“Margarita Villa y yo hemos estado en hogares para personas mayores, hospitales y lugares que nos permitan ayudar a otros”
Sucedió durante 19 años: Olga Giraldo ayudó a vestir a su mamá con delicadeza, observó su cuerpo, la ropa, aprendió sobre dolores, y formas de sostenerle un brazo o levantar sus piernas. Entendió por qué un cierre de vestido o un botón de camisa pueden cambiar un momento y cuál es la importancia de los detalles, en cualquier día.
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Finalmente, y cuando ella se fue de este mundo, quedó la tristeza natural; también el aprendizaje de ayudar a alguien cercano a que se apague sin dolor, con dignidad y belleza.
Pasaron unos meses, y en enero del 2020 Olga Giraldo aceptó tomar un café con Margarita Villa, una compañera de colegio. En la reunión, Margarita vio los ojos luminosos de Olga cuando le habló sobre la idea de crear una marca de ropa que le permitiera vivir mejor a las personas con movilidad reducida y limitada. A partir de ahí comenzó la historia de Adaptiva, una empresa que busca hacer la vida más fácil para todos aquellos que están en cama o que por alguna situación particular de su cuerpo no pueden vestirse fácilmente, con la ropa tradicional que suele estar en los almacenes.
Camisas que se abren sin botones y se cierran gracias al velcro, pantalones amplios, estampados que permiten olvidar la enfermedad, telas suaves o broches que facilitan el proceso de vestirse, se ven en cada una de las prendas de Adaptiva, las mismas que Olga sostiene con delicadeza y su sonrisa serena.
Explica que ella y Margarita se interesan en que cada una ayude a mantener la autoestima, aporte comodidad, bienestar y protección.
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Aunque Olga ha estado rodeada de médicos, y Margarita se ha movido bien en el mundo de los negocios, el camino ha sido complejo por la ausencia de conocimiento y familiaridad hacia este tipo de ropa, en el mercado. Al comienzo, los confeccionistas le ofrecieron la posibilidad de fabricar 150 unidades por prenda y no entendían muy bien el concepto; finalmente encontró a tres que ya la entienden y apoyan.
Piensa que el reto mayor es “crear cultura”, que las personas entiendan el papel que tiene la ropa en el momento de una enfermedad o en el proceso de recuperación de un accidente.
A pesar de todo, la constancia y la convicción de ambas muestran resultados: Ruta N las invitó a ser parte de las iniciativas que apoya, han participado en Colombiatex, y una empresa holandesa se prepara para darles asesoría en temas de mercadeo. Y es que aunque en Colombia su idea es casi totalmente nueva y desconocida, en países como Canadá, Estados Unidos o en algunos de Europa ya existen marcas con propuestas similares.
Por estos días buscan la forma de mejorar los procesos, definir precios y lograr que más personas conozcan su marca. También estudian cada prenda, desde el inicio: la tocan, observan y piden opiniones a familiares. O incluso duermen con ellas para sentirlas durante la noche y entender a quienes vayan a vestirlas, en el futuro cercano.
En medio de la incertidumbre y novedad del camino, Olga dice haber conocido historias bonitas: personas que le escriben para contarle situaciones o hacer preguntas sobre la ropa.
Esta atención a cada uno le permite entender por qué un bolsillo es importante en las camisas de hombres mayores o qué tan alto debe ser el cuello, en una camisa para mujer. “Estamos llenos de detalles y tenerlos en cuenta hace la vida más fácil y tranquila”.
Sentada en la sala de su casa y con el sonido de una quebrada que corre cerca, dice que la misión de Adaptiva se resume en una frase: “Acompañar a todo aquel que está limitado”. O también, a que haya un poco de luz en medio de lo que parece oscuro.