Bosque de maple en Canadá
Por Alfonso Arias Bernal*
El maple –o arce, como se le conoce en español– es un árbol frondoso que crece en buena parte del territorio canadiense. Es tan importante para la economía y la cultura de ese país que su hoja aparece en la bandera. De hecho, la provincia de Quebec es el principal productor mundial de miel de maple.
Pero la producción de miel no es el único uso de este hermoso árbol, que además suele formar parte de los paisajes canadienses que vemos en los calendarios: su madera es muy apreciada para la fabricación de instrumentos musicales como violines, violas, chelos y, por supuesto, arpas.
Es la primera vez que en Medellín la Sinfonía Fantástica se hace como debe ser, es decir, con cuatro arpas. Fotos tomadas en la fábrica de arpas en Lyon & Healy, en Chicago. Fotos Alfonso Arias
El proceso de fabricación de un arpa empieza entonces en los fríos bosques de Canadá, donde curtidos leñadores escogen los árboles que van a derribar. Luego de un largo recorrido por ríos y carreteras, los troncos arriban a un aserrío donde los parten en trozas y tablones. De allí los despachan a la fábrica de arpas Lyon & Healy, en el corazón de Chicago, donde los artesanos les dan forma a los tablones para convertirlos en la caja de resonancia, en la tabla armónica, en la columna, en el cuello y en todas las demás partes del arpa. El abeto y el palo de rosa, nombres llenos de resonancias y de aromas, también llegan de distintas partes del mundo para integrarse al proceso.
Bibiana Ordóñez. Foto Karin Richter
La fábrica funciona en un edificio de ladrillo de cinco pisos. Decenas de artesanos trabajan con minuciosidad de relojeros, cepillando la madera, pegando las piezas con cola, ensamblando los mecanismos, calibrando y midiendo. Es un trabajo artístico más que una línea de producción. Los artesanos son maestros que transmiten sus conocimientos de generación en generación. Los aprendices pasan años al lado de sus maestros antes de hacerse cargo de un proceso determinado. A pesar de los computadores y de las herramientas de precisión presentes por todo el local, el ambiente se acerca más a un taller de luthería del siglo 18 que a una fábrica en una de las ciudades más modernas del mundo.
El arpa tiene algunas partes recubiertas en oro. Foto Karin Richter |
En el último piso del edificio hay un gran salón con cientos de arpas y un auditorio. Y allí estábamos los representantes de Filarmed. En el auditorio nos tenían preseleccionado un grupo de seis arpas debidamente alistadas para que, de entre ellas, escogiéramos la nuestra, la de nuestra ciudad y nuestra Orquesta.
Bibiana Ordóñez, arpista de la Filarmónica, se desplazó hasta ese lugar para la delicada tarea de seleccionar el instrumento. Con mirada de experto y una gran sonrisa, Bibiana contempló el grupo de arpas y sin mucha dilación se acercó a una de ellas. Su mano experta pulsó las cuerdas y despertó los sonidos maravillosos de la música. Durante toda la mañana estuvo probando cada una de las arpas. Pasó de una en una examinando cada detalle. Tocaba algunas notas, hacía un glissando, un arpegio, pulsaba una cuerda, escuchaba atentamente con la mirada perdida a lo lejos para aguzar el oído; pasaba a otra, repetía el proceso; a veces le pedía a alguien que pulsara unas cuerdas para ella poder escuchar desde lejos, luego tomaba nota en una libretica y volvía a dar otra ronda. Al final tenía clara su decisión, escogió dos arpas, una modelo 11 y una modelo 26. Bibiana se inclinaba por la modelo 26, pero esta era más costosa. La diferencia era significativa. La decisión final dependería del dinero.
Unos meses más tarde recibí una llamada al celular. Llegó el arpa. No lo podía creer. A los pocos minutos estaba bajando las escaleras del Teatro Metropolitano para acceder a la bodega de instrumentos de la Orquesta. Me sentía tan ansioso como el que llega a su primera cita con su primer amor. Abrí las pesadas puertas de hierro y allí estaba, resplandeciente, espléndida. La modelo 26. Lo habíamos logrado. Ahora lo que deseamos es verla en el escenario y oírla en concierto.
Es la primera vez que llega a nuestra ciudad un arpa de gran concierto de las mejores especificaciones. El arpa Lyon & Healy modelo 26 es un instrumento muy hermoso, pero aún más notable es su sonido. Un arpa de orquesta debe tener tres cualidades: la claridad de las notas a todo lo largo de su registro, la resonancia y la capacidad para proyectar el sonido y llenar la sala de conciertos. Ninguna otra orquesta de Colombia y pocas, si alguna, de Suramérica, poseen un arpa como esta. Será el arpa de la Orquesta por muchos años. El asunto tiene visos de acontecimiento histórico.
Muchas personas e instituciones de la ciudad se juntaron para hacer esto posible. Para todos ellos nuestra gratitud. Las generaciones venideras le agradecerán a la nuestra este magnífico regalo.
*Gerente Orquesta Filarmónica de Medellín (Filarmed)
El concierto inaugural de la nueva arpa de la Orquesta Filarmónica de Medellín, este viernes 12 de junio a las 8 pm en el Teatro Metropolitano, incluye las siguientes obras
• Primera parte Arpista: Bibiana Ordónez Obras:
• Dos danzas “sagrada y profana” para arpa y orquesta de cuerda (Achille-Claude Debussy)
• Introducción y alegro para flauta, clarinete, arpa y cuarteto de cuerdas (Maurice Ravel)
• parte (Tendrá cerca de 120 músicos en escena. Cuatro arpas: Bibiana Ordóñez, Juan Sebastián Blanco, Julián Steven Cárdenas y Emmanuel Rivera)
• Sinfonía Fantástica, Op.14 (Hector Berlioz, Francia 1803-1869): 1. Ensueños y pasiones. 2. Un baile. 3. En el campo. 4. La procesión al cadalso. 5. El aquelarre. Director titular: Francisco Rettig.