Yadilton Zorrilla Ramírez es un “contrabajista que solo necesitó cuatro cuerdas y un arco para transformar su realidad”. Ese es un apartado de una de sus reseñas biográficas y él la entona con orgullo porque, como bien afirma, es verdad.
Este joven talento hoy representa a Colombia en Europa y es uno de los referentes de los programas de la música y del desarrollo humano que lleva más de 10 años liderando, desde Medellín para Colombia y el mundo, la Academia Filarmónica Iberoamericana –Iberacademy–.
Ante todo, es importante mencionar que este no es un centro de altos estudios de música. En el ADN de Iberacademy está el desarrollo humano a través de la excelencia musical.
¿Pero cómo se logra? El director de orquesta colombiano Alejandro Posada, uno de los fundadores de Iberacademy, explica que sus programas se dedican a la formación personal, profesional y artística del talento joven latinoamericano, por ejemplo, a través de formación en interpretación musical, pedagogía y emprendimiento creativo.
Y se habla de Latinoamérica, porque este no es solo un programa para niños y jóvenes de Medellín y Antioquia. Sus procesos formativos se expanden a Colombia y el mundo.
El ADN de Iberacademy
La diferencia de Iberacademy frente al imaginario de lo que muchos tienen de un centro de formación de este tipo es que “este programa de desarrollo humano amplía las oportunidades al ser humano”, añade el maestro Posada.
Algo que, además, Iberacademy logra fácilmente porque la música es un arte que se presta muy bien para el desarrollo del interés humano en la excelencia. El director de orquesta colombiano cuenta que este programa logra su formación, entre otras cosas, trabajando con sus integrantes para que emprendan proyectos y puedan “honrar los privilegios que les da la vida”, es decir, dejan en ellos implantada la semillita para que ese talento que tienen no se quede ahí, sino que trascienda como una forma de devolver, con excelencia y gratitud, las oportunidades y privilegios que han obtenido.
El artista hoy en día debe ser emprendedor, pero también pedagogo y procurar la expansión del talento joven para desarrollar los ecosistemas culturales de los territorios. Porque, tal y como lo afirma Alejandro Posada, “Iberacademy le apuesta a músicos y artistas con una visión mucho más amplia del mundo. Que sean referentes en muchos programas en el mundo. Unos músicos que no le apuesten solo a la música, también a la formación del ser”.
En común, los integrantes de los programas de Iberacademy tienen tres coincidencias en su vocación y trabajo diario. Primero, la gratitud, como forma de honrar los privilegios que les da la vida. Segundo, la generosidad, como un sentimiento que moviliza acciones nobles. Y tercero, la excelencia, como camino hacia las oportunidades.
Referente en el estudio de la música
El interrogante de cómo se logra el proceso formativo en Iberacademy va mucho más allá de su sede en el Centro Comercial Mayorca, en Sabaneta, al sur del Valle de Aburrá.
Iberacademy hace, constantemente, alianzas con universidades que tienen programas profesionales de música, y con orquestas y empresas alrededor del mundo para que jóvenes talentos puedan tener un proceso formativo de alto nivel.
Son estos procesos los que logran que niños y jóvenes encuentren su camino en la música. “Porque su ciudad es el mundo posible, ellos tienen que prepararse lo suficientemente bien si quieren vivir de esto”, relató el fundador de Iberacademy.
Además de las alianzas académicas con las universidades que tienen carreras profesionales en la música, la Universidad Eafit, la Universidad de Antioquia -UdeA-, el Instituto de Bellas Artes, y con orquestas, la Academia Filarmónica Iberoamericana cuenta con varias actividades y programas permanentes. Entre ellas:
- La Orquesta Filarmónica Iberoamericana.
- El Programa de Música de Cámara.
- Las clases magistrales con artistas de renombre internacional.
- Las mentorías en el Programa In Crescendo.
- El Programa de Proyección Artística: en el que se incluyen intercambios musicales, giras de conciertos y oportunidades de actuación.
- El Programa de Formación para la Educación Integral y el Liderazgo.
Iberacademy también apoya programas de educación musical en Latinoamérica. Por ejemplo, Sinfonía por el Perú, en el vecino país inca; la Fundación Musical Bravura, en Bolivia; la Fundación Papageno, en Chile, y Música en los Barrios, en Nicaragua. Con ellos realiza intercambios pedagógicos, los cuales conectan a estudiantes y profesores de estos programas con el mundo.
