Este joven, estudiante de física en la Universidad EIA, tiene a las matemáticas como su mejor amiga. Le encanta predecir cosas con la física y hacer cálculos de cosas que pueden parecer “sin importancia” con las matemáticas.
Cuando era niño, José Miguel Muñoz quería ser científico. En ese entonces, era un sueño que veía muy lejano. Y ahora, apenas a sus 21 años, ese sueño es una posibilidad que le brindan sus estudios en ingeniería física en la Universidad EIA, está en el octavo semestre.
Sí. La física es el camino que José Miguel eligió para ser ese científico tan anhelado en su infancia. Se ha dedicado a estudiarla desde que tenía 13 años y hoy en día es reconocido como joven investigador destacado en física de partículas y científico de datos, en Colombia. Algo que ha logrado de la mano de su mejor amiga: las matemáticas.
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Precisamente, su interés en las matemáticas y la física de partículas lo llevó a ganarse el puesto como practicante del Centro Europeo para la Investigación Nuclear. Ese es un sueño del que aún no se ha podido despertar, según cuenta entre risas.
Para llegar hasta acá, José Miguel destaca un momento en su vida. Fue la participación en las Olimpiadas de Astronomía y Astrofísica de Medellín. Eso sucedió cuando apenas tenía 13 años, y estaba en séptimo de bachillerato. Inicialmente, él no iba a participar; solamente estaba acompañando a un amigo, y ya estando ahí, se aventuró a inscribirse. A esa suerte del destino le debe haber sido representante de Colombia en las Olimpiadas Internacionales de Astronomía y Astrofísica, en 2017 y 2018, en las que ganó dos medallas y una mención de honor.
Él cree que “para ser físico no se necesita gran cosa”. “Una forma para lograrlo es hacerse amigo de las matemáticas”, dice. “Hay tantos campos de la industria que necesitan gente que sepa usar las matemáticas, digamos un poquito avanzadas, que normalmente los ingenieros no manejan ese conocimiento para lograrlo”, afirma al defender a esta ciencia como su gran amiga.
VIVIR EN EL POBLADO habló con José Miguel Muñoz de sus acercamientos con la ciencia, la física y la astrofísica a través de las matemáticas.
¿Cómo ha sido para usted hacer ciencia en Colombia?
Debería ser más fácil. Creo que se siente mucho la falta de soporte para hacer investigación. En las universidades del país no les dan a los profesores mucho tiempo para hacer investigación, pareciera que no les interesara que los alumnos participen en proyectos de ciencia. Al otro lado, están los profesores, también un poco frustrados, porque tienen que dar clases y hacer investigación no les da para escribir sus avances y hallazgos.
Entonces, yo creo que lo que nos falta a nosotros es soporte para que a los profesionales que les gustan las investigaciones y hacer ciencia, puedan hacer sus hallazgos científicos.
¿Qué tan curiosos son nuestros jóvenes?
A los jóvenes sí nos gusta hacer ciencia. Hay muchos jóvenes que sí se han tomado en serio la investigación. Pero, lo que siento es que hemos normalizado el que se dé la dinámica de “talentos fugados”. Acá los formamos, los especializamos, pero no les damos las garantías para que, en realizan, ejerzan acá, y así se nos van.
Usted tiene a las matemáticas como su mejor amiga. ¿Cuál es el cálculo que más le ha sorprendido hacer?
Así como la paradoja de Fermín, que intenta hacer un cálculo de las probabilidades de que estemos vivos, yo me sueño con poder saber, por ejemplo, cuántas estrellas en realidad hemos visto en el universo, calcular cuánta fue la temperatura suficiente para que se haya creado cada una o si alguna tiene la temperatura suficiente para que haya vida. Pueden parecer cálculos irreales.
¿Siempre le gustaron las matemáticas o hubo algo que le despertó el gusto?
En realidad, cuando era niño no me interesaban mucho las matemáticas, porque incluso yo también fui “víctima” de ellas en el colegio (risas).
Estudiaba matemáticas sólo para los exámenes y para nada más. Aunque era bueno en ellas, siempre me fue bien en esa materia.
Después fue en las Olimpiadas en las que participé que me di cuenta de que, en serio, las matemáticas son muy útiles para todo en la vida. Y más adelante las viví como una herramienta para entender la física, para entender las cosas que me rodean.
¿Y cuándo eligió estudiar física?
La primera vez que yo dije: “voy a estudiar física”, fue en una clase de astronomía, cuando una profesora nos enseñaba que en el universo hay 10 a la 80 átomos (1080), ese número es tan grande que no se puede escribir, y ahí me conecté con ese mundo, y cada día me surgen más y más curiosidades por aprender.
Es que todavía no sabemos si el universo es finito o infinito. Entonces, solo con darme cuenta de lo grande que es, me decidí a estudiar física. Y no es que yo solo quiero estudiar física y ya. Yo lo que quiero es intentar ver qué tan lejos podemos llegar entendiendo cosas.