Después de 122 años en Medellín, el colegio La Enseñanza presenta un edificio que reúne su filosofía humanista cristiana, y se adapta a las necesidades de los tiempos nuevos: tecnología y naturaleza.
En el colegio La Enseñanza existe, desde hace un par de semanas, un lugar donde las niñas se sienten libres y aprenden a entender la tierra y el universo. En este edificio levantado bajo instrucciones de la empresa Muros y Techos, cada detalle ha sido pensado: colores alegres, ventanas que invitan la luz o a mirar el cielo, lugares para escalar o el descanso.
“Nuestro colegio está guiado por los principios y la tradición de la Compañía de María, y, al mismo tiempo, se adapta a la cultura local. Es un proyecto educativo que está comprometido con toda la ciudad”
La madre Beatriz Acosta Mesa, rectora de este colegio que cumple 122 años de existencia en Medellín, expresa alegría ante el final de las obras iniciadas en el 2019. Dice que poder terminar un proyecto como este, en medio de los desafíos de un mundo en pandemia, demuestra el valor del esfuerzo y de confiar en que las ideas y proyectos pueden ser posibles.
La idea de crear un preescolar nuevo hace parte del Plan de Desarrollo 2020 – 2025, que busca dar sentido a la vida de las niñas, promover sus talentos, trabajar por la innovación y la creación de relaciones armónicas con las personas y la naturaleza. Con base en este plan, y con la ayuda de los “Amigos del Colegio” (un grupo variado de personas que asesora y acompaña), decidieron construir este espacio.
El mundo, en una casa
La tradicional casa de muñecas que existía en el pasado fue reemplazada por espacios de juego donde ahora las niñas pueden conocer más sobre países como África, Japón o Italia. “Se trata de que jueguen con el mundo”. A estos lugares se suma una cocina para interactuar y aprender, y un planetario y espacios donde pueden conocer los principios de programación, robótica y metodología Stem. “El propósito es lograr que disfruten a través del juego y el conocimiento, y, al mismo tiempo, encuentren la dignidad y belleza que hay en cada oficio”, afirma la madre Beatriz Acosta Mesa.
Belleza y el movimiento
Maria Piedad Bustamante Sánchez, coordinadora académica, resalta el papel de las manifestaciones artísticas en el proceso educativo. Cuenta que, además de enseñar historia del arte, obras, autores y protagonistas, el grupo de profesores fomenta la sensibilidad hacia temas como el color o el sentido de armonía. “Esto permite desarrollar las emociones del ser, y también combinarlas con el pensamiento crítico y lógico matemático”.
Catalina Zapata Ocampo, responsable de preescolar, explica la importancia del movimiento y la actividad física como parte de todo el proceso: “Aplicamos el método Wave, de entrenamiento físico, que implementamos en el primer momento de la mañana y prepara a las niñas para el resto de su aprendizaje”. Gloria Valencia Flórez, coordinadora del preescolar y primaria, menciona el valor que se da a las preguntas y a espacios como la reflexión o la eucaristía, capaces de fortalecer esa dimensión interior que permitirá a las niñas entender mejor el mundo en estos momentos de cambio.