En mayo el antropólogo Pablo Aristizábal y su grupo rescataron un cementerio indígena en Los Guayabos. Ahora el turno es para el libro
El traje que lució el antropólogo Pablo Aristizábal en la presentación del libro Nuevos Descubrimientos Arqueológicos en la Ciudad de Medellín, pudo haber dado la impresión de que el trabajo que realizó desde mayo de este año, había sido todo, menos extenuante.
Alejado del glamour de los eventos de ciudad, en esos días las botas Macha mandaron, al igual que los jeans y las camisetas manga corta. Este trabajo consistía en desentrañar en tiempo récord los misterios que emanaron con una vasijas funerarias pertenecientes a comunidades indígenas del año 670 después de Cristo (según la datación con carbono).
Fueron quince días agitados. Las retroexcavadoras, ávidas de tierra, transformaban una zona verde cercana a Eafit, incluido el lote Los Guayabos, para dar paso al gigante de la 4 sur (Gilberto Echeverri).
Las excavaciones mostraron un total de seis vasijas o urnas funerarias con tapa, correspondientes a un cementerio familiar precolombino.
Ante el descubrimiento, Aristizábal expresó: “Lo bello es que encontramos miles de años de historia en una hectárea. Tenemos este cementerio indígena; el periodo colonial, que consiste en botijas o ánforas usadas por los españoles. Además, tenemos una cantidad de locitas y platos traídos de Inglaterra en los siglos 18 y 19”. El hallazgo también confirmó que El Poblado fue un resguardo indígena en 1615.
Divulgar el pasado
Después de extraer todo el material, el turno fue para las restauraciones y para la divulgación. Precisamente Pablo explicó el 13 de diciembre todo el proceso, ahora sí con ropas dignas de un coctel y de un documento como este. Un eslabón de la memoria de la ciudad y un esfuerzo que gracias a unos pocos se salvó de ser enterrado para siempre.
La presentación se realizó en una zona adecuada que se llama plazoleta Gilberto Echeverri, un espacio que deja ver una placa conmemorativa y un montículo de piedra que fue trasladado allí pieza por pieza.
Este documento será llevado a colegios y a todas las bibliotecas de la red pública de la ciudad, para que las nuevas generaciones lo conozcan. Esta historia, que en total encontró evidencia de 4.600 años, espera tener una sala arqueológica en Eafit y un dvd (documental), si todo sale bien.
El boom constructivo de la actualidad hace que Pablo, al otro día de la presentación, se vuelva a vestir adecuadamente para rescatar un pasado que tendrá un lugar especial en nuestro futuro.