Uno de sus programas insignia es In Crescendo – Programa de Crecimiento Musical por Antioquia y Latinoamérica-, para apoyar la educación musical de jóvenes en Medellín y Antioquia de las escuelas de música de los municipios, el cual ya está empezando a retomar labores, en modalidad virtual y presencial, en este 2022. El año pasado con este programa se realizaron conciertos y actividades pedagógicas en los municipios antioqueños.
“Esperamos seguir contando con 35 municipios de Antioquia. Con In Crescendo hemos podido detectar nuevos talentos y apoyar la formación de niños y jóvenes en el territorio a través de mentorías”, narra el maestro Posada.
En sus más de 10 años de existencia, por la Academia Filarmónica Iberoamericana han pasado talentos como Ángela Calvo, quien trabaja en una orquesta profesional húngara; Santiago Bernal, profesor de un conservatorio en Suiza; Joseph Salazar, profesor actualmente de la Universidad Eafit, y Natalí Esponoza, profesora de la escuela de música de Guarne, que es uno de los mejores programas municipales de Colombia, entre otros más.
Todo esto se hace posible gracias a la gran alianza que se tiene con la Fundación Hilti, como aliado principal, y con fundaciones y empresas en Colombia, como Mineros S.A. y la firma de abogados Correa & Merino, y alianzas con diferentes Alcaldía de Antioquia.
Es válido afirmar que Iberacademy está detrás de cosas grandes. Es el programa ideal, en donde niños y jóvenes aprenden a ser referentes de la sociedad.
Ellos tienen el ADN de Iberacademy
Yadilton Zorrilla Ramírez, músico invitado de la Filarmónica de Viena, desde hace más de 2 años. Es un referente importante del contrabajo en Colombia. Oriundo de Bugalagrande, Valle del Cauca, estudió en la Universidad de Antioquia.
Iberacademy me cuestionó sobre qué tipo de músico quería ser. En mi caso, con este programa entendí qué tipo de contrabajo me iba a proponer a ser, en cuanto a las técnicas del instrumento, y lo logré.
Además de grandes conciertos en Medellín, Bogotá y otras partes de Colombia, con ellos logré cosas importantes en mi carrera de músico en el mundo.
Por ejemplo, con ellos logré por primera vez viajar a Europa, a un concierto en Ginebra, Suiza. Tuve la oportunidad de crear lazos con otros contrabajistas en el mundo gracias a los programas de Iberacademy.
También recuerdo que cuando llegué a Viena, ellos propiciaron que se alargara mi tiempo en Europa. Me ayudaron a hacer mi festival de verano.
Ahora que estoy en Viena, quizá uno de mis mejores recuerdos en Iberacademy son las ocasiones en que participé en su orquesta, tocando mi contrabajo. Fue una buena oportunidad para entender cómo funciona el instrumento en una orquesta y las múltiples posibilidades que yo podía, con mi talento, ofrecer a la orquesta.
Agradezco a Iberacademy todo lo que me ha enseñado. Yo siempre que voy a ir a Medellín les digo que sí hay oportunidad para tocar en algo o para enseñar algo. Porque, así como me lo enseñaron allá, soy agradecido por la formación que me brindaron, y aún yo estando acá en Viena, me siguen contagiando con sus enseñanzas.
Natalí Espinosa, directora de orquesta formada en Eafit. Directora de la Escuela de Música de Guarne (Antioquia).
Yo divido mis procesos de formación en Iberacademy en dos partes. Primero,
La creatividad, que para mí no solamente es la oportunidad de crear y de imaginar cosas nuevas, sino también que la creatividad en la vida de un músico se ha convertido en saber contar buenas decisiones.
La música me permitió hacer mucho ejercicio de reflexión interior. También, fue para mí un reto aprender un arte que no se puede tocar, que no es tangible y que no es visible como lo puede ser la pintura. Y eso me parece que requiere llenarse de un montón de habilidades, imaginativas y creativas, que me ayudaron a estimular la capacidad de poder ver de una manera más plural, varios factores a la vez.
Segundo, en lo humano me enseñó que la música, así como cualquier otro saber, cobra sentido cuando uno la comparte y la multiplica con otras personas. Es decir, cuando realmente se hace para los demás y con los demás, es donde más sentido cobra y en dónde más riqueza para uno mismo tiene, dado que se replican las experiencias positivas y se abre un nuevo momento de cocreación para aprender cosas nuevas.
En sí, la música ha sido una buena elección en mi vida, y no la cambiaría por nada. Me ha hecho muy feliz.