Despertar el sentido de pertenencia por el barrio, ser punto conector entre ciudadanos, fortalecer el valor de comunidad, fue la ruta que nos trazamos como pioneros de la prensa local en Colombia.
Este viaje periodístico, valiente, alternativo, apasionante, comenzó en una época de Medellín tan miedosa como la de noviembre de 1990, con el impulso y la ilusión que generaban hacer empresa y ser pioneros de la prensa comunitaria en Colombia y con la bandera de servir de vínculo entre los habitantes de El Poblado.
Diez mil ejemplares circularon en las primeras salidas mensuales, en días en que este sector de la ciudad, de las fincas de recreo, acaso vislumbraba el camino que lo conduciría a constituirse en polo residencial, comercial, bancario y emprendedor de Medellín, hoy con una comunidad de 133.814 habitantes y una cantidad cercana de población flotante.
Todos vecinos, todos invitados a ser usuarios de los 43.000 ejemplares semanales.
Pasaron 29 años y aquí seguimos en circulación: con la mirada no del cuarto poder, que suele conducir a arrogancias, sino como otro vecino cuyo interés es la vocación por informar.
Despertar el sentido de pertenencia en un territorio en desarrollo, ser punto conector entre ciudadanos que todavía esperaban la ampliación del servicio de línea telefónica y que al pensar en el concepto de barrio solo guardaban memorias de Laureles o Prado, además fortalecer el valor de comunidad, aquel que procura que sus miembros se importen unos a otros, fueron las banderas de trabajo que presentamos en noviembre del noventa y que hoy sostenemos con convicción. “Los periódicos sectorizados son la certidumbre de que no existen públicos homogéneos, de que la búsqueda de universalización es el encuentro con lo superfluo”, editorializó el fundador Julio César Posada Aristizábal como palabras de estreno.
El Poblado se transformó a comuna 14, de un barrio se multiplicó a 23; nacieron la Milla de Oro, la Zona Rosa, la Calle de la Buena Mesa, Vía Primavera, Ciudad del Río, Las Santas y La Calera; llegaron tres de las estaciones del metro con mayor afluencia de usuarios y la carrera 34 del viejo Provenza ya busca unir Las Palmas con Guayabal; además, Manila le abrió puertas a la movida turística y se fueron la planta de Argos y Simesa y a Sandiego, Oviedo, Vizcaya y Monterrey se sumaron El Tesoro, Santafé y Premium Plaza … y aquí seguimos: con la mirada no del cuarto poder, sino como otro vecino que entre logros y tareas que pudimos hacer mejor inspira, antoja, denuncia, reporta, se duele en los momentos difíciles, se reta en la búsqueda de soluciones.
Vivir en El Poblado celebra sus 29 años de fundación y de nuevo ratifica su obsesión por la independencia periodística: somos aliados, tenemos intereses, estamos bajo influencia… sí: por la vocación de informar.