Jericó celebró por quinta vez su Hay Festival

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Otra vez Jericó abrió sus puertas al Hay Festival, y, por ahí derecho, a los miles de visitantes que aprovechan la ocasión para conocer (o re-conocer) esa maravilla de municipio antioqueño. Y siempre quedan descrestados, y con ganas de volver.

La quinta versión del Hay Festival Jericó, que se realizó entre el viernes 20 y el domingo 22 de enero, fue un evento que colmó todas las expectativas y llenó todos los escenarios. Encuentros de música en el parque, en los bares y en las casas; conversaciones programadas en los teatros, y espontáneas, en las cafeterías y restaurantes; encuentros esperados, y otros no tanto. Aprendizajes, reflexiones, descubrimientos.

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Con la impecable organización de Comfama y la eterna disposición de los jericoanos para recibir a los visitantes, el Hay Festival 2023 contó con la presencia de más de 40 invitados y organizó alrededor de 60 actividades. Cerca de 10 mil personas (2 mil más que el año pasado) disfrutaron de las conversaciones con Laura Restrepo, Pablo d’Ors, Elisa Guerra, Yayo Herrero, Alonso Sánchez Baute, Santiago Rojas, Paula Moreno, Horacio Benavides, Mónica Quintero, Juan Mosquera, Manuela Gómez, Indhira Serrano, Daniel Mordzinski y Santiago Beruete.

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Y, en las noches, disfrutaron la proyección de Los reyes del mundo, dirigida por Laura Mora, el montaje El día que me quieras, del Teatro Popular y la Orquesta Filarmónica de Medellín, y el concierto Ruiseñora, de Andrea Echeverri.

“¿Para qué sirve la literatura? Seguramente para nada… pero nos sirve para que tú y yo conversemos sobre estos temas, y conversemos con todos los demás. La literatura de alguna manera nos devuelve nuestra propia imagen”.

Laura Restrepo, escritora.
Laura Restrepo, escritora.
Laura Restrepo, escritora.

Hay mucho que contar de este maravilloso evento, y cada asistente al Hay Festival podrá nombrar sus encuentros inolvidables. Nosotros escogimos tres conversaciones distintas, tres personajes, tres libros: Laura Restrepo, Indhira Serrano y Santiago Beruete.

Un trozo de tierra, Santiago Beruete

Un trozo de tierra, Santiago Beruete

El cierre del Hay Festival Jericó 2023 fue un homenaje a las montañas, al verde y a la vida de este municipio del Suroeste antioqueño, donde la naturaleza es un tópico presente y cotidiano. Pero en la conversación de Santiago Beruete con Rosana Arizmendi, el tema adquirió otro nivel.

El español Santiago Beruete, académico, filósofo y jardinero, habló de un tema recurrente en sus libros: los jardines y su relación con los seres humanos, desde una mirada filosófica.

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“Un jardín es un gran maestro. Un huerto es un gran maestro”, dijo, resumiendo en esta frase una relación íntima y profunda con la naturaleza, aprendida desde la infancia, al lado de su abuela.

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“Los jardines son una imagen visual de la buena vida. El bienestar y el bien ser está alrededor de las plantas”, afirmó Beruete en la charla que se realizó en el Museo de Arte Religioso. Un concepto que se entiende mejor en sus cuatro libros publicados: Jardinosofía: Una historia filosófica de los jardines; Verdolatría: La naturaleza nos enseña a ser humanos; Aprendívoros: El cultivo de la curiosidad; y Un trozo de tierra, recientemente publicado.
Qué mejor forma de cerrar el Hay Festival Jericó, con este mensaje urgente sobre la necesidad de preservar el medio ambiente, y esta propuesta de forma de vida, profunda y esperanzadora.


Rosa la crespa, de Indhira Serrano

Rosa la crespa, de Indhira Serrano

La presentación de un libro infantil, Rosa la Crespa, fue la puerta de entrada a la profundidad de las reflexiones que la exmodelo y actriz colombiana Indhira Serrano hace y comparte sobre los imaginarios que nosotros debemos cambiar desde adentro. En conversación con el periodista y escritor Juan Fernando Mosquera, Indhira habló de los cinco temas que, desde hace seis años, la tienen recorriendo el país: “El merecimiento, el autorreconocimiento, la colaboración entre pares, la empatía y el empoderamiento”.

Para Indhira, Rosa La Crespa es “un libro circular, porque al leerle un cuento a un niño, los padres hacemos nuestras propias reflexiones”. Una forma poética de plantear un problema que corroe lo más profundo de la sociedad colombiana: “El racismo que hay aquí es supremamente peligroso, porque de él no se habla”.

En sus talleres de imaginarios, Indhira habla de “la vergüenza americana”, es decir, esa renuncia que hemos hecho a nuestras identidades indígena y afro, y no nos permite reconocer que esa mezcla es precisamente nuestra fortaleza: “Lo que nos hace poderosos es que no tenemos solo un tatarabuelo francés, sino también un tatarabuelo africano y un tatarabuelo indígena americano; y es el momento en que lo abracemos con orgullo, para poder entender todo el potencial que tiene”.

