A propósito del Día Mundial del Perro, conversamos con Raúl Barranco de Olfato, educación canina, una empresa que creó para hacer lo que más le apasiona: educar perros y enseñar a las personas a vivir con ellos de la mejor forma
En uno de sus brazos tiene tatuado a Canelo, el perro con el que vive desde hace varios años y a quien recibió en su casa en España para cuidar y ayudarlo a pasar una enfermedad que aún lleva en el corazón. Junto a él vive por estos días una perrita de unos cuantos meses a la que educa para que en el futuro cercano pueda ayudar a una mujer en situación de discapacidad.
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De seguir como van las cosas, el animal será capaz de ayudarla a vestir o a encender la luz. Raúl Barranco llegó hace cuatro años a Medellín por un cambio favorable e imprevisto en el camino: conoció a una mujer que luego se convirtió en su pareja y lo trajo hasta aquí. Su pasión permanente por los perros se convirtió en una actividad más real cuando tenía 21 años. En ese entonces, comenzó a visitar albergues como voluntario y a entender una situación que le llamó la atención: muchos de los perros adoptados eran devueltos porque sus dueños no sabían cómo estabilizar su comportamiento o manejar ciertas situaciones.
Con observación, paciencia y el afecto innato por los animales que revela en cuestión de segundos, comenzó a trabajar con perros que habían sido maltratados, estaban llenos de desconfianza, atacaban ante la primera situación o se comportaban de formas inestables después de ser devueltos por sus familias adoptivas. Después de varias semanas y consistencia suya, lograba que el animal asumiera otra actitud. En Ciudad Real, el lugar en España donde vivía, combinaba su trabajo como protésico dental con el voluntariado en las protectoras de animales.
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Después de ver los cambios obtenidos en el comportamiento de los animales comenzó a estudiar y a certificarse. Actualmente tiene estudios de primeros auxilios, obediencia, modificación de conducta canina, guía y asistencia a personas con la ayuda de perros, entre otros. La cantidad de diplomas que lo acompañan hablan de su interés en hacer de su oficio un tema profesional y con fondo: “no me interesa enseñar a los perros a hacer trucos o humanizarlos. Tampoco me centro en educación conductista (estímulo – respuesta). Mi trabajo tiene una base cognitiva y emocional”. Aunque suele moverse por varias de las unidades residenciales de El Poblado, llega a diversos puntos de Medellín que lo necesitan. En cada casa analiza, enseña a premiar o a marcar el límite, revisa rutinas,muestra cómo leer las acciones y a que vivir con un perro sea una experiencia agradable e interesante.
¿En qué consiste tu trabajo y qué personas acuden a ti?
Desde que creé Olfato, educación canina, hace 4 años, me buscan personas cuyos animales tienen agresividad o ansiedad por separación. Esto último lo vi mucho durante la pandemia: después de muchos días en casa, si el dueño volvía a su trabajo o salía, el perro comenzaba a comportarse de una forma distinta, a veces agresiva o nerviosa.
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En algunos casos más extremos y más escasos se trataba de heridas que el animal se causaba a sí mismo. También llegan hasta mí dueños de mascotas interesados en los principios básicos de educación. Trabajo con las personas para que aprendan a interpretar el lenguaje corporal del perro y comprendan su naturaleza. Cuando empiezo las clases, explico que se trata de un trabajo en equipo, tomamos nota, destaco el valor de la paciencia y hacemos ejercicios entre todos para llevar a cada perro a entender el por qué de ciertas consecuencias o situaciones sucedidas en la casa.
¿Qué diferencias nota entre España y Medellín en el tema de protección y educación canina?
España le lleva a Colombia casi tres décadas de ventaja en estos temas. La legislación está más avanzada, los albergues tienen condiciones mejores, en su mayoría, y hay más conciencia. Esto se ve en los detalles: allá, por ejemplo, las aerolíneas han modificado la temperatura de sus cabinas para que los animales viajen en condiciones más favorables para ellos. Sin embargo, también siento que ciudades como Medellín avanzan a una velocidad rápida: hay más interés y acciones destinada a la protección animal. Aunque aún somos pocos los educadores certificados, hay un aumento de posibilidades e interés. Ya en temas más particulares, noto que muchas personas aún ven el perro como un animal al que buscan entrenar para que reciba órdenes y ejecute ciertas acciones o haga ciertos trucos. Afortunadamente esto está cambiando para bien. También siento que aquí falta más trabajo en equipo de las personas que trabajan en un gremio.
¿Qué le aportan los perros a las personas?
Además de aspectos obvios como compañía, dan tranquilidad y pueden ayudar a que personas en situación de discapacidad puedan moverse más fácilmente. También existen algunos estudios que demuestran la influencia que pueden tener en la recuperación de personas con ciertas enfermedades. A las familias con niños también les ayudan a ejercer la disciplina, aplicar rutinas y practicar la paciencia. Sabemos también que por su olfato ayudan en labores de rescate y rastreo, entre otras.
¿A dónde le gustaría llegar en el futuro?
Sueño con fortalecer este negocio que más que un trabajo, es una pasión. Me encantaría dedicar una gran parte de mi tiempo a educar animales que puedan asistir y guiar a personas en situaciones de discapacidad, con ciertas enfermedades o en otras circunstancias desafiantes.
Las personas interesadas en contactar los servicios de Raúl Barranco pueden escribir al celular: 311 223 49 25