Calle 12
“El domingo 22 de febrero, en la placa polideportiva del barrio Manila, desde las 10 de la mañana, vamos a hacer una asamblea de residentes; no solo vamos a estar los miembros de la JAC (Junta de Acción Comunal), sino todas las personas de la comunidad interesadas en el tema de movilidad. En el caso de los establecimientos comerciales, participarán sus representantes legales. Ese día vamos a exponer el diagnóstico que se hizo sobre la movilidad en Manila, y vamos a tomar decisiones”, comenta Rodrigo Molina, presidente de la JAC de este barrio. Y no es para menos la citación a la asamblea, si se toman en cuenta las conclusiones del diagnóstico que se realizó a finales de 2014, en coordinación con la Secretaría de Movilidad. Para el diagnóstico se tomó una muestra de 259 inmuebles que fueron encuestados, de estos, resultó que 151 (el 51 por ciento) son comerciales, 81 de uso residencial y 63 más no respondieron. A renglón seguido, la encuesta preguntaba sobre la disponibilidad de garaje en los inmuebles encuestados y como resultado, se detectó que, a lo sumo en Manila, existen 151 garajes aunque no todos se usan para tal fin, porque solo ocho de ellos son garajes de uso comercial y 19 de uso residencial. También, el diagnóstico logró establecer que en Manila, diariamente circulan 2.062 vehículos entre comerciantes, habitantes del barrio y visitantes, en contraste con 27 garajes en uso, situación que según este estudio “ha generado un escenario de congestión y mal uso del espacio público, tanto de comerciantes como de residentes, invadiendo la calzada vehicular, andenes y zonas duras y verdes”. Con este panorama, ¿cuál va a ser la solución en términos de movilidad para el barrio Manila? El 22 de febrero, comunidad y comerciantes tendrán que tomar decisiones de fondo.
Carrera 43E – Calle 12
Calle 12 – Carrera 43E
El comercio, ¿irrumpió en Manila?
El esfuerzo de los lugares comerciales que tienen su actividad en Manila –especialmente los de comida–, para afectar lo menos posible a los habitantes y residentes del barrio, pareciera que no es suficiente. “Los comerciantes tienen un afán de prestar su servicio, de crecer su negocio y no miran más allá, a veces no entienden que llegaron a un barrio residencial; en su momento le dijimos a Olivia y a Barbacoa ‘ustedes irrumpieron en el barrio’. A Manila no llegaron como un negocio recién nacido, llegaron sucursales de esos negocios con un nicho de mercado grandísimo, y claro, impactaron al barrio. Una vez se instalaron, pusieron chimeneas para cocina de leña, trajeron enfriadores cuyos motores hacían ruido, alterando la tranquilidad y el buen vivir de los vecinos”, comenta Rodrigo Molina. A esta situación también se refiere Zulma Villegas de Toro, vecina del restaurante Barbacoa: “Esta semana pusieron un aislante en la pared, porque con el horno de ellos mi casa se calentaba, y aunque lo cambiaron de sitio, ¿cómo hacen un horno de leña pegado a una pared, que limita con una casa de familia? Aparte de esto, también esta el ruido de un motor, que es enloquecedor”.
Calle de La Buena Mesa
“Estamos sufriendo el fenómeno de la ‘gentrificación’”
“Acá todo está más costoso, este ya no es un barrio estrato tres y cuatro, ya es un barrio casi que estrato cinco, seis y comercial. Yo me peluqueo en el barrio donde vive mi suegra, allá me cuesta 7 mil pesos, en Manila me vale 10 mil pesos más la propina; si yo llevo por ejemplo mi perro a la peluquería, tengo que ir a Caninos y Felinos que es lo que hay aquí y es costosísimo; si yo almuerzo, por ejemplo, en cualquier otro barrio estrato tres o cuatro, me vale ocho mil pesos, acá encuentro restaurantes de 30 y 40 mil pesos, entonces evidentemente el costo de vida subió en el barrio”, comenta con preocupación Mauricio Mojica, un habitante de Manila, y agrega: “Mire esa Fundación Berta Arias de Botero, ellos tenían en el barrio casas para la gente que caía en desgracia económica, a esa fundación le estaba resultando muy caro tener a esas familias en Manila, entonces tuvieron que reubicarlas (…) a un curita de mucha edad que le habían dado una casita ahí, lo reubicación y se murió ligerito, eso es desarraigo. Esas personas que en su mayoría eran viejitos, acá lo tenían todo, el Éxito, las tiendas, y más que eso, el calor de barrio, porque la gente, los vecinos se preocupaban por ellos. Mire otro caso, el de don Gustavo Ángel; él tiene un carrito, es mecánico y también arregla el de mucha gente. A ese señor también lo reubicaron pero, ¿qué pasó? que así se lo hayan llevado para otro sitio de la ciudad, igual se mantiene acá, él hace mandados en su carro, entonces todos los días llega y se parquea en Manila”. A la queja se une Rodrigo Molina quien dice: “(…) nosotros estamos aquí, peleando por una comunidad, y si este barrio va a dejar de ser barrio, entonces entreguemos la personería jurídica de la junta de acción comunal y conformemos un comité cívico, aquí ya no hay más que hacer porque no nos están protegiendo, nos están sacando, estamos sufriendo el fenómeno de la “gentrificación”, están convirtiendo un barrio que era de estratos dos tres y cuatro, en estratos cuatro, cinco y seis; la gente se está yendo y a eso se le llama desplazamiento intraurbano, fuera de todo, sumémosle la valorización”.
Carrera 43D – Calle 12
Calle 11A – Carrera 43B
Calle 12 – Carrera 43D