El presidente de la Junta de Acción Comunal (JAC) del barrio Manila, Rodrigo Molina, también escribió a la redacción de Vivir en El Poblado para alimentar la discusión en torno al futuro del Aeropuerto Olaya Herrera, de Medellín, y a la conveniencia o inconveniencia de un futuro traslado de sus operaciones al José María Córdova, de Rionegro. Los siguientes son apartes de su comunicación:
“Quisiera opinar muy respetuosamente sobre la controversia suscitada a raíz de la columna del doctor Juan Carlos Vélez, en el tema del Aeropuerto O.H.
Son tiempos de campaña electoral para Gobernación, Alcaldía, Asamblea y Concejo, y sus aspirantes prenden motores con temas de ciudad trascendentales, neurálgicos y, en este caso, álgidos.
La transformación que se le quiere dar a Medellín como ciudad eficiente y sostenible, innovadora e incluyente, en donde proyectos de gran envergadura como el Cinturón Verde y Parque del Río, la ampliación y adecuación de vías peatonales y ciclorrutas, la construcción de transporte público masivo y una cantidad de proyectos de conectividad la quieren posicionar como ciudad clúster, prestadora de servicios, internacionalizada para eventos y foros mundiales, casi cosmopolita, tiene que incluir un muy buen sistema de terminales de transporte aéreo, el cual supla nuestras carencias de accesibilidad a este lindo Valle de Aburrá. La razón es que nuestras carreteras son malas en verano y perversas en invierno y no contamos con un sistema férreo de transporte, ni de carga, y menos aún de pasajeros. Dos aeropuertos para Medellín no son suntuosidad, son un requisito para ser competitivos y dinámicos en la cotidianidad de propios y extranjeros.
Prescindir del O.H. y llevar las operaciones al J.M.C. sería como secar el embalse Peñol-Guatapé para que lo volvieran a habitar, pensando en que vamos a tener a Hidroituango generando la energía de ambos embalses. El antioqueño del común siempre ha dicho: “De lo conseguido no se sale” y es así como debemos pensar con uno de nuestros patrimonios, tan cargado de historia y progreso. Y ni hablar de la cantidad de personas que quedarían cesantes y de las secuelas sociales y económicas que dejaría el acabar con el Aeropuerto Olaya Herrera”.