Es destacable que el Gobierno Nacional adelante acciones para controlar los gases de efecto invernadero, pero hay una tarea que es también urgente: la protección de nuestros océanos y el control irrestricto de la deforestación. Una reflexión que comparte con los lectores de Vivir en El Poblado el ingeniero sanitario Guillermo Morales Zapata.
Colombia es uno de los países más afortunados, en términos de lo que la Naturaleza nos entregó. Por citar sólo algunos ejemplos: tenemos dos océanos, ocupamos el segundo lugar en diversidad del planeta y una porción de la cuenca del río Amazonas. Esto lo deberíamos reconocer, pero no lo valoramos, especialmente nuestros dirigentes. Y estamos despilfarrando mucha parte de esta riqueza, a costa de la Naturaleza y tal vez de nuestra misma supervivencia. Pero, además, con nuestro comportamiento como sociedad, estamos perdiendo una oportunidad histórica de contribuir al equilibrio climático del planeta.
Existen muchas formas de evaluar el estado del medio ambiente, pero yo, de una manera muy simple y parcial, me voy a aproximar a una de ellas.
Para entrar en materia, necesito hacer una precisión académica. Cuando hablamos del concepto “los sumideros de carbono” nos referimos a los océanos, selvas y bosques, que son los mecanismos que tiene la Naturaleza para almacenar todo el CO2 (una forma de carbono) que se genera en la Tierra, especialmente el producido por las actividades humanas, que cada vez es mayor, debido a nuestro modelo de desarrollo.
Este CO2 escapa a la atmósfera y empieza a hacer parte de los gases de efecto invernadero (GEI). El año pasado se generaron del orden de 36.300 millones de toneladas de CO2 en todo el mundo, debido, entre otras cosas, al incremento del uso del carbón y a la continuidad del consumo del petróleo. Cerca del 50% de todo este gas se queda en la atmósfera.
La otra parte regresa a la Tierra por diversos medios, entre ellos las lluvias y por la absorción de las plantas, que lo utilizan en su proceso de fotosíntesis. Entonces, ¿qué pasa con ese otro porcentaje que no se queda en la atmósfera? Es removido por los sumideros de carbono, con lo cual coadyuvan en la mitigación de los efectos del cambio climático.
Con esta breve introducción académica, ¿cuál es la situación en Colombia? Solo generamos cerca de un 0,5% de los GEI mundiales, es decir, somos una región que no representa casi nada en el universo de los grandes emisores. Pero donde sí tenemos una gran fortaleza es con la abundancia de los sumideros de carbono: por la inmensa superficie de nuestros océanos, y por el área de los bosques y la porción de la selva amazónica que poseemos, todo un privilegio como país. Por eso habría que estar protegiéndolos permanentemente con todos los recursos del Estado.
¿Y qué estamos haciendo? Muy poco, solo llevando a cabo algunas acciones para disminuir las emisiones de los GEI, que sí se tienen que hacer, pero considero que estas no deberían ser el foco del esfuerzo del Gobierno. Este debería estar centrado en la protección de nuestros océanos y en el control irrestricto de la deforestación. Por ejemplo, en los últimos años se ha estado deforestando, en promedio, cerca de 200.000 hectáreas por año; esta actividad es equivalente a arrasar el área de dos canchas de fútbol cada minuto.
Con base en lo descrito previamente, y más allá de lo que afirmen los gobernantes de turno, creo que es de Perogrullo afirmar que el desempeño ambiental de Colombia no va por buen camino, como tendría que ser, pues estamos al debe, y mucho. Ojalá que esta situación cambie, por nuestro bien y el de la misma humanidad, pero especialmente por la salud de la madre Tierra.
Guillermo Morales Zapata
Ingeniero Sanitario U. de A.
Pensionado EPM