La hora pico en Medellín se corrió 60 minutos

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Tras 11 años de implementación y un aumento significativo en el parque automotor, la aplicabilidad del pico y placa sigue siendo cuestionada por expertos
Fotos Juan David Caicedo
Por Laura Montoya Carvajal

Por un taco causado por un accidente de tránsito, al conductor Juan David Castaño le tomó 45 minutos más de lo habitual realizar el trayecto desde La Castellana hasta Los Molinos por la avenida 80. En día de pico y placa, su viaje fue considerado como infracción y recibió una multa por no poder llegar a su destino antes de hora ordenada por la medida.

“Normalmente uno ya debe contar mínimo media hora de tacos si va por vías principales. La 80, la 33, la 65, las avenidas Las Vegas y El Poblado, incluso la autopista y todas las transversales de El Poblado”, indica Castaño.

Para el Subsecretario técnico de Movilidad, Donald Calle, la medida de pico y placa, que comenzó a regir en 2005, busca que las horas pico se aplanen al distribuir el flujo en horas valle.

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En su opinión, el aumento del parque automotor hace que la congestión vehicular sea más común y este tipo de situaciones, como la que le pasó a Castaño, sean más frecuentes. “La idea es que las personas hagan uso de otros modos de transporte para esos días que tienen pico y placa. En parte la responsabilidad de la congestión la tienen los usuarios que salen muy cerca al comienzo de la aplicación de la medida, con lo que corren el riesgo de que ante cualquier percance que haga anómala la movilidad queden incluidos en la restricción”, asegura.

Según John Jairo Posada, doctor en ingeniería y docente asociado de la Facultad de Minas de la Universidad Nacional, las horas pico en la ciudad se desplazaron, contrario a lo planteado por Calle como el objetivo de la medida. “La hora pico se desplazó por ejemplo a las 8:30 o 9 a.m., porque los vehículos salen a circular cuando termina la restricción, sin modificar sus medios de transporte. Eso tiene una serie de consecuencias económicas y sociales muy delicadas”, explica el experto.

Posada también argumenta que si bien es necesario que los conductores busquen movilizarse de otras formas, la medida en este caso “no funciona bien porque habría que ofrecer alternativas eficientes de movilización. La única es el transporte público, pero hay que hacerlo más eficiente y adecuado para las necesidades del usuario, en tiempo y movilidad. Muchos usuarios desplazan sus horarios para no perder la comodidad de su vehículo”, dice.

El funcionario de la Secretaría de Movilidad anticipa que esta situación podría mejorar en los próximos años. Según él, en el Plan de Desarrollo recientemente aprobado se plantea una oferta amplia y mayor de transporte público. “La mayoría de los recursos están hacia corredores de transporte y en los modos no motorizados, especialmente las ciclorrutas”.

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En concepto de Posada, la medida puede llegar a límites de uso gracias al crecimiento del parque automotor, que la hace obsoleta. El Subdirector técnico concluye que, si la medida fuera a ser retirada, podría haber varios caminos. En otros países y ciudades como Bogotá, dice, ha evolucionado a cobros por congestión o peajes urbanos. “En Medellín no actuamos sobre la tenencia de vehículos, porque esto tiene unas implicaciones a nivel nacional y también en la industria y el empleo”.

“Si seguimos pendientes de medidas restrictivas e impositivas se va a generar un malestar. Lo ideal es usar la oferta que va haciendo la administración en brindar transporte público y cobertura de ciclorrutas y bicicletas públicas”, completa.

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