Juan Pablo Culasso y un documental por Colombia

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Ver con los oídos
Juan Pablo Culasso y un documental por Colombia
Un joven uruguayo de oído absoluto se une al talento local para la creación de un documental que retrate la sonoridad colombiana

Hace cinco años y medio caminan juntos. Ronja (se pronuncia Rania) lidera el camino con sus cuatro patas peludas y rubias, y con la sorprendente capacidad de concentración de los perros lazarillos. En los ratos en los que no está guiando a su amo, o trabajando como diría este, la perrita labradora y Juan Pablo Culasso dejan ver inevitablemente el fuerte lazo de amistad entre ellos. Juan Pablo Culasso también es sorprendente, aunque ya se ha acostumbrado a que muchos muestren primero un interés en Ronja y luego en él.

Desde que nació, Juan Pablo ha visto el mundo con los oídos. Sin la posibilidad de poder matar una tarde de la infancia con dibujos animados en la televisión, sus padres recurrían a las enciclopedias auditivas para que se entretuviera con los sonidos de las aves argentinas. Si bien la familia era de Uruguay y vivía allí en ese entonces, las aves de la región no distaban mucho de lo que el niño escuchaba en la enciclopedia. Aunque el oído era su comunicación fundamental con el mundo, no esperaba encontrarse con tal habilidad que un buen día la profesora de piano le anunció: su oído no era normal, era absoluto.

No fue muy dramático, según lo recuerda Juan Pablo, era solo una característica más. Sin embargo, sabe que esa capacidad la anhelaría de rodillas cualquier músico. Puede determinar qué notas de la escala musical suenan cuando una piedra cae en el agua, puede oír con precisión el aleteo de unos cisnes a 2 km de distancia y mientras conversa con Vivir en El Poblado oye un camión en el parqueadero y puede determinar las notas de la alarma de la reversa… beep beep beep. No tolera muy bien los sonidos más agudos, se va rápido de los lugares donde el volumen de la música está muy alto, pero le encanta escuchar rock –como el de Ac/Dc– o la música orquestada de la Royal Philharmonic.

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Ronja, fiel compañera de Juan Pablo

Pero no es solo eso, Culasso tiene una memoria excelente. Esto le ha permitido memorizar e identificar más de 500 cantos de aves con solo escuchar un fragmento de sus trinos. ¿Para qué? Para hacer sus propias grabaciones y lanzar un CD con voces de las aves del pantanal, por ejemplo. Para dar charlas y conferencias como próximamente lo hará en TEDx Durazno, Uruguay, y en la charla inaugural del Cuarto Congreso de Ornitología en Ecuador, o para nutrir el Archivo Sonoro Neotropical en Brasil, país donde vive hoy. Allí fue a dar porque en Uruguay no encontró muchas oportunidades para estudiar una carrera con su discapacidad visual. Y allí, en Brasil, fue donde aprendió todo sobre la grabación de sonidos, aprendió a manejar los equipos y se apasionó aún más por los paisajes sonoros y las aves.

Ana Cristina Monroy. Foto cortesía

En Brasil también conoció a la documentalista colombiana Ana Cristina Monroy, cuando ella visitó el set de Supercerebros de Nat Geo, certamen que Culasso ganó. Ella, una contadora de historias audiovisuales, muy enfocada en la memoria y temas dolorosos como el conflicto armado, excombatientes, pobreza y activismo, estaba buscando una historia diferente. Estaba buscando una historia de amor y la encontró en Juan Pablo y su vida dedicada a la captura de cantos y sonidos. Fascinada además por el personaje y su humor negro, invitó a Juan Pablo a que hicieran un documental recorriendo y reconociendo los sonidos de Colombia.

Juan Pablo vino a Colombia (por otro motivo) pero fue la oportunidad –en el Nevado del Ruiz– para empezar a maquinar con Ana lo que se ha convertido hoy en un proyecto difícil, con esfuerzo financiero, de mucho descubrimiento para ambos, pero hermoso y decididamente en marcha. La primera etapa consiste en los recorridos que hicieron en Antioquia y Amazonas.

Allí, en la selva, cuando cae la noche, no hay silencio. Juan Pablo recuerda cómo una infinidad de capas sonoras, entre las cuales brilla la de los insectos, ahogan ruidos altos como el motor de una lancha. Ana recuerda las tormentas eléctricas de cinco horas de duración, con rayos horizontales y una iluminación de 360 grados. Otras sorpresas y descubrimientos se los dejarán al espectador cuando el documental esté listo.

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La segunda etapa será Orinoco, Pacífico, desierto y Nevado del Ruiz. Ana espera tener rodado completamente en diciembre lo que será un retrato humano de Juan Pablo y un retrato sonoro de Colombia con todo su esplendor de riqueza visual.

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