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El jueves 9 de abril se estrena en todo el país Ruido Rosa, tercer filme del director barranquillero Roberto Flores Prieto, cuyo argumento narra el encuentro entre Carmen (Mabel Pizarro), una empleada de un hotel venido a menos, y Luis (Roosevel González), un hombre solitario que repara televisores y radios.
La película está ambientada en el centro de Barranquilla en una temporada lluviosa y, según su director, “es una historia de amor, con la variante de que sucede en el último tercio de la vida de los personajes que, a veces, es una edad en la que los medios más mainstream no le dan mucho espacio a este tipo de personajes, en términos de historias, para poder aproximarnos a su vida sexual y afectiva”.
Carmen y Luis
A los personajes principales de Ruido Rosa, fácilmente los podríamos encontrar en el bus de regreso a casa. Y a pesar de que ambos son adultos y cargan con la soledad y tristeza del tiempo, son diferentes. Complementarios. Sobre ellos, Flores Prieto cuenta: “Ella es un personaje lumínico y optimista. Él, por otro lado, está sumido en un aislamiento. Se dedica a reparar sus cosas y ya. Ella sueña con irse a los Estados Unidos porque tiene un hermano allá y estudia inglés con una grabadora vieja. El aparato se le daña, tiene que buscar quien se lo repare y ahí conoce a Luis y empieza una historia de amor entre los dos”.
La responsabilidad de recrear este amor fue de Mabel Pizarro y Roosevel González. “Si tuve algún acierto haciendo la película, creo que fueron ellos. La química fue impresionante, y con ellos tenía dos cosas estupendas: ambos tienen herramientas de actuación, pero al mismo tiempo son caras desconocidas, como si fueran actores naturales, que era algo que yo quería”, explica el director, quien explotó al máximo la expresividad de los personajes, a través de actuaciones muy contenidas y emocionales.
Buscando la sintonía
El término ruido rosa es la definición del sonido que se produce cuando no está bien sintonizada una emisora, un intento por la sincronía dentro del caos, y además de ser una alusión directa al trabajo de Luis, representa el conflicto de la película. “Para mí es una historia de dos personas que intentan sintonizarse entre ellas, y hay un juego con el hecho de la novela rosa. Pero es una novela rosa intervenida, que busca meterle ruido al melodrama”, dice Flores Prieto, quien cuenta que la crítica en Manchester, Inglaterra, (uno de los lugares donde se ha exhibido la cinta) la definió como “enfrentarse a una historia de amor en las antípodas totales de Hollywood”.
Así mismo, Ruido Rosa tiene otra protagonista ominipresente que, minuto a minuto, marca el humor de la película: la lluvia. “Es un elemento poético que siempre me ha interesado. La forma como se ve la lluvia puede ser un obstáculo, puede ser hostil o bella, y siempre está jugando mucho con el estado anímico de los personajes”.
Roberto Flores Prieto
La elección de este elemento emocional y visual no es fortuita, y tiene que ver con la fijación del director de reflejar las características y procesos internos de los personajes a través de la puesta en escena. “Siempre me esfuerzo mucho por construir espacio y tiempo dramático, más que espacio geográfico y tiempo cronológico. Siempre vas a ver una confluencia de objetos, lugares y espacios en los que, en algún momento, puedes no saber del todo en qué época realmente estás. Juego mucho con eso. Me gusta construir un espacio y un tiempo que sean de la película, no que esté amarrado a una visión hiperrealista del tiempo y el espacio”, expresa.
Otra Barranquilla
Uno de las banderas de la carrera fílmica de Roberto Flores Prieto es colaborar con la reelaboración del imaginario que tenemos los colombianos sobre Barranquilla y, en general, sobre el Caribe colombiano. Ruido Rosa muestra una ciudad muy lejana a la que diariamente vemos en las telenovelas ambientadas en esa región del país. “En muchas cosas soy un barranquillero atípico. Cuando pongo la cámara, la gente ve mis imágenes y dicen que parece que no fuera Barranquilla ni el Caribe. Creo que es un tema de la mirada. Se ha propagado una visión un poco caricaturesca gracias a la televisión. Y no es que eso no haga parte también. Sí, somos extrovertidos, nos gusta bailar, mamamos gallo. Pero creo que somos más que eso”.
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Y en el proceso de Ruido Rosa se evidencia una Barranquilla bucólica, evocadora y, además, muy cercana a la cultura caribe de países como República Dominicana, Cuba o Puerto Rico. “Para mí la película es Barranquilla. Y de alguna manera, en el trasfondo es una suerte de oda a una Barranquilla que ha desaparecido. Un acto de amor por la ciudad”, complementa el director, quien manifiesta que busca hacer un cine universal, pasado por el filtro de su propia concepción de lo local. “Exigir al espectador pero, en últimas, hablar de la condición humana y de lo que somos; y en ese sentido no hay nada críptico, inexpugnable ni muy complejo”.
Trayectoria y reconomientos
A pesar de su corta edad, Ruido Rosa ha sido una película andariega y mucha gente alrededor de varios países la ha podido disfrutar. En total, ha pasado, por ocho festivales alrededor del mundo recibiendo las mejores críticas. Shangai, Karlovy Vary, Mar del Plata, Santiago de Chile, Chicago, Manchester y Huelva (donde Mabel Pizarro fue elegida como mejor actriz), fueron las ciudades que recibieron esta obra, por la cual Flores Prieto fue galardonado como mejor director de cine colombiano en la más reciente edición del Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias (FICCI 55).