De la Boquería a la Minorista

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Lo que más me sorprendió, fue uno de los mejores restaurantes que he visitado en Medellín en muchos años, mucho mejor que varios muy pinchados con inversiones millonarias

Adoro los mercados con los olores, los colores de las frutas y los vegetales frescos, el ambiente y la bulla de la gente ofreciendo sus productos. Nada más sexi que el ombligo de una señorita desgranando maíz. Son sitios ricos para relajarse y sobre todo para aprender, porque por mucho que uno conozca, siempre habrá algo más para descubrir. Los mismos supermercados modernos de Medellín son fuente vital para un cocinero, y bien buenos que los tenemos.
Ahí está la Virgen, he conocido mercados y plazas de mercado en muchas partes y hasta hace poco, la Boquería de Barcelona se llevaba mis elogios como la mejor plaza, pero después de una invitación rica, estoy casi seguro que probablemente la mejor, la que más me ha gustado, la tenemos aquí mismo bajo las narices. La José María Villa.
A la Minorista mucha gente le tiene pereza por los alrededores y es necesario mejorarlos, pero una vez llega, encuentra parqueaderos cubiertos y una sorpresa tras otra. Otros le temen a la inseguridad pero todo el mundo dice que es muy segura y se siente en el ambiente. La limpieza es notable lo mismo que la ausencia de malos olores; ni siquiera las pescaderías huelen mal.
La plaza dividida por secciones es muy organizada. Por supuesto la que más me llamó la atención es toda una galería de arepas de todos los tamaños y formas con varias realmente buenas. La zona de carnicerías es extraordinaria. Hay que hacerle reconocimientos al gobierno municipal, a la administración de la plaza, a los comerciantes y, especialmente, a la Secretaría de Salud, de donde me imagino proviene tanta organización y aseo. Medellín necesitaba una plaza así para seguir en su proceso gastronómico.
Pero de todo, lo que más me sorprendió, fue uno de los mejores restaurantes que he visitado en Medellín en muchos años, mucho mejor que varios muy pinchados con inversiones millonarias. Se encuentra en uno de esos rincones sorprendentes de esta plaza: “Aquí Paró Lucho”. Su carta hablada tenía ese día: Salmón grille, solomito demiglase con hongos, róbalo a la parmesana, costillas asadas y varios platos criollos extraordinarios como la sobrebarriga sudada que me comí, además bebidas ricas como tinto de verano, limonada frapé, jugos, todo perfectamente preparado. En ningún mercado de ninguna parte había conocido un sitio tan agradable y con una cocina tan exquisita. Me le quito el sombrero y como le dije a Lucho: me da mucha envidia de la buena un negocio tan espectacular. Y todo el mundo dice que hay otro que vende un sancocho de pescado impresionante. Sitios para llevar con mucho orgullo a chef y visitantes del exterior; qué rico, a mí me va a dar algo que no veo la hora de volver.
¿Porque me quedo con la Minorista? La Boquería es carísima, un café con un pan y una tajada de jamón vale unos 60.000 pesos; los españoles son bastante mala clase con los “sudacas” y rara vez se bañan, por lo que huelen horrible; su oferta es grande en pescados mediterráneos con sabores muy ajenos a nosotros, pero en frutas y verduras no nos llegan ni a los tobillos. Y porque la Minorista es nuestra, es en Medellín, tiene nuestro sabor y gente extraordinaria, bien bañada y muy dispuesta a atenderlo y a enseñarle.
Cambiando de tema, hasta que las autoridades de salud no hagan pruebas y den su dictamen, yo le sugiero a la gente, especialmente a los restaurantes, que investiguen en la red sobre el pescado llamado basa o panga que venden como róbalo o bagre importado. Este proviene del Vietnam, de uno de los ríos más contaminados del mundo, y ha sido prohibido en muchos países ya que, según dicen los estudios, contiene toda clase de venenos químicos y orgánicos, además de un proceso para forzar su crecimiento con inyección de sustancias perjudiciales para la salud. La cría atiende a sistemas absolutamente antiecológicos. Le escribimos a las autoridades sanitarias locales solicitando una investigación ya que el escándalo es mundial y estamos invadidos. Vale la pena llevar unas muestras al laboratorio para clarificar pronto la situación.
Los espero por Facebook (no me explico cómo vivimos sin esto), en el blog La Cocina de Molina y en [email protected]
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