“Las grandes obras siempre tienen dificultades”

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¿La ciudad se tiene que resignar a esa condición de la obra pública? ¿Plazos, presupuestos y parámetros de calidad y de funcionalidad son solo postulados de probabilidad?

Lo dijo el exalcalde Aníbal Gaviria, durante la inauguración de la etapa 1A de Parques del Río, tras ser consultado por los inconvenientes en presupuesto y plazos del proyecto, además de los debates ambientales y la polémica con un sector de residentes y usuarios.

Su respuesta perfectamente aplica a las obras del plan de Valorización ejecutadas en El Tesoro con la transversal Superior, en Los Balsos con la Inferior, en Los Parra y la conexión con Patio Bonito. También describe el puente de la 4 sur, que suma 53 meses en servicio, el parque biblioteca España, el metroplús, en la estación San Pedro y los primeros 12,5 kilómetros, que demandaron plazos adicionales y la triplicación del presupuesto, y, ni se diga, el metro.

Cambian los funcionarios, pero el régimen de dificultades en las obras se sostiene. Para el caso de Parques del Río, fue entregada en agosto, no en enero, y la etapa 1B demanda una adición presupuestal de $96.580 millones.

Frente a la administración pública se suele afirmar que los alcaldes corren a inaugurar obras, así estén incompletas o defectuosas, para llevarse el crédito y para no cederlo a su sucesor. No obstante, en los proyectos señalados, justo han sido los sucesores los que han corrido con los retos administrativos de presupuestos y plazos y con el costo político de dar la cara ante una ejecución que quedó en deuda con la ciudadanía. Claro, luego dejan la suya. En un gesto presentado como de reconocimiento, Aníbal Gaviria en su momento invitó a Alonso Salazar a la apertura del puente de la 4 sur, lo mismo ocurrió esta semana en Parques del río con Federico Gutiérrez y su antecesor.

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“No quiero detenerme en dificultades, las grandes obras tienen dificultades y los gobernantes estamos para superarlas”, señaló Aníbal Gaviria en Parques del río. La contrapregunta que no fue posible hacerle, y que les cabe a todos los líderes de las anteriores administraciones, es si la ciudad se tiene que resignar a esa condición de la obra pública; si plazos, presupuestos y parámetros de calidad y de funcionalidad son solo postulados de probabilidad.

Entretanto, el contribuyente de Medellín cumple. Es la fama que se ha labrado. Lo hace, además le toca: cómo no, si el sistema no le admite falla alguna y se la cobra con recargos de intereses de mora o con jurisdicción coactiva.

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