En sintonía con la realización de ese importante evento que es el Séptimo Foro Urbano Mundial, que se realiza del 5 al 11 de abril, dedicamos esta edición de Vivir en El Poblado a varios temas de ciudad, crónicas y opiniones relacionadas no solo con el Foro sino con el desarrollo de Medellín. Damos cabida en estas páginas a notas que hablan de algunos problemas, aciertos, esfuerzos y proyectos de la ciudad para superar coyunturas y transformar escenarios difíciles como lo fue, por ejemplo, Moravia. También destacamos el auge que ha tomado el uso de la bicicleta, pese a tener en las pendientes un fuerte factor en contra. O los trabajos que hacen los jóvenes y las mujeres para reconocer y reconocerse en el territorio. Creemos, como muchos, que Medellín posee una fuerte capacidad de resiliencia, destacada de tiempo atrás, incluso internacionalmente. Como lo dice la columnista Adriana Mejía en su artículo de esta edición, “la de mostrar también es una cara verídica; no la única”, refiriéndose a la imagen que suele presentarse de Medellín.
Pero a la par con el Foro y las numerosas facetas bonitas que tiene por mostrar, “La ciudad que establecerá la ruta para el desarrollo de Iberoamérica” –como lo resalta una de las frases oficiales que promueven esta sede del evento– tiene graves problemas por resolver. Uno de ellos es el creciente poder de pulpo con tentáculos que bandas criminales de todos los pelambres ejercen sobre barrios de todas las comunas: los Urabeños, los Triana, la Terraza y la imperecedera Oficina de Envigado son solo algunas de ellas. Cada vez es mayor el número de sectores de Medellín que tienen dueño, delincuentes que fortalecidos por los negocios ilícitos, las armas y la violencia establecen fronteras visibles e invisibles y amedrentan, intimidan y extorsionan a todos y cada uno de sus habitantes. Como si fuera poco, quien por motivos de trabajo tiene que ingresar a determinados barrios de la ciudad, tiene que conseguir un intermediario que interceda por él ante el “duro” del sector, para que este, si es magnánimo, otorgue el consabido permiso. Tremendo panorama que demanda acciones efectivas.
También está por resolver otro problema en aumento, aunque disimulado un poco por estos días del Foro: el de los habitantes de calle, hordas de víctimas del vicio promovido y defendido a sangre y fuego por los dueños de las plazas de drogas. Vuelven y juegan pues las bandas criminales.
Sigue en curso el caso Space. La ciudadanía continúa pendiente del desenlace de este trágico episodio que tiene mil aristas, entre ellas la indemnización y reparación de las víctimas, el empecinamiento de la constructora Lérida CDO en mantener en pie cuatro torres que para muchos son insostenibles, y las consecuencias penales que acarreará la muerte de 12 personas.
Son también asuntos urgentes la revisión del POT –con los muy necesarios ajustes a la construcción y a los usos del suelo–, el desenvolvimiento del Plan Vial de El Poblado y el sistema de Valorización y, por consiguiente, el desembotellamiento del tráfico. Por último, pero no menos importante, está en mora la reeducación ciudadana, para que el respeto por el otro sea la característica principal del comportamiento de todos. Mejor dicho, además de su lucimiento en el Foro Urbano Mundial, Medellín tendrá trabajo para rato.