No coma más mentiras

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Ya está en vigencia en Colombia la Ley Comida Chatarra, promovida por la fundación Red PaPaz. Pero su implementación no es pan comido.

No tuve que pensar – ni un segundo – el título de esta columna. No coma más mentiras se denomina una campaña que desde 2017 hace parte de una de las estrategias mediáticas implementada por la fundación Red PaPaz*, gestora y responsable de que hoy exista en Colombia la Ley Comida Chatarra.

Más vale ser vencido diciendo la verdad, que triunfar por la mentira.

MAHATMA GANDHI

Conociendo el ámbito mezquino y la cultura fenicia o mercantilista que ronda el Congreso, esta ley puede considerarse como un auténtico parto legislativo (léase triunfo), dada la importancia económica del sector productivo directamente afectado y su agresivo e hipócrita talante, el cual agudiza e implementa cada vez que le tocan un milímetro cuadrado de sus intereses. La ley en cuestión exige: “… informar a los consumidores de una forma clara, concreta y sencilla cuando un producto está excedido en azúcares, sodio y grasas, para que sea el consumidor quien tome la decisión de comprar o no comprar, usando información clara y suficiente” (sic).

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A la fecha, bajo la premisa No coma más mentiras, se han emitido cinco mensajes de bien público que buscan aumentar la conciencia sobre la necesidad de que Colombia implemente medidas recomendadas para la reducción de los altos niveles de obesidad y sobrepeso en el país. Los mensajes referidos han generado una amplia aceptación en la opinión pública; sin embargo, el trabajo a futuro no será pan comido.

Observemos algunas declaraciones de la directora de Red PaPaz (Carolina Piñeros), quien hace la siguiente denuncia: “Algunos congresistas cambiaron su voto, después de haber recibido presiones en el recinto, es muy triste ver el papel del ministerio de Comercio, el papel del ministerio de Salud empeñados en ponerle un palo en la rueda al proyecto”.

Además sostuvo que dichos ministerios, más el del Interior, junto con la ANDI, estaban en el recinto del Congreso sentados con un computador y un excel, pidiéndoles a todos los congresistas que cambiaran sus votos para ir en contra de la Ley Comida Chatarra.
Aclaremos: fueron cinco años de procesos de documentación, investigación, tramitación, tolerancia y paciencia para que la academia y la sociedad civil lograran materializar una ley que, sin eufemismos, apunta en favor de la salud pública y los derechos humanos. Seremos vigilantes incondicionales de su aplicación.

La mentira es una herramienta básica de la corrupción; quien es mentiroso es corrupto. Hoy los argumentos esgrimidos por congresistas y empresarios para oponerse a la Ley Comida Chatarra son absolutamente engañosos: son corruptos. Del Congreso nunca he esperado acciones ejemplarizantes; pero constatar que la ANDI se preste para este tejemaneje, sencillamente me da agriera.

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