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Sus reflexiones están basadas en las experiencias personales, y por eso tienen tanta fuerza. Habla de “solidaridad entre pares” a partir de sus inicios como modelo, cuando en las pasarelas empezaron a incluir una modelo negra para “darle colorcito a esto”. Todas las modelos afro competían por ese único puesto, “hasta que nos dimos cuenta de que no teníamos que pelear entre nosotras. Yo no tengo que ser mejor que ella, tengo que ser mejor que todas, y eso hizo que el espacio se abriera”.

Habla de empoderamiento a partir de una situación en la que otra joven negra, “una diosa impresionante”, empezó a quitarle el puesto. “Y un fotógrafo maravilloso, que es mi mentor, me dijo: cuando alguien viene detrás de ti, por debajo de ti, y está en posición de quedarse con tu puesto, es porque ha llegado el momento de crecer”. Y demuestra cómo el autorreconocimiento, “impulsado por mi madre, que me enseñó a creer en mí”, es el que puede marcar la diferencia.

La conversación de Juan Fernando Mosquera e Indhira Serrano mereció aplauso cerrado del público reunido en el Teatro Santamaría, cuando la invitada pronunció la frase final: “Las fuerzas que se enfrentan en el planeta no son el amor y el odio, sino el amor y el miedo. El racismo y el clasismo son alimentados por el miedo al diferente, como una idea de que va a acabar conmigo, como una idea de que me va a quitar mis privilegios, como una idea de que no hay para todos. ¡Ustedes viven en un lugar de este planeta que se llama Jericó, y aquí es evidente que sí hay para todos!”.


Canción de antiguos amantes, de Laura Restrepo

Canción de antiguos amantes, de Laura Restrepo

La escritora Laura Restrepo pidió prestado al Cantar de los Cantares el título de su libro: Canción de antiguos amantes, porque no quería que fuera una narración parecida al apocalipsis, a pesar de que la historia transcurre en ese lugar del mundo donde es palpable la desolación y la degradación: Yemen.

Laura Restrepo estuvo en el Hay Festival Jericó, y conversó el sábado 21 de enero con la periodista Luz María Sierra sobre esta, su última obra, una fascinante historia que combina el pasado y el presente de ese lugar remoto donde empezó la historia de la humanidad. La novela se fraguó hace cerca de ocho años, cuando la escritora fue invitada por la organización Médicos sin Fronteras, con otros periodistas internacionales, a conocer y narrar su presencia en las zonas de guerra: “La finalidad -contó Laura- es visibilizar conflictos olvidados en el mundo, que se vuelven invisibles para los medios por ser tan largos, como el de Colombia.

Llevan a un escritor y a un fotógrafo para darle un enfoque más literario a lo que está pasando en las grandes crisis humanitarias”. Laura Restrepo estuvo en el campamento de refugiados sirios, en Yemen, Somalia y Etiopía; antes había ido a la India y a México, con el mismo propósito.
“Cuando me invitaron a Yemen -cuenta-, yo solo tenía una referencia de ese país: la reina de Saba, única mujer que aparece en la Biblia; no porque era santa, ni porque era puta, ni porque mató a nadie, sino porque era sabia y poderosa”. Entonces Laura se aventuró a hacer ese viaje a un lugar “tan lejano, y al mismo tiempo tan cercano: es nuestra misma gente, el mismo desplazamiento, la misma migración; son mujeres con sus hijos buscando ese lugar imposible donde la vida sea posible”.

Según contó Laura Restrepo en su charla del Hay Festival Jericó, al llegar a Yemen con ese personaje en la cabeza se encontró con la realidad dolorosa de la migración y la miseria, y se olvidó del mito bíblico de la reina de Saba. “Pero fueron las mismas mujeres las que me dieron la clave: cuando me arrimaba como reportera a preguntarles quiénes eran, me decían, con arrogancia, ‘yo soy descendiente de la reina de Saba’. Como quien dice, `tú quién eres, aquí me ves en harapos y mendigando, pero yo pertenezco a una cultura milenaria que va a subsistir cuando de la tuya no queden sino cenizas’. En ese momento, ellas me permitieron unir el mito con la realidad”.

Y ese es el hilo conductor y el trasfondo de Canción de antiguos amantes. Una obra maestra de Laura Restrepo, en la que dice haber “echado los restos”. Un libro de ficción que muestra las herramientas de una gran reportera, tal como lo describe la editorial en la reseña de la contraportada: “…una audaz amalgama de géneros, épocas, ritmos profanos y bíblicos”. No es un libro fácil para el lector, como no lo fue fácil para la escritora: “Me demoré siete años y le trabajé durísimo, por una razón muy biológica, digamos. Yo ya calzo un pocotón de años, y dije, ¿cuánto tiempo le funciona a uno bien la memoria como para armar una novela grande? Leí como loca. Dije, si se me van a acabar las neuronas, démosle este último impulso”.

El resultado es un canto de esperanza, en medio del dolor de los migrantes: “Esas mujeres nos enseñan cómo se lidia con todas las crisis que se vienen. A mí lo que me fascina de ellas es esa capacidad de resistencia: son esbeltas y activas, y hasta podrían decirse que nos miran por encima del hombro. Aunque no tienen zapatos, hay un aire imperial en su forma de andar; las asedian el hambre y la sed, pero avanzan con disciplina de escuadrón y tienen arrojo de batallón. (…) A mí lo que me gusta es la rebeldía, la fortaleza con la que la gente sobrevive”.

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