Las páginas de Al Pie de la Letra 

Tres décadas de vida recogen una historia de libros abiertos. Al Pie de la Letra celebra.

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En 1993 nació Al Pie de la Letra. En esa época tan intensa, cuando la violencia agitaba las ciudades y los pueblos de Colombia, Medellín vio nacer un sueño. Moisés Melo y su hermana Gloria, al lado de otros socios, dieron vida a una librería que se ha consolidado con el paso del tiempo. Su primera sede fue en el sector de Brasilia, en un pasaje de cielo abierto que se convirtió en punto de encuentro. Y aún lo es.

Muchas páginas han sido leídas desde entonces motivadas por la fuerza de esta Librería independiente. La familia Melo continúa dirigiendo sus coordenadas. De sus primeros socios solo queda Gloria, economista, y desde hace algunos años la acompaña como socia su hermana Blanca, historiadora, la profesora de la Universidad Nacional, quien por años iluminó el pensamiento desde sus aulas. Ellas dos se le midieron a continuar este sueño, con un convencimiento: el libro impreso sigue vivo. 

En sus inicios, recuerda Gloria, comenzaron a hacer visible la Librería de múltiples maneras. Iban a donde los invitaban, visitaron distintas regiones de Antioquia llevando su cargamento sagrado de palabras. Comenzaron a organizar ferias del libro en algunas empresas; la primera de ellas fue Suramericana, cuando Nicanor Restrepo era su presidente, quien se convirtió en aliado de este sueño. Llegaron a otras compañías del Valle de Aburrá, a colegios, a hospitales como el Pablo Tobón Uribe. Llegaron las ferias del libro, los eventos académicos. Y el apoyo de Comfama y Comfenalco, también aliadas a lo largo de estos años.

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La economista Gloria Melo dirige Al Pie de la Letra con la historiadora Blanca, su hermana y socia. Ambas llevan las riendas de un sueño con su alma de buenas libreras. 

En su pasado, quedan una sede en el Centro Comercial Oviedo y otra en Bogotá. Luego abrió en el barrio Carlos E. Restrepo, en el lugar donde hoy está Exlibris, que dirige Patricia Melo, otra de las hermanas con alma de librera.

La sede en Brasilia continúa, y en agosto de 2015 inauguraron en Ciudad del Río, a donde llegaron cuando el Museo de Arte Moderno se expandió. Dos sedes que se han convertido en espacios para el pensamiento, que acogen a lectores que no solo buscan un libro, sino la conversación bien adobada, la asesoría consciente, el saberse escuchados. Han logrado crear una comunidad.

DESDE SU PÁGINA WEB SE RECOMIENDAN LECTURAS, ALGUNAS DE ELLAS HAN CONTADO CON LOS ACERTADOS COMENTARIOS DEL PROFESOR JORGE ECHAVARRÍA.

Al Pie de la Letra tiene una particularidad: desde su fundación se propusieron ser más que vendedores de bestsellers. Así que, aunque esos títulos también están, allí el lector curioso encuentra libros sobre filosofía, arte, antropología, arquitectura, ecología, ciencia, historia y política, entre muchos otros asuntos. Y, resulta un lugar maravilloso para los niños y los jóvenes por su variada oferta para ellos. 

No basta con exhibir libros y esperar a los futuros clientes. Tampoco basta con la mística del buen librero ni del buen lector. Su sostenimiento debe tener varios ingredientes: la cuidadosa gerencia y administración, el rigor para la selección de títulos, la calidad humana de sus empleados, los amigos que asesoran y acompañan, la fidelidad de los compradores que siempre regresan como a su casa.

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Una Librería que se expande fuera de sus dos sedes y hace presencia en ferias del libro, en empresas y en instituciones educativas.

A lo largo de estos años desde Al Pie de la Letra se han liderado algunos eventos: antes de la Pandemia, la reunión de cada mes con escritores y lectores era un inspirador programa; el Salón Infantil y Juvenil, en Fiesta del Libro, que se hace con Exlibris, resulta ser el punto en el que niños y jóvenes encuentran libros fascinantes por su contenido escrito e ilustrado. Además, en las dos sedes se presentan novedades bibliográficas y se realizan charlas. 

 Gloria Melo dice que trabajar en una librería es delicioso porque todos los días son distintos. Abrir las cajas cargadas de libros emociona, es una alegría conversar con los visitantes en una interacción permanente y escuchar a aquellos asesores que les dicen que este u otro título vale tenerlo.

Sentir el mercado del libro tan vital da esperanzas. “Se trata de escuchar al otro, conocer al cliente es primordial en este oficio. Y no censurar por lo que se lee”, estas también son cualidades del buen librero, además, claro, de saber lo que hay en los anaqueles y ser muy buen lector.

En la sede de Brasilia, los viernes, es común ver a un grupo de lectores conversando sobre libros y escritores. Este es un encuentro que se conoce como “El Murito”, allí se reúnen los amigos de la Librería, esos fieles que siempre la han tenido como su casa. Todos estamos invitados.

Los libros llaman a sus lectores. Al Pie de la Letra se ha convertido en un centro para la cultura y la promoción de la lectura. Una comunidad la rodea.

Se convida a viajar por el universo de los libros. Con carisma y mística hay un llamado a dejarse envolver por los volúmenes bien expuestos que convocan desde la vitrina. Alguien dijo que en las librerías es donde la naturaleza humana se hace más débil. Tiene razón. Decirle que no a un volumen que se desea es difícil. Más en Al Pie de la Letra. Y Gloria y Blanca Melo, así como quienes las acompañan en las sedes de Brasilia y Ciudad del Río, gozan, también, con aquellos que salen felices luego de elegir un título.

¡Celebramos estas tres décadas con Al Pie de la Letra!

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Cifra: 2015 Ese año se inauguró la sede ubicada en el sector de Ciudad del Río, al lado del Museo de Arte Moderno de Medellín.

30 años de vida y un recorrido sin pausa. Al Pie de la Letra ha sido coherente con sus objetivos desde su fundación en 1993.

ES UNA CITA

La celebración de estos treinta años de Al Pie de la Letra será el miércoles 22 de noviembre a las 6:30 de la tarde, en el auditorio de Suramericana Central. Se premiará el concurso de cuento “Estando en una librería”, que se convocó para conmemorar estos años de vida, y habrá concierto con la pianista colombiana Ana María Orduz. Un encuentro que seguramente será tan cálido como han sido estos años de la historia de una librería que tiene un alma que ilumina el pensamiento y la alegría que da la lectura.

Los ganadores del concurso son:

Primer puesto: En rojo: librerías, de Cindy Andrea Peña Aristizábal 

Segundo puesto: El libro pedante, de Álvaro Olaya Peláez 

Primera mención: Una lectura en pausa, de Mauricio Vanegas Gil 

Segunda mención: El estante blanco, de Walter Alfredo Salas Zapata 

El jurado estuvo integrado por los escritores Jairo Morales Henao, Juan Diego Mejía y Claudia Ivonne Giraldo G.

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