Los conocemos hace tiempos, les aprendemos, los admiramos… ¡Nos han dado de comer y muy bien! Pero, cuando dejan sus cocinas, ¿dónde buscan experiencias memorables? Miren qué guía antojadora…
Ahora que diciembre nos invita a los reencuentros y los tiempos de compartir, agradecer y hacer cierres, les voy a sacudir la zona de confort en gastronomía y sitios por elegir. Como comensales tenemos hasta fijaciones por ciertos lugares, de alto perfil o de muro y esquina, para una cena o para calmar un antojo en un paradito, pero bien valen la exploración y la sorpresa.
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Moverse del mapa conocido enriquece las vivencias, por supuesto siempre con la meta de comer bien, que, como dice Lucero Vílchez, debe ser “una experiencia completa, con ambiente animado y cálido, buen servicio y mesas lindas, pero, sobre todo, con comida deliciosa y sabores auténticos. Uno siempre vuelve por los sabores, no solo por lo bonito”.
Así que, guiados por seis voces expertas, no olvidemos los lugares de siempre, pero movámonos. Hay opciones para todas las horas y todos los gustos. Armen plan y llamen a su gente querida: “La buena mesa es la conversación, son las risas, las ideas, compartir y soñar juntos”, opina María Adelaida Moreno, de La Provincia.
1. Lucero Vílchez
La Sartén por el Mango y Taller de Lucero Vílchez
En comida italiana: Il Castello. Recomiendo sus entradas de pulpeta, burrata o carpaccio; y en fuertes, los sorrentinos, con salsa de quesos y Arrabiata. En cocina asiática: Bao Bei. Aunque siempre hay fila, ¡la hago! Allá todo es rico. De Naan, cocina india, adoro la variedad de curry y las espinacas crujientes. Del restaurante Mu, sus costillas. El sushi de Akashi y el tempura de Sushi Express. El ajiaco de Ajiacos y Mondongos. Las carnes de Cambalache, Caballito o el Correo. Los helados de Amor-Acuyá Gelato. También recomiendo las pastas de Della nonna.
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En pizzas, El Zorro y La Gitana, y en hamburguesas, El Corral, con adición de queso y tocineta. Para un buen brunch, sugiero los de Repeat y de El Catalán, y el mejor peruano es El Mordisko, en La Mayorista.
2. Juan David Montoya
Gabriela Laboratorio de Cocina
Como en cualquier parte, donde colegas, casero o en lugares sin pretensión. Creo en la comida chatarra, de hamburguesas, como las de El costeño, y arepas rellenas, perros y papas. También valoro los comederos populares y los sitios que cocinan con leña. En toldos y en puestos de esquina busco empanadas y pasteles de pollo. Y cuando salgo a montar en bicicleta, paro por un calentao o una arepa de chócolo. Comer bien, además de compartir con la gente que uno quiere, es encontrar un concepto, una historia, un porqué. Y puede ser en la calle, incómodo en un banquito o en un restaurante donde necesitas reservación. La presentación es importante, pero más importante es que podamos comer sabores. Que sean memorables, así no haya mantel, así la mesa cojee.
3. Carlos Esteban Estrada
Herbario restaurante
En su opinión, comer bien “es disfrutar, recordar, ser feliz y anhelar volver después del último bocado”.
La mejor comida criolla: Sancho Paisa. El mejor pulpo: Bestia. La mejor cazuela de mariscos: Hernán Patacón. El mejor café: Urbania.
La mejor pizza: Pizzería Antica Italia, en Envigado.
La mejor punta de anca: Trivios Parrilla, en El Retiro. Y el mejor desayunadero: La Maga.
4. Rafael Testa
La Pampa parrilla argentina
Pertenecer a un restaurante argentino tradicional me genera limitantes, me cuesta comer carne asada en otros sitios. Sin embargo, me obliga a buscar alternativas que recomiendo por servicio, calidad y variedad. Cuando quiero típico paisa, no dudo en Hatoviejo: tradicional, con buena atención y ubicación y precios razonables. Si quiero buena pasta, voy a Ammazza. Para variedad y un ambiente premium, el lugar es Relato. Y si quiero pescados y mariscos, Donde Bupos. Disfruto descubrir lugares con la perfecta combinación de sabores, aromas y experiencias acumuladas en ese plato que nos sirven, donde se puedan detectar y agradecer el amor con que se seleccionan y preparan los ingredientes. Comer bien es un ritual de profundo agradecimiento por tener la chance de ser servido y respetado.
5. Anita Botero
La Cafetiere de Anita
Para mí lo más importante es no perder la capacidad de asombro frente a lo que los demás nos ofrecen. Por eso siempre estoy con mente abierta para disfrutar. Esa es la clave: sorprenderse. Y que el plato te genere la mejor recordación de sabores, aromas y texturas. Por supuesto, disfruto cocinar para mi familia, y sobre otros lugares, me encanta el churrasco del Restaurante Che, y también, en Oriente, la parrilla Toritos. Me encanta el sushi de Akashi, y soy fan de Naan y de la Casa de Amelia. También disfruto comer perro caliente. Lo encuentro donde La Mona, en San Lucas, al lado de Pablo Restrepo, o un buen Dogger en Homecenter; además, las empanadas, con dos preferidas: Compostela, en Oriente, y Pecositas.
6. María Adelaida Moreno
Los fines de semana, cuando me tomo un descanso de pensar en recetas, me gusta disfrutar la comida criolla antioqueña. En la Cocina De Dalila, en Las Palmas, mis expectativas siempre quedan satisfechas. Siempre me ha encantado la comida informal, sin autor, sin protocolo, lo distinto a lo que yo misma hago. Por ejemplo, las ensaladas de Crepes & Waffles o los helados de Ciervos y Margaritas Gelato. Comer bien es lo que te dice el cuerpo después de haber terminado el plato. Te debes sentir pleno y con el deseo de repetir: de volver al lugar a comer otra vez lo mismo.