O todos en el suelo

 
Por: Juan Carlos Franco
Una de las exigencias mínimas que se le hacen a un gobernante es la coherencia. Que si va a ser muy estricto en algún tema, entonces que lo sea con todas las personas y en todos los momentos. Y no que vaya acomodando sus decisiones y actos de modo facilista, para terminar siendo percibido como injusto o poco ecuánime por distintos grupos de sus gobernados.
Alonso y sus muchachos nos piden que dejemos los carros guardados ya no por 4 sino por 8 horas a la semana. Y nos presentan argumentos fuertes para sustentar la idea, siempre orientada a reducir trancones y contaminación. Sabemos que no es una idea muy original ni muy efectiva, pero al menos fija una posición clara y valiente frente a un tema tan complejo como la patética falta de infraestructura de la ciudad.
Listo. Muy bien, Alonso, haremos el sacrificio. No muy gustosos, pero lo haremos. ¿Y qué te pedimos en contraprestación? En realidad no es mucho, sólo que seas coherente: Que ya que estás tan preocupado con defender nuestro medio ambiente, seas igualmente estricto con las volquetas, buses y camiones, que son los que verdaderamente ensucian el aire en esta ciudad.
Que cuando uno de tus guardas detecte uno de estos vehículos vomitando gases negros y nauseabundos, inmediatamente proceda a detenerlo y enviarlo a mantenimiento obligatorio. No te dejes echar el cuento de que el combustible es muy sucio, que la culpa es de Ecopetrol, que dentro de unos años tal vez esto mejorará… Algo hay de eso, pero la verdad monda y lironda es que el mantenimiento de muchos de esos vehículos es casi inexistente, por decir lo menos.
La prueba está en que sí hay algunos con emisiones muy tolerables, consumiendo el mismo combustible.
¿Cuál es el sentido de exigir revisiones técnico-mecánicas y control de emisiones de los vehículos particulares con más de 2 años de circulación, y no hacer nada por controlar a los peores infractores?
Una medida de control ambiental, tomada por un alcalde coherente y con pantalones, orientada a restringir la circulación de estos vehículos sería muchísimo más efectiva que ponerles un pico y placa. Incluso podría llevar a la altamente deseable chatarrización de los peores vehículos, pues en no pocos casos será más barato salir de ellos que repararlos. Y ahí sí se transmitiría el mensaje de que en esta ciudad, gústele al que le guste, nos pusimos las pilas ambientalmente hablando.
Pero claro, es mucho más fácil y cómodo para el guarda enfocarse en controlar los automóviles por el pecado de circular en hora prohibida, que medírsele a parar un bus, camión o volqueta por contaminante. Ya imagino los pleitos por el derecho al trabajo por parte de dueños o conductores, a lo que cabría preguntar cómo obtuvieron ellos el derecho de ensuciarnos el ambiente de modo tan abusivo e impune.
Mejor dicho, Alonso. Si vas a ser valiente y exigente, te lo agradecemos. Pero que seas valiente y exigente con todos. No hacerlo sería una burla a los 500.000 o más conductores que juiciosamente buscaremos opciones para no circular en tus horarios prohibidos. O todos en la cama…

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