Llegó para participar en la pasada Fiesta del Libro y la Cultura y espera regresar a Medellín a compartir su talento.
Mientras estaba en la tarima de su presentación en la pasada Fiesta del Libro y la Cultura, Yoav Eshed sintió algo que le llamó la atención: una mezcla de asombro y alegría al ver personas tantas distintas, oír su música y regalarle su atención.
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Aunque los conciertos ni la música son nuevos para este artista – su madre interpretaba el piano desde que él era niño y estudió música desde entonces – lo es aún, para él, el hecho de conocer personas variadas en un mismo escenario. Ya sea en Nueva York o en Tel Aviv, las ciudades entre las que se mueve, y en las que vive, está acostumbrado a ver a públicos un poco más específicos. “Ver tantas personas que se reúnen en un mismo espacio, con condiciones tan distintas, a disfrutar la música y dejarse llevar por ella, me parece algo maravilloso”.
Entre tantas corrientes que tiene la música se inclinó por el jazz. De él le gusta la libertad que le da y al mismo tiempo, la creatividad que le inspira y la disciplina y rutinas que le exige. Actualmente piensa en detalles y en formas de innovar en las presentaciones futuras: “en un concierto o presentación, cada persona va a escuchar música y a vivir una experiencia y si puedo hacer que tengan una inolvidable, estaré feliz de aportar a esto junto a los músicos que lo acompañan”.
Entre el ritmo, la sorpresa y el deseo de volver
De los músicos y la tradición judía en la que creció y que vio tan de cerca en ciudades como Jerusalén o Tel Aviv destaca la sabiduría para encontrar el ritmo, un elemento que da belleza, permite recordar, que haya armonía y que una melodía sea memorable. De Nueva York, destaca la abundancia de posibilidades. Esa que a veces le impide saber cómo terminará un día. “Ahí me he encontrado con músicos que admiro y con los que luego puedo tocar. O también puede ser que esté luego en un concierto que no estaba planeado”.
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Con su llegada a Medellín, la embajada de Israel en Colombia afianza su interés y compromiso de fortalecer la relación entre los dos países y de compartir lo mejor de la cultura israelí con el mundo. Antes de continuar su recorrido por algunos destinos locales y disfrutar la naturaleza y los árboles de esta ciudad, Yoav Eshed se despide con la intención de volver: “creo que sería maravilloso regresar y tener otro concierto; compartir el escenario con músicos locales”