Una nueva razón para el taco eterno de Medellín

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He leído la entrevista al señor Humberto Iglesias, publicada en Vivir en El Poblado, en la edición de octubre 10 a 14 de 2019.

No deja de asombrarme el tinte político de todas las entrevistas de las personas vinculadas al gobierno en todos los entes territoriales.

Pues bien, los problemas de movilidad en las principales ciudades del país no se deben al exceso de vehículos, consecuencia del aumento permanente de la población. Se debe a la falta de planeación de la clase política reinante que da prelación a la proliferación de contratos corruptos y no a la solución de problemas, de todo tipo.

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Un país, un departamento, una ciudad, no se planean a cuatro años como lo vienen haciendo los presidentes de la república, los gobernadores y los alcaldes de turno, que hoy son de un partido y mañana de otro. Un país se proyecta a 50 o más años y los estudios tienen que actualizarse cada año. Digo actualizarse, no hacerlo cada año al amaño y conveniencia del gobernante de turno. En Colombia la planeación cambia de acuerdo con los intereses económicos personales de cada gobernante.

Vayamos al grano: Medellín. Las vías no han sido proyectadas a largo plazo y por tanto con especificaciones ajustadas al crecimiento de la ciudad. No hay diferenciación entre vías para vehículos, vías para peatones o vías mixtas. Todo ha sido una improvisación de conveniencias políticas y económicas. Hay sitios en donde no hay cómo hacer vías, o como ampliar las existentes, porque las autoridades de planeación han permitido construir hasta en los andenes, sin respetar retiros.

Ninguno de nuestros políticos sabe que es un freeway, (aunque todos los conocen en Estados Unidos, Alemania y China), cómo se construye, cómo se accede al mismo y cómo se sale del mismo.

Medellín es una de las numerosas ciudades del país en donde las vías públicas, óigase bien, públicas, han sido privatizadas por los alcaldes para convertirlas en parqueaderos privados del Municipio.

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Esto para firmar contratos corruptos con particulares, como fue nuestro caso por muchos años y ahora para cubrir compromisos burocráticos hechos en campaña. ¿Cuántos son los empleados del Municipio regados por todo Medellín cobrando el parqueo en vía pública?

El municipio tiene que promover la construcción de verdaderos parqueaderos públicos por toda la ciudad. Edificios de cuatro, cinco o más pisos con dos o tres sótanos para albergar, en forma segura, en cada uno, 250 o 300 vehículos. Estos edificios son negocios factibles para el Municipio o para particulares. Pero, ahí viene el pero… la corrupción en contratación administrativa va ligada a los contratos de construcción o a los contratos de adjudicación de las licencias de construcción de estos parqueaderos. El país tiene que castigar a los corruptos. Castigarlos ya y duro.

La ciudad es inmovilizada por la gran cantidad de vehículos particulares, oficiales y de servicio público parqueados permanentemente en las calles bloqueando uno, dos y hasta tres carriles que deberían ser habilitados para facilitar la movilidad. Estos vehículos tienen que ir a parqueaderos cerrados, no permanecer en vía pública.

Los ciudadanos preferimos pagar un parqueo de 4.000 o 5.000 pesos por hora y no tener que dar explicaciones a un guarda de tránsito o a la Policía nacional que agresiva y maliciosamente nos indaga antes de hacer el comparendo. Y luego tener que ir a hacer un curso de una o dos horas para evadir el pago del 50% de una multa y a veces tener que ir a buscar con abogado el vehículo a los patios del tránsito.

Son numerosos los parqueaderos públicos que permanecen desocupados mientras las calles periféricas, con demarcación para parqueo municipal o no, permanecen llenas de vehículos.

Si usted va al despacho del alcalde de Medellín entre las 6 a.m. y las 7 p.m. y mira hacia el sur, ve todo el sector de la Bayadera lleno de carros y motocicletas todo el tiempo. Esto se resuelve con dos parqueaderos apropiados, uno para carros y otro para motos.

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Sacar los carros estacionados en las calles de todo el sector del barrio Lleras, el barrio Manila, el parque de El Poblado, el parque de Belén, la periferia del Centro Automotriz, la periferia del Hueco, todo el Chagualo, la calle 43 y toda su periferia desde el río hasta la avenida Nutibara, la Bayadera y la Calesita, Barrio Triste y otros sectores contaminados, no solo mejoraría la movilidad sino que reduciría considerablemente la contaminación en esos sectores.

Finalmente, los últimos gobiernos de Medellín han reducido la movilidad en las vías principales con la construcción de ciclorrutas que solo se usan un rato los domingos, por unos pocos ciclistas, y durante toda la semana permanecen desiertas.

Ayer y antier me tomé el trabajo de pararme de 9 a 11 de la mañana, en la carrera 52 (Guayabal), entre las calles 10 y 12. Durante este periodo pasaron dos ciclistas en sentido norte sur y ninguno en sentido sur norte.

Luego pasé por Ciudad del Río. Hice el recorrido de todo el circuito ciclístico. No vi un solo ciclista circulando por esa vía. Únicamente vi tres o cuatro cruzando, por un cruce peligrosísimo, sin semáforos, en el ingreso al Barrio Colombia, en dirección sur norte.

Excelente uso de los recursos públicos… en favor del alcalde y de los contratistas. No toleremos más esto.

Por : Luis Avelino González

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