al día. En general, los indicadores muestran un deterioro en la atención social, y llevan a otra conclusión preocupante: “Medellín está perdiendo uno de sus principales activos: la imagen favorable de la mayoría de las instituciones públicas”.
Es el caso de EPM: entre 2008 y 2019, el promedio del índice de favorabilidad de esta entidad fue del 91,8 %, con un pico alto en 2010, que alcanzó el 97 %. Desde el inicio de la administración Quintero, el índice empezó a bajar: 89 %, en 2020; 86 %, en 2021; 72 %, en 2022. ¡Hay una diferencia de 20 puntos porcentuales en solo 10 años!
¿Por qué ha disminuido la favorabilidad de los medellinenses hacia esa entidad que llamábamos “la joya de la corona”?
Esta encuesta no indaga a los ciudadanos acerca de las cifras o de los movimientos burocráticos, sino que palpa una manera de ver, una conexión humana. La percepción, dice la RAE, es “una sensación interior que resulta de una impresión material hecha en nuestros sentidos”. No es un asunto banal, porque, dicen los expertos, la percepción es la manera como los seres humanos adquirimos el conocimiento de lo que nos rodea. De ahí se desprende la reputación, un activo que se mide, se valora y se cuantifica.
En el inicio de la campaña electoral para elegir al próximo alcalde o alcaldesa, los informes de Medellín Cómo Vamos, mirados en perspectiva, deberían servir como punto de partida para los proyectos de gobierno. Uno de los grandes retos es recuperar la confianza de la ciudadanía, ese otro activo que siempre dimos por sentado en Medellín, y que, por tanto, dejamos al garete.