El programa Emprender Mujer es un ejemplo de los resultados que se logran cuando se pasa del problema al diálogo, y del diálogo a la acción. ¿De qué se trata? Federico Restrepo Sierra comparte esta reflexión con los lectores Vivir en El Poblado.
Hay una frase que he utilizado desde hace algún tiempo y me mantiene enfocado en la generación oportuna y real de acciones que puedan impulsar un cambio en el mundo: las ideas no cambian la realidad, las acciones sí.
La traigo a colación porque en nuestra sociedad es común escuchar que debemos dialogar para encontrar posiciones y entendernos, pero muchas veces esos diálogos se quedan en fotos para el baúl de la historia. Lo que es verdaderamente inspirador y motivante es ser testigos de cómo diferentes actores van más allá y deciden tomar acciones oportunas para generar esos cambios.
Uno de esos casos es el programa Emprender Mujer, que nace de identificar una oportunidad de mejora para nuestra sociedad y de la unión de diferentes actores como Proantioquia, Grupo Argos, Bancolombia, Comfama e Impact Hub, y a la que se han unido otros actores como Fundación Siemens, Fundación Promigas y Transmetano. Este programa demuestra claramente la capacidad de estas compañías, y en general del sector empresarial, para pasar del problema al diálogo y del diálogo a la acción de manera rápida, generar resultados tangibles que pueden ser medidos y establecer puntos de mejora para fortalecer el tejido de emprendimiento a través del liderazgo de las mujeres, con el impacto positivo que tiene este propósito en el empleo y la movilización de la economía.
Esta iniciativa está enfocada exclusivamente en mujeres, población en la que hay mucha menos evidencia del impacto en programas de emprendimiento, para apoyar el proceso de crecimiento empresarial con el objetivo principal de generarles autonomía económica a quienes lideran las empresas.
Los programas tradicionales de apoyo al emprendimiento y empresarismo se enfocan en el incremento de ingresos a través de conocimientos en finanzas y estrategias de mercadeo, entre otras necesidades específicas de la práctica empresarial. Estos programas tienen resultados variables. Por eso, con Emprender Mujer decidimos poner a prueba si un programa con una aproximación al liderazgo y al fortalecimiento de las habilidades más humanas, sin dejar de lado las nociones técnicas básicas, podría tener mayor impacto, resultados y éxito. Es decir, si era probable que el foco en lo humano tuviera un impacto comparable con programas enfocados exclusivamente en lo técnico.
Los resultados son prometedores. Luego de que 160 negocios liderados por mujeres pasaran por Emprender Mujer desde 2021, hemos evidenciado un crecimiento promedio del 33% en las ventas de los emprendimientos, comparado con un 15 % de los negocios en otros programas enfocados en lo técnico. Al iniciar, solo 26 % de las emprendedoras tenían indicadores financieros; ahora más del 55 % los tienen. Solo el 18 % de las emprendedoras contaban con ellos al inicio del programa, ahora el 50 % ha proyectado su negocio para los próximos tres años. En cuanto a las ventas, pasamos de un 50 % que veían una tendencia creciente en sus ventas y 18 % decreciente, a 72 % que ahora las ven ascender y un 27 % que las mantienen estables.
Son indicadores iniciales, pero nos señalan que esta aproximación al liderazgo genera un impacto mayor en mujeres, no solo en sus negocios, sino en la sociedad en general. Y esto es fundamental en un país en vía de desarrollo como Colombia, donde una gran parte del empleo o fuerza laboral proviene del emprendimiento a pequeña escala (según información de Journal of Political Economy ).
Y este es un valor esencial de la apuesta que han hecho las empresas que han impulsado el programa. Proantioquia, Grupo Argos, Comfama, Bancolombia, la Fundación Siemens, Fundación Promigas y Transmetano van más allá de identificar retos. Buscan acciones, con nuevas aproximaciones y metodologías, que nos permiten encontrar mejores formas de impactar positivamente nuestra sociedad y seguir trabajando en conjunto por una mejor ciudad y país. Ese es el valor de un sector privado con una visión de trascendencia en su actuar: empresas exitosas, pueden promover sociedades exitosas.