Luis Fernando González
¿Cómo se podrían incluir nuevas construcciones en Medellín sin dañar los barrios?
“Se supone que el POT es para los habitantes, para mejorar su calidad de vida, pero siempre termina en cómo generar más rentas urbanas. Eso es otra cosa. Por eso nosotros hablamos de hábitat, y ese tema interesa poco o está muy sesgado dentro de la propuesta. ¿Dónde están las grandes peleas?: en dónde habilitar suelo, dónde ampliar la frontera urbana, dónde hacer sectores de renovación urbana. Uno se pregunta por qué barrios como Campo Amor tienen que desaparecer. Está pensado para renovación urbana, ¿y qué es renovación urbana como lo conocemos nosotros? ¿Otro Naranjal? Dentro del proyecto del POT está definida como intensificación de la vivienda y de la construcción. En el nuevo POT, toda la propuesta de los barrios de renovación urbana está en el corredor del río (río norte, río sur y río centro) y en la transversal de La Iguaná, que son áreas de intervención estratégica. Y dentro de río sur está toda la propuesta de las Dos Orillas (proyecto de corredor entre Villa Carlota y Guayabal, que elabora Urbam), que es otra Ciudad del Río, otro Naranjal. ¿Y dónde están barrios como Santa Fe y Campo Amor? En las Dos Orillas. Nosotros lo que estamos planteando es que se aplique el Mejoramiento Integral Barrial (MIB), que se beneficie a los pobladores, que se cualifican esos sectores en vez de estar pensando los constructores simplemente en hacer renovación urbana.
¿Cuáles otros aspectos lo preocupan del POT?
Me preocupa el tema del patrimonio, pues sigue siendo un convidado de piedra en Medellín, es eventual, la restauración de algún edificio, pero no más. Todo el conflicto que hay alrededor del Centro deprimido, pero no hay una voluntad política, y se está hablando de un plan del Centro, que tampoco está: dicen que lo van a desarrollar de aquí a diciembre de 2015, ¿pero cuáles son los presupuestos? Hace mucho tiempo estoy diciendo que si los Bienes de Interés Cultural de la Nación fueran el fundamento del centro histórico, toda la modelación del Centro debería ser alrededor del patrimonio porque es el centro histórico, es el centro de memoria, porque es el centro de referencia, pero lo único que importa son los intereses de los comerciantes.
¿Destaca algo en este POT frente a la conservación del patrimonio?
Ha mejorado frente a lo que ocurrió hace unos años, pero no hay nada en el POT convertido en política pública territorial. Yo digo, vuelva la conservación del patrimonio en elemento determinante del Centro para que no siga expandiéndose todo a $ 250, todo a $ 500, todo a $ 1.000, horadando el queso; el Centro es un queso gruyer que está comido por dentro, es El Hueco por toda parte. Si el Centro se convierte solo en comercio, apague y vámonos, eso no tiene sentido. Aquí lo que estamos hablando es de la conversión, donde la estructuración del sentido simbólico, del sentido determinante de modelación del territorio son los Bienes de Interés Cultural de la Nación y los otros patrimonios no declarados, a partir de lo cual todo lo demás debe gravitar.
Barrios suroccidentales de Medellín
¿Cómo cree que se pueda estimular la vivienda en el Centro, que sería uno de los amarres para su recuperación ?
Volvemos sobre el mismo cuento que ocurrió con la renovación. ¿No acabaron con las casonas del Centro para hacer edificios con muy mala calidad arquitectónica?
¿Por qué no se mantuvo esa arquitectura con unas densidades medias y altas como se hizo en La Candelaria, en Bogotá, donde hacia los interiores de las manzanas se hizo otra modelación preservando la arquitectura? Usted puede hacer densidades, lo que pasa es que mucha gente lo pone a uno en una paradoja: o sos un vejestorio al que simplemente le gustan las casas viejas, o acabás y hacés una cosa nueva. Eso no es cierto: el mundo no es bipolar, hay una gama enorme de intervenciones, se puede hacer una lectura de esa arquitectura y hacer densificaciones, pero acordes con esas manzanas, sin acabar las fachadas. Tampoco es hacer fachadas únicamente. Si usted tiene una manzana con una serie de casas que de pronto tienen unos patios. Unos dicen ‘vengan arrasemos eso y hagamos una torre’. O los otros dicen, ‘vengan tumbemos todo este interior y dejemos la fachada’. Tampoco es eso. ¿Por qué no dejar estos patios, conectarlos y hacer unas torres intermedias al interior, con unas densidades? La lectura de esto implica un trabajo, pero usted no está mintiendo, creando una escenografía urbana, sino unas formas de habitabilidad en su interior y la está densificando sin tener que sobredensificar. Es sencillo, pero requiere sensibilidad, ejercicio de proyección, para eso están los arquitectos, para lo otro están los constructores y los inmobiliarios. Más tiempo, más recursos, claro, pero mejor ciudad a largo plazo. Conservaste el patrimonio, generaste una ciudad más amable.
¿Qué recomienda a los concejales frente al estudio del nuevo POT?
Una de las cosas que yo he reclamado y les digo a los concejales es: ¿vamos a seguir convirtiendo el Plan de Ordenamiento Territorial en la hoja de ruta a los intereses inmobiliarios y a la rentabilidad, a las inversiones de renta del suelo urbano y a las rentas inmobiliarias, o el POT es la hoja de ruta para mejorar las condiciones de habitabilidad de la población y mejorar y potenciar la calidad de la ciudad? Son dos cosas totalmente diferentes: el POT como hoja de ruta de los negocios inmobiliarios o el POT como hoja de ruta de la calidad habitacional y el mejoramiento de las condiciones de vida de los pobladores, tanto urbanos como rurales.
¿Qué destaca del antiguo POT?
“Siempre he dicho que ha sido una fortuna que los POT hayan aparecido en la nueva modelación urbana, porque mal que bien han impedido que esto sea un desorden total. Los POT –y eso lo estoy hablando en términos generales de la ley 388 de 1997 más que una especificidad sobre Medellín– recogen una larga discusión de muchos actores, de muchos agentes del tema de lo urbano y de la planeación en Colombia. Han servido para contener un desbordamiento y un crecimiento incontrolado y anárquico y pusieron sobre el tapete dos elementos fundamentales: la protección del sistema ecológico y la valoración del sistema artificial del espacio público como elemento determinante de construcción de civilidad y de democracia. Eso es general en Bogotá, en Medellín, en Montería, en Neiva, Cali, Bucaramanga, han ido construyendo esa relación entre el sistema natural y el sistema artificial que prohijó que la ciudad nuestra también tuviera indicadores para mejorar la calidad de vida. Sin el POT no hubiera sido posible. ¿Usted se imagina cómo serían nuestras ciudades sino hubiera POT y restricciones sino esto hecho al les affaire inmobiliario o al les affaire informal?